sábado, 29 de noviembre de 2008

¿Cómo reconocer la música romántica?

Hace un par de años hice un trabajo sobre el moviviento romántico en la historia de la música. De él sólo recuerdo ésto:
Criterios para reconocer una partitura romántica:


1. Gusto por el virtuosismo y los alardes técnicos.

2. Melodías bellas y apasionadas. A veces adquieren un sabor nuevo debido a la incorporación de giros melódicos procedentes de la música tradicional o popular.

3. Empleo muy flexible del movimiento y la pulsación: el movimiento se modifica a lo largo de la pieza con pequeños acelerando y retardando, que provocan una sensación de vaivén y balanceo.

4. Gran riqueza de efectos de matiz. Uso constante de crescendo y diminuendo, junto con espectaculares contrastes entre fortísimo y pianissimo.La flexibilidad en el movimiento y la riqueza de matices son las características más perceptibles de la música romántica.

5. Las armonías se enriquecieron con cambios constantes de tonalidad.

6. Aumentan las posibilidades tímbricas. Se multiplica la orquesta y adquieren relevancia los instrumentos de viento-metal. Se produce un gran auge de la música para piano.

7. Las formas llegan a tener una gran duración y se aplican de manera más libre. Simultáneamente surgen pequeñas formas que permiten una mayor fantasía y espontaneidad.

8. Todo ello da como resultado una música de gran potencia expresiva y de carácter muy marcado: tremenda y brillante a veces, recogida y lírica otras, la música romántica posee gran capacidad de evocación.

9. Timbre: La orquesta se amplía y el piano predomina por encima de todo.

Lucrecio

Este es el colofón de un trabajo que realicé sobre Lucrecio el verano pasado. En su totalidad (30 págs) trataba el amor y el poder en De rerum natura. Lo más interesante, creo yo, es esta conclusión:
"La obra de Lucrecio gozó de gran repercusión y la Roma del momento le prestó una atención tan grande que casi ni eran capaces de comprenderla sin tener en cuenta quien la escribió (un epicúreo). Ovidio nos dice que Lucrecio y su obra sólo desaparecerán cuando lo haga el mundo. Por otra parte el propio Arpinate, quien ataca a Lucrecio por ser, él mismo, un hombre que quiso hacerse poderoso, un hombre que se dejó llevar por la pasión que supone el poder, es quien se ocupa de la conservación de la obra de Lucrecio. Bickel propone que Ennio había comenzado la lucha de Lucrecio contra las ataduras religiosas romanas a finales del periodo arcaico, buscando la racionalización de los pensamientos. ¿no es esta misma la misma lucha que Lucrecio declara a la religio? La obra de Lucrecio tenemos que relacionarla mediante un proceso hermenéutico con la situación de su época, con Ennio y Cicerón, como hemos hecho, pero también con Catulo. No hay duda de que su estilo es completamente diferente; pero su suerte no. Catulo y Lucrecio, considerados no de manera demasiado grata desde el punto de vista de las naciones románicas cristianas y desde el prisma del arte europeo tradicional, en el siglo XIX con el neo-humanismo alemán se revalorizaron de tal manera que llegaron a superar en estatus a Virgilio y a Horacio. Fueron personajes que buscaron con mesura la gloria en su presente y que la encontraron en el futuro. Y la pregunta seguirá ahí ¿Cómo interpretaremos a Lucrecio en un futuro? En ese sentido nos ha llenado la mente de ideas una frase de E. Bickel: “Los proemios de Lucrecio suscitan cuestiones relativas a la historia de la transmisión, a la composición y al orden de las ideas. Pero bien mirado, en toda la obra de Lucrecio parece aflorar ocasionalmente un sentimiento de dependencia religiosa que contrasta con la radical actitud de hostilidad del autor a la religión”. ¿Es esto factible? Teniendo en cuenta la relación de Lucrecio con el ambiguo Ennio I (126-136), la paradoja que supone la elección de la forma poética (con todo lo que Platón en su Ión había afirmado que esta forma suponía) para la exposición de sus ideas, el empleo de la poesía y la relación de esta con las falsas creencias religiosas (V, 405-406) y las diferencias de estilo entre distintos pasajes (tal y como ocurría también con Empédocles), no podemos dejar de preguntarnos si Lucrecio envuelve sus teorías en papel de regalo, es decir ¿trata Lucrecio de endulzar las amargas verdades del epicureismo y por eso les da forma poética y toques religiosos? ¿O acaso no es consciente de ello? Recordemos que a Empédocles lo tachaban, como a Lucrecio, de loco, pues se conocían escritos suyos de índole religiosa y otros de índole más estrictamente científica y se creía que no tenían relación. Con Lucrecio quizás ocurra algo parecido, ya que hay quienes separan claramente en el De rerum natura pasajes plenamente expositivos y pasajes llenos oscuridad motivada por el pathos poético. ¿Es posible pensar, hoy en día, que muchas veces en la Antigüedad filosofía, literatura y religión están relacionadas y forman una compleja amalgama? ¿O tendremos que esperar a que aparezca un nuevo “Papiro de Estrasburgo” (esta vez de Lucrecio) para solucionar la compleja cuestión?"

miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿2 Culturas?

Estoy un poco harto de que se diferencie entre cultura de "elites" y cultura "popular". ¿Es real?Yo propongo otra: pero la mía diacrónicamente:
La cultura del clinex frente a la cultura del pañuelo.
¿Consecuencias del capitalismo más extremo?
Digamos que no al "usar y tirar".

Curso de Psicoanálisis: sentencias.

  1. ¿Por qué la religión? Para encontrar una salida a la falta de ser.
  2. Los psicóticos no tienen complejo de Edipo: lo bordean.
  3. Brando no fue a una guerra a la que debía haber ido (por enchufe) aunque la excusa era que lo estaban psicoanalizando.
  4. Perverso: per verso: "inclinado hacia el padre". ¿Dudosa etimología?
  5. Si reniegas niegas dos veces.
  6. Perverso: se dice que nunca llega al coito. En los prolegómenos hay características perversas; fetiches etc. El perverso se conforma con prolegómenos.
  7. Mario Conde es un prototipo de perverso.
  8. La ciencia no discute con ideologías: no se puede discutir con ideologías.
  9. El psicoanálisis es intercultural porque lo crea el lenguaje: esta es la prueba de que no sirve al machismo o al feminismo (porque está al servicio de culturas totalmente diferentes).
  10. El psicoanálisis no emite juicios de valor: ni debe ni puede hacerlo.
  11. Los delirios en un psicótico son intentos de curación.
  12. Lo inconsciente: son las cosas que hemos hecho, que queremos olvidar pero que aparecen.
  13. La ciencia es psicótica: prescinde del sujeto.
  14. Conciencia es la percepción de ti mismo.
  15. "Ser Humano": un hombre condenado a hablar.
  16. Lo que Descartes deja atrás lo recupera el psicoanálisis 200 años después: se busca el sujeto de la duda de Descartes.
  17. En psicoanálisis no hay pacientes, sino analizantes: el médico es el analista.
  18. Dios existe: es una idea imprescindible (¿en nuestra cultura al menos?)
  19. El psicótico no duda.
  20. Pulsión oral: el niño se apropia del pecho de la madre: cualquier objeto vale para la satisfacción. Zona erógena: la boca se besa a si misma: autoerotismo. La satisfacción se obtiene en uno mismo y para uno mismo. ¿Es el lenguaje quien produce las zonas erógenas? Las zonas erógenas son agujeros: ojos, ano, vagina, boca...
  21. El chupete no aplaca el hambre: aplaca la pulsión.
  22. ¿Qué es amar? Tener un A grande (A grande igual a concepto "MADRE", que no a "mama") propio y sólo de uno. Lo lógico es que entre los hermanos haya odio. se pelean por el control amoroso del A grande. El amor se les impone por el propio A grande.
  23. Pulsión oral: boca pecho------Pulsión anal: ano caca----- Pulsión fálica: sexo-----Pulsión escópica: mirada ojo----------Pulsión invocante: voca voz.
  24. Vivir no es una elección: hay que jugar limpio con uno mismo; no con los demas.
  25. Lo que para Freud es el "ello" para Heideger es el "ser".
  26. Eros: pulsiones de vida/ Thanatos: pulsiones de muerte.
  27. Eros unifica al mundo ¿Estamos ante una versión de Hesíodo? Entropía vs Energía.
  28. Si encontrásemos el amor verdadero (si existiese) moriríamos: porque dejaríamos de buscar.
  29. La anorexia es la pulsión de muerte en ejercicio. La anoréxica dice: "no quiero que me deis comida, quiero que me améis."

domingo, 23 de noviembre de 2008

Pulp Fiction

Me despido del ADSL en casa con una entrada que quería hacer desde hace mucho tiempo. Una de mis películas preferidas. Una película de los noventa: Pulp Tarantino Fiction.
En otoño del 91, concluyendo la postproducción de Reservoir Dogs, Tarantino asistía al estrenao de Terminator 2, donde coincidió con Stacey Sher, antigua amiga suya y presidenta de la productora Jersey Films, cuyo principal accionista era Danny de Vito. Gracias a ese contacto Tarantino firmaba poco después un contrato de colaboración con Jersey Films, y a continuación creaba junto a su socio, Lawrence Bender la productora Band A Part, cuyo nombre está inspirado en el título de la película de Jean-Luc Godard Banda aparte. El prestigio conseguido gracias a Reservoir Dogs facilitó que Jersey Films negociara con la poderosa Tri-Star Pictures un adelanto de 900.000 dolares para que el realizador pudiera desarrollar el guión de su segundo largometraje. Tarantino se instaló en Amsterdam y, según él, entre estimulantes visitas a los coffee-shops concibió un argumento que era una mezcla de dos pequeños guiones que había escrito antes de Resevoir Dogs. Tarantino fundió, perfectamente los dos relatos en uno y lo completó con nuevas tramas. Su proyecto fue aceptado pero no se podía pasar de los ocho millones de dolares. Ello no supuso ningún impedimento para Tarantino, quien a pesar de ello logró reunir uno de los repartos más lujosos de la década. Pulp Fiction sirvió para renovar la figura de Travolta y para deleitarnos con los pies de Uma Thurman: Michelle Pfeiffer era la preferida de Tarantino para hacer de Mia hasta que vio los pies de Uma. El gran Bruce revajó su caché para poder salir en la película. Tarantino reescribió todos los personajes de Pulp para ajustarlos perfectamente a los intérpretes que había elegido. Estuvieron a punto de no rodar la secuencia más famos, la del twist que bailan Vincent y Mia, porque a Uma Thurman le entró pánico el día del rodaje, dado que desconfiaba de sus habilidades como bailarina, y más teniendo que bailar con alguien como Travolta. Lo cierto es que se entregaron a fondo en esa escena. La película fue presentada con enorme expectación en el Festival de Cannes de 1994 donde un jurado presidido por Clint Eastwood acabó concediéndole la Palma de Oro a la mejor película. Recaudó en el primer fin de semana más de lo que había cosatado. En los Oscars no triunfó: Forest Gump se llevó el gato al agua. La acción de Pulp Fiction se divide en tres capítulos, como en una de esas baratas novelas pulp cuyo espíritu es el que pretende recoger, pero sin seguir un orden cronológico. En cada uno de ellos, los admiradores del film han encontrado diversas referencias tanto al conjunto del cine de Quentin Tarantino como a las numerosas películas que el realizador homenajea: "yo suelo tomar detalles prestados de toda clase de películas, de todas las películas que se han hecho. Si mis películas tienen algo, conste que es porque he tomado detalles de aquí y de allá y me limito a ensamblarlos. Si a la gente no le gusta esta manera de trabajar, la solución es simple, que no vaya a ver mi cine". Ya en el primer capítulo el nombre del protagonista (Vincent Vega) recuerda al de Vic Vega, alias Señor Rubio, interpretado por Michael Madsen en Resevoir Dogs. Vincent y Jules van vestidos igual que los miembros de la banda de Reservoir Dogs. Tienen las mismas pistolas. No falta quien afirma, además, que el fragmento de la Biblia (Ezequiel, 25, 17) que cita Jules está tomado de un film de Hong Kong de artes marciales, donde un personaje tiene también la costumbre de citar el mismo párrafo bíblico. Mia le explica a Vincent que trabajó como actriz en el piloto de una serie de televisión, en la que encarnaba a un miembro de un comando de cincochicas ¿escuadrón Vivora Letal de Kill Bill? Otra referencia a esta última película es el sable de samurai que Butch empuña en la secuencia en la que él y Marsellus caen en manos de los sadomasoquistas. El movimiento de cámara que acompaña a Vincent cuando entra en el Jack Rabbit Slim´s ha sido interpretado como un homenaje a un travelling que aparece en Uno de los nuestros (Scorsese 90). Cuando Mia llama a Vincent Cowboy y el replíca cowgirl son guiños a Urban Cowboy de James Bridges, protagonizada por Travolta en el 80 y a Ellas también se deprimen interpretada por Uma en el 93. Su posterior baile en la pista del restaurante está inspirado según el propio Tarantino en el de la ya citada película de Godard Banda aparte: incluso el peinado de Uma es el mísmo que lucía Anna Karina en esta última. Cuando se presenta el momento de reanimar a Mia, dicha situación se encuentra en un documental de Scorsese: American Boy: A profile of Steven Prince. En el siguiente capítulo, Esmeralda Villalobos, la taxista encarnada por Angela Jones que recoge a Butch después del combate, se inspira en la protagonista de un corto titulado Curdled de Reb Braddock en el 91, sobre una chica que se obsesiona con los crímenes cuyos rastros de sangre limpiia en las casas donde se han cometido. El corto protagonizado también por Jones, le gustaba tanto a Tarantino, que escogió a propósito a la misma actriz para el personaje de la taxista. Después Tarantino produciría una versión en largometraje de Curldled titulada en españa Tú asesina que nosotras limpiamos la sangre. En el momento en que Butch, al volante de su coche, se tropieza casualmente con Marsellus mientras este último cruza un paso de cebra, están inspirado en otro similar de Psicosis (de Hitchcock en el 60). La violación homosexual de Marsellus es segun Quentin un guiño a Deliverance de John Boorman en el 73, que el director recuerda haber visto con su madre en el cine con apenas 7 años. En el episodio del cadáver que mancha el coche de sangre, se nos explica que el Sr. Wolf trabaja como "limpiador". La misma profesión que tenía el personaje, asimismo encarnado por Harvey Keitel, en La asesina de John Badham en el 93. En la cafetería de la secuencia final, la que atracan Pumpkin y Honey Bunny se sirve la hamburguesa Big Kahuna, la cual también era mencionada en los diálogos de Reservoir Dogs y que volverá a aparecer en el guión de Tarantino para Abierto hasta el amanecer dirigida por Robert Rodriguez en el 96.
Pulp pone de relieve por primera vez la atracción fetichista que Tarantino siente por los pies de las mujeres. Va descalza por su casa y se descalza para bailar con Travolta. También Jody y Fabienne se pasean descalzas por sus apartamentos y hasta la taxista Esmeralda Villalobos conduce sin llevar zapatos.
La mayoría de los relojes que aparecen en el film marcan las 4:20 que en argot inglés es una manera de decir que se fuma marihuana. En el episodio protagonizado por Butch niño, cuando el capitán Koons le enseña el reloj de su padre le dice: Este reloj fue comprado por tu padre en Knoxville, Tennessee. Localidad natal de Tarantino. En el guión original la escena en la que Vincent mata al negro dentro del coche es diferente a como quedó reflejada en pantalla. Al contrario que en el film donde el disparo se produce por accidente en el guión Vincent le dispara a proposito pero en el cuello y luego, tras discutirlo con Jules, deciden rematarle para ahorrarle sufrimientos.








En los Emiratos Árabes el montaje es distinto y se deja llevar por la cronología. ¿alguien me sabría decir el motivo?

sábado, 22 de noviembre de 2008

Russell eligiendo: ¿Izquierda o Derecha?

Hablando de la "Ciudad de Dios" de San Agustín en su Historia de la filosofía, B. Russell llega a criticar, con sutileza, a Adolf Hitler:
*
La presentación judía de la historia, del pasado y futuro es de una índole que apela poderosamente a los oprimidos y desafortunados de todos los tiempos. San Agustín adaptóesto a la cristiandad, Marx, al socialismo. Para comprender a Marx psicológicamente, se debía emplear el siguiente diccionario:

Jehová: Materialismo dialéctico
Los elegidos: el proletariado
La Iglesia: el partido comunista
El segundo advenimiento: La revolución
El infierno: el castigo de los capitalistas.
El milenio: El estado comunista


Los términos del lado izquierdo dan el contenido emotivo de los términos de la derecha, y es este contenido emocional, familiar a los que han tenido una educación cristiana o judía, lo que hace creíble la escatología de Marx. Un diccionario análogo podría hacerse para los nazis, pero sus conceptos son más puramente estilo Antiguo Testamento y menos cristianos que los de Marx, y su Mesías más análogo a los Macabeos que a Cristo".

Algunas bocas, algunas calles: Bocacalles

Intento escribir algo, pero no puedo llegar a la altura de muchos. Por eso leo hoy, por
impotencia.
Calles de una ciudad que desconozco
con poca gente y viento y lluvia gris.
Espero a quien no llega mientras altas
se encienden luces en ventanas solas
y una mujer pasea en una esquina.
Hay ojos que me miran un instante
y no saben leer palabras que no digo:
"Dame otro nombre, cambia mi destino"
*
Algunas noches salgo,
bien protegido el corazón,
en busca del botín:
un pretexto,
un mínimo pretexto adolescente,
para seguir soñando.
Y esta mañana
al despertar
atónito comprendo
que sigues sonriendo entre mis brazos.
Tú no eres un sueño, estoy perdido.
De "Principios y finales" 1997, Jose Luís García Martín. Insisto.

El diablo en el cuerpo

El pasado martes, creo, volvía de la facultad de Filología, como siempre andando, como casi siempre solo. Pasé por el obradoiro: la catedral era la de siempre pero el cielo estaba naranja butano (y ahora recuerdo la canción "Aleluya" que le colocaron con buen criterio al anuncio de butano, y a mi prima en Irlanda porque fue donde conocimos la susodicha canción). Crucé el obradoiro mirando al cielo y acabé encontrándome en la Biblioteca Xeral. Me gustó tanto su fachada que decicí entrar. Un grupo de turistas hablaban en su peristilo. Me introduje en su "sala de frecuentes" y me puse a buscar cierto libro de Hemingway que trata sobre "Tener y no tener". Una pena. No estaba el tomo que yo quería. Vence el prestamo de mi ejemplar el día 24. Como compensación decidí algo que hago de vez en cuanto. Innovar con ojos de ciego. No me salió mal. El libro se llama "El diablo en el cuerpo". De Raymond Radiguet, quien a pesar de la brevedad de su vida (1903-1923), 20 años, tuvo tiempo de saborear las mieles del éxito, pues su primera novela alanzaría desde el primer momento un éxito extraordinario, fruto tanto del propio mérito de la obra como de la aureola de escándalo que rodeó su publicación. En dos ideas: es una novela que analiza al ser humano con muchos ecos de la Antígona. Rebeldía y amor. Algunos pasajes que me gustaron, y uno, el primero, a propósito del estudio del griego y latín:
*
"El no tenía que estudira griego; pero hizo por mí el gran sacrificio de convencer a sus padres para que le dejaran estudiarlo. Así, estaríamos siempre juntos. Como no había hecho el primer curso, aquello le obligaba a recibir clases particulares. Los padres de René no comprendieron nad, pues el año anterior tan sólo por las súplicas de éste habían consentido en que no estudiase griego. Vieron en ello el efecto de mi buena influencia, y , si bien soportaban a sus otros compañeros, yo era, s in duda, el único amigo que contaba con su aprobación".
*
"En el transcurso de aquel paseo pude darme cuenta de que fruncía el ceño a menudo, lo que hacía que su frente se cubriese de arrugas que tardaban al menos un minuto en desaparecer. "Esperaa que el tren se pare" le gritó su madre... Aquella imprudencia me encantó"
"Traté de no pensar en Marthe y, precisamente por ello, no hacía más que pensar en ella"
*
"La libertad pronto se convirtió en una droga para mí"
*
"Ella sollozaba: eres un niño. No comprendes que si te pido que te vayas es porque te quiero".
Moviendo la cabeza me dijo: "Antes de conocerte era feliz, creía estar enamorada de mi prometido. Hasta le perdonaba el que no me comprendiera bien. Tú eres el que me has revelado que no le quería. Mi obligación no es la que tú piensas. No es la de no mentir a mi marido, sino la de no mentirte a ti. Vete, y no me consideres perversa: pronto me habrás olvidado. Pero no quiero destrozar tu vida. Si lloro es porque soy demasiado vieja para ti".
*
"Aquel que ama termina irritando al que no ama"
Un amor inmaduro, vivido por unos adolescentes traviesos y caprichosos, pintado con inusual crudeza, con el fragor de la Primera Guerra Mundial como telón de fondo. Pero no es todo: "El diablo en el cuerpo" es un bello esfuerzo por ahondar en la conciencia humana, por explicar las causas y móviles de una conducta censurable, y al mismo tiempo una extraordinaria revelación del secreto de la adolescencia.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Roma y Cartago por el filtro de la ideología

Como me aburro, no soy capaz de estudiar ni tampoco me apetece hablar, leo. "Ideologías de los estudios clásicos" de Luciano Canfora:
Roma y Cartago para los nazis
"En este campo se manifestaban numerosas contradicciones. En el nazismo desembocaba un cierto romanticismo antilatino y filohelénico, que sería característico de la cultura alemana del siglo XIX, junto al culto- fortalecido por la ola wagneriana- de los orígenes germánicos, que animaban escuadrones de linguistas y arqueólogos también apoyados oficialmente por el régimen. Pero Roma aún tenía algún "merito" histórico, como, por ejemplo, el de haber derrotado a Cartago, es decir a los púnicos, o lo que es lo mismo, a los judíos de aquel entonces, que también entonces, además, eran los "capitalistas" por excelencia. Y eso ya era suficiente como para anexionarse también a los romanos. La intervención de Rosenberg en el Congreso del partido nazi de septiembre del 1937 está dedicada en gran medida al mérito histórico- que corresponde a Roma- de haber "asestado un golpe mortal al Estado semita de Cartago". (...) El planteamiento era rigurosamente racista."

La ley del silencio de Kazan

Elia Kazan nos revela: "el 14 de Enero de 1952 llegué a las diez y media de la mañnaa a la sede del Comité Parlamentario de Actividades Antiamericanas, situada en Washington. Había decidido lo que iba a decir: que había estado afiliado un año y medio (17 años antes de esta declaración) y que, asqueado con el partido, lo había abandonado, que sus planes de hacerse con el Group habían fallado, que en realidad no habíamos tenido una veradera influencia sobre el funcionamiento de nuestra compañia. Sabía que me iban a pedir que nombrara a los demás miembros de mi célula, a lo que yo me negaría". Es como comienza Kazan su autobiografía. Algunos lo consideran uno de los momentos más dolorosos y quizá repudiables de la historia del cine: los chivatazos que varios cineastas dieron al Comité de Actividades Antiamericanas, el HUAC, el instigador de la caza de brujas que asoló Hollywood y que acabó con algunos de los cineastas de mayor talento de la industria. Su confesión es fundamental para entender La ley del silencio. Cuando Kazan entró en el edificio, se entrevisto con uno de los miembros del comité, Richard Nixon, quien le recomendó un buen restaurante para que comiera antes de testificar y le pasó las declaraciones de tres personas que habían cooperado: Budd Schulberg, Eddie Dmytryk y Richard Collins. Este tal Schulberg sería posteriormente el guionista de La ley del Silencio. Durante el año 52 Kazan fue uno de los tipos más repudiados de EEUU. En el Actors Studio los alumnos ni le saludaban. Cuando le contaron la declaración Marlon Brnado rompió a llorar en el plató donde rodaba Julio César. Tal era la situación de soledad en la que Kazan se encontraba, que Molly, su mujer, le obligó a que llamase a su confidente Schulberg para tratar posibles colaboraciones. Pretendían escribir una historia que fuese cercana a los guiones que el cineasta había dirigido hasta entonces. Todo iba sobre ruedas, pero les faltaba el productor, y éste no veía clara la película. Compartían hotel Kazan y Schulberg. Se dio la casualidad de que en ese hotel, el Beverly Hills, estaba alojado un gran productor: Sam Spiegel. Bud y Elia le comentaron la historia, aunque, borrachos no fueron capaces de defenderla. Spiegel quedó prendado por el guión. Pero, todo sea dicho, Spiegel no tenía precisamente buena fama: como productor independiente era marrullero, tramposo, un tipo que ahorraba hasta el último centavo. Así había ocurrido por ejemplo con La reina de África, por ejemplo. Su caracter ahorrador y tacaño quízás proceda de que tuvo que escapar (en extrañas circunstancias) de la alemania Nazi. Tuvo severos problemas para contratar a Brando, quien por la testificación de Kazan y el deterioro de la carrera de su hermana (la también actriz de prestigio, Jocelyn) no quería, bajo ningún concepto trabajar con Elia (a quien tampoco agradaba Brando para el papel). Spiegel, en cambio, llegó a una decisión económica: con Sinatra (la otra posibilidad para el papel protagonista) la película estaría bien: con Brando sería un exitazo. A espaldas del director y del guionista llegó a un acuerto con Brando por 100.000 dolares. Brando dice en sus memorias: "Al final decidí trabajar en la película, pero lo que no comprendí en aquel momento fue que La ley del silencio era en realidad un argumento metafórico de Kazan y Budd". No voy a hablar del contenido de la película pero he encontrado una gran explicación pragmática de la mejor escena de la película: "La secuencia más famosa de la película, la última conversación entre los dos hermanos dentro del taxi, estuvo a punto de arruinarse por culpa de Spiegel. Cuando el equipo técnico llegó al plató, descubrió que el productor había comprado una vieja carrocería de taxi, pero que por ahorrarse unos dólares no había alquilado un retroproyector con el que se viera por la ventanilla trasera las calles de Hoboken. Kazan y el director de fotografía estallaron de rabia: aquello era una chapuza. Pero alguien aseguró que había ido a trabajar esa mañana en un taxi con un estor, o persiana veneciana, detrás. Compraron rapidamente uno, lo colocaron en el taxi y algunos miembros del equipo zarandearon el taxi para dar sensación de movimiento mientras otros con linternas imitaron los reflejos de las farolas en los listones de la persiana veneciana. El estor ayudó a crear sensación de claustrofobia. Kazán le gritó acción y para su sorpresa Brando comenzó a improvisar. Primer "corten y repetimos". Kazan le pide a Brando que se atenga al guión. Arrancan de nuevo y también de nuevo Brando se inventa su diálogo. Gran cabreo de Kazan que rueda, ya sí en plano y medio y siguiendo el guión, a los dos actores en uno de los más grandes diálogos de la historia del cine. Steiger y Brando cambiaron lo que podía ser una tremebunda pelea en toda una declaración de amor fraternal. Kazan reconoce que él se apartó y que la magia de ese momento surgió de los dos intérpretes. El rodaje finalizó en diciembre del 53. A Brando no le gustó su trabajo. La película no tuvo publicidad (cosas de Spiegel, como no) pero sí un gran éxito. Economicamente La ley del silencio multiplicó por diez la inversión inicial. En los Oscar las cosas les fueron igual de bien. Arrasaron en candidaturas y estatuillas. Spiegel (es muy listo) puso a Eva Marie Saint como actriz secundaria, a pesar de que su papel era protagonista: así se llevó el oscar. Brando fue a la ceremonia el 30 de marzo del 55 y también obtuvo el galardón (años después, preguntado el porqué de su asistencia que nunca volvió a repetir, confesó: "He hecho muchas cosas idiotas en mis tiempos". El actor perdió años después el galardón, y el trofeo apareció décadas más tarde en una subasta en Londres: Brando no puedo recuperarlo, aunque al menos paró la subasta. A Kazan le gustó saborear su triunfo casi tanto como el tema de las relaciones fraternales: comenzará ahora a rodar "Al este del Edén".
Toda una apología de la traición.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Un poco de roman paladino.

"Quiero fer una prosa en román paladino / en el qual suele el pueblo fablar a su vecino" Gonzalo de Berceo, Vida de Santo
En clase de Indoeuropeo el profesor, uno de los más formales y correctos, nos sorprende con cuestiones tan interesantes como la siguiente: la etimología de "Bombay" ¿La conocéis? Una parte de la India fue portuguesa y se explica así: Bom bay>Boa Bahía. Os explico lo más gracioso: en clase somos unos ocho estudiantes españoles y cuatro o cinco de que los que la gente suele llamar "Erasmus". Vario son ingleses. El día de la explicación que pretendo desarrollaros sólo una alumna "erasmus" (que apenas falta) estaba presente. El profesor, uno de los mejores de este año, tuvo un despiste considerable y dijo, hiriendo el patriotismo de la chica:"la etimología de Bombay la podemos explicar porque esta zona fue portuguesa antes de que los ingleses fuesen a hacer eso que tanto les gusta: rapiñar". Yo, con disimulo, volteé la cabeza y observé, perplejo, que la chica tenía los ojos como platos y estaba mirando fijamente al folio pidiéndole, a la vez, a la tierra que la engullese para no tener que seguir escuchando o contestar. Después el profesor nos explicó que los gitanos vienen del Punjab, zona de la India, y que su gentilicio viene de "Aegiptanus", pero no porque procedan de Egipto, sino que esto se debe a que hay una región en Asia menor a la que denominan "el pequeño egipto". Explicamos palabras como "gacho/gachi", como "camelar" o "camela" que estan en relación con "kamasutra" y yo recordé otra palabra y se la propuse: "chaval", que viene de un vocativo "chavalé". Cuando acabó la explicación el profesor nos debió ver cara de sorpresa porque dijo: "hombre yo creo que a los gitanos se les nota bastante en la cara que proceden de la India". Lo dijo sin mala intención, evidentemente, pero menos mal que no había ningún gitano en nuestra clase porque, con toda seguridad, se habría ofendido. Me encanta que la gente pueda decir lo que piensa. Viva la "sujetividad" (sic).

martes, 11 de noviembre de 2008

Esplendor en la hierba

Si quisiese hablar de cine tendría que estar hablando sobre “Millonario de Ilusiones” de Capra (y me parece que de la gran protagonista de "El crepúsculo de los dioses" de Wilder) o sobre una película sorprendente como “Latido”. Ambas las he visto antes que “Esplendor en la hierba”, pero ninguna me llenó tanto: quizás, porque no es la primera película de Capra que veo y quizás porque a Latido le haría falta una trama un tanto más compleja e interesante. Leo lo que he escrito y me repatea: no quería hablar de ellas, simplemente quería que se sepa que las he visto. Pero en realidad es esto lo que me repatea: el poner sus títulos para indicar que las he visto. Tampoco debería estar escribiendo sobre cine sino que mis ocupaciones deberían ser otras: leer la Eneida, estudiar un poco de gramática griega, acabar unas prácticas sobre la diátesis mediopasiva griega, o leer sobre Pinkster, afamado lingüista latino (latinista) que a finales del mes de noviembre vendrá a Santiago de Compostela a impartir unas conferencias en la facultad de Filología sobre Sintaxis Latina y con quien ocho futuros filólogos tendremos el placer de conversar en una especie de seminario-entrevista después de la conferencia. Todo eso me da lo mismo ahora y el motivo es muy simple: dentro de pocos días será más fácil que se me entienda. Acabo de leer una carta que Freud envía a un amigo con 17 años hablándole sobre el bachillerato y sus exámenes. ¡Qué depresión! Me he dado cuenta de que ni de broma voy a llegar, algún día, a escribir como él. Qué sintaxis, qué vocabulario (aunque esto también depende del siglo), pero qué profundidad, qué preocupaciones, qué ideas, qué maravilla. En fin…Esplendor en la hierba no se queda atrás como “opus artis”. Es una producción de Elia Kazan escrita por el celebérrimo dramaturgo William Inge, a quien sólo hace frente Tennessee Williams, y que protagonizan Natalie Wood y Warren Beatty. Las malas lenguas dicen que Kazan se lo pasó en grande durante el rodaje de Esplendor en la hierba. Vivía un affaire extraconyugal que le tenía muy ocupado. La película se rodaba en New York y el director iba por las mañanas al plató, en la pausa de la comida se encerraba en el camerino con su amante, la actriz Barbara Loden a la que había descubierto en Río Salvaje y que encarna a la hermana díscola de Beatty en Esplendor en la Hierba, por la tarde volvía tras las cámaras, y llegaba a las siete en punto al 212 de la 72 Este justo a tiempo para cenar con su mujer y sus hijos. También sabemos de Kazan que declaró voluntariamente ante el Comité de Actividades Antiamericanas, al que proporcionó una lista de posibles comunistas. Vistos estos dos puntos parece incluso normal que el genial director haya hecho una apología de la traición como “La ley del silencio” en 1954. Dos detalles a tener en cuenta de Kazan: es de ascendencia griega, estudia en Yale, y se afilia en 1934 al Partido Comunista Americano ya que su familia tuvo que superar un gran revés en la gran crisis del 1929: de ahí la importancia del crak en la película y la gran dosis de realismo por ejemplo en lo referente a la muerte del padre de Warren Beatty ya que el propio Kazan dice recordar, cuando era un mozo, en el 29 una muerte similar: un hombre que se había suicidado en New York en la mitad de una calle.La concesión del Óscar honorífico a Kazan “en reconocimiento a su larga, destacada e incomparable carrera” en 1999 reavivó una polémica que jamás le abandonó, y dividió a aquellos que aplaudían con dicho galardón su innegable talento profesional- avalado ya por dos oscars al mejor director conseguidos por “La barrera invisible” y por “La ley del silencio” de aquellos otros que, como el director Jules Bassin, obligado tras la caza de brujas a exiliarse de su propio país, encontraban perverso, dada la imposibilidad de separar su obra de su vida, premiar a “un traidor, que delató a algunos de sus mejores amigos, cuyas vidas y futuros quedaron destruidos; un aliado y cómplice del infame comité que avergonzó a nuestro país”. Otro de los puntos clave de Esplendor corre a cargo de Inge, quien se estaba psicoanalizando y vivía la etapa de comprensión y perdón paternofilial para poder superar las comparaciones. Gracias a esto podemos explicar su frase: “me gustaría contar una historia de cómo debemos perdonar a nuestros padres”. Muy interesante el tema que trata Inge. Esplendor en la hierba comienza con un largo y profundo beso de Bud (Beatty) y Deanie (Wood). Ambos son estudiantes de instituto en el sureste de Kansas en 1928. Bud pertenece a los Stamper: su padre, Ace, un tipo fogoso e iracundo, se está forrando con yacimientos de petróleo y su hermana es una chica díscola que ha vuelto a casa tras una aventura sexual que ha acabado en aborto (lo cual por supuesto la censura española de la época lo esconde camuflándolo como “lío”). Deanes es una Loomis, hija única. Sólo una cosa perturba la relación de Bud y Deanie: el rechazo de la madre de Deanie y de ella misma (quizás) a tener relaciones sexuales. La presión de los padres (los de el quieren que se vaya a Yale), (los de ella que no se acueste con su novio), destroza a la pareja. Esplendor en la hierba contiene ya desde su libreto un paralelismo entre el angustioso drama individual de sus protagonistas y el de Estados Unidos. Kazan asegura que intentó “hablar de América a través de una pequeña historia". Otro punto importante es la voracidad del sexo. Si Elia Kazan vivió dichoso sexual y sentimentalmente aquel rodaje, Beatty y Wood no se quedaron atrás. Lo suyo no fue un flechazo (Wood le puso el mote de “angustia mental” a Beatty al comenzar el rodaje) pero acabaron el rodaje como pareja. Todo un privilegio para Beatty, ya que compartió una belleza con el mismísimo Elvis. Pero ambos tienen varios amantes de por medio. Kazan dice haber elegido a Wood, una niña prodigio casi acabada con tan solo 21 años, por observar “un brillo de desesperación en sus ojos, oculto tras su fachada de joven esposa con modales”. Era justo lo que se ve en la película. Desesperación por libertad, por amor y por sexo. El propio filme es el primero de la época que muestra un beso francés. Lo mejor de la película es ver como siguen perdidamente enamorados el uno del otro en la última escena, que por cierto tiene algo de magia que encandila al espectador. Se quieren pero en esta vida hay que luchar por una felicidad limitada. ¿O no? El título es tomado de un verso de Wiliam Wordsworth:

Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que me deslumbraba.

Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores, no hay que afligirse.
Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo.....

Una pieza del joyero de la historia del cine. No querría acabar como sus protagonistas: muy triste, pero real. Hay que aceptar una felicidad limitada.

sábado, 8 de noviembre de 2008

¿Historia sin final o imperfectum?

Había escrito hace un tiempo una historieta a la que ahora mismo no soy capaz de dotarla de un final, por lo menos de un final a lo Capra, y se lo merece. Todo el relato y, en especial su título, me recuerda a mi primera entrada. Me había olvidado de colocarla en el blog:
Hay quienes dicen que donde está tu fracaso es donde se encuentra lo más trascendente de ti. Cuando lo leo me siento con muchas ganas de escribir lo contrario. Unos dan lo mejor de sí mismos subidos al laurel, en el triunfo. Otros, en cambio, seríamos unos estériles si no fracasásemos un poco cada día. Quizás no sea loable y ni siquiera se pueda medir por idéntico rasero el triunfo y el fracaso de todos.

–¿Hace más de un año que vivo totalmente sola, sabes?-. Me dijo Ana. Es demasiado agradable. -Sí, contesté,-pero es peligroso porque acabas acomodándote y cerrándote a los demás-. Ella conocía perfectamente mi carácter extrovertido, que había derivado desde hace unos meses en una extensa red de amoríos. Se sorprendió durante unos instantes de que fuese tan franco con ella, pero en seguida respondió con la resignación de alguien que vive alejado de la sociedad. –Yo hago como tú. A ti las circunstancias te acercan a una mujer y tú la tomas; con respecto a mí, se obstinan en no presentarme nada, y no tomo nada. ¿Para qué contrariar al destino? La soledad no solo me gusta, me llena. Quizás podría decir que es el placer más grande de mi vida actual. Ana es pintora, pero nunca he dejado que me retratase. Le propuse que viviese conmigo y que así le serviría de inspiración. No aceptó. Me confesó que no podría arriesgarse a estar conmigo a solas más de un par de horas.-Ya sabes que te adoro-, dijo. Somos amigos desde que murió mi novia. Ella era su amiga desde hace unos seis años, desde que empezamos, todos, nuestras carreras. Ana tuvo la desgracia de ser quien conducía el coche en el momento en el que tuvieron el accidente. Desde entonces, si a ella le llena la soledad, a mí me satisface de lleno su compañía. Nos vemos a menudo.

-Un café con hielo-. Esa era toda la conversación había tenido con ella. Estaba atónito. Era nueva. Creo que lo que más me sorprendía de ella era cómo me miraba, ya ni siquiera eran sus ojos, sino su forma tan cálida de fijarse en las personas. Había reparado también en que de mis amigos sólo lo hacía conmigo. Cada vez que tomábamos algo en aquel nuestro café, nos había atendido ella: tenían dos camareros y no siempre le pertenecía a ella el terreno que pisaban nuestros sofás. Por la noche, al cerrar el café, solíamos ir todos a los pubs. A veces la veía. Los dos recorríamos todos los antros con algunos amigos, sin buscarnos, aunque tratando de toparnos el uno con el otro al doblar una esquina. ¿Cuántas veces me habré quedado absorto y ensordecido, en vano, al encontrarme una joven parecida a ella? Como camarera era torpe y distraída, pero nunca conseguí ponerla nerviosa y eso me descolocaba. No era de las que se dejan intimidar. Yo Buscaba algo, pero no tenía todavía claro el qué. No estoy del todo seguro pero creo que ya desde este inicio ella se movía también hacia una meta; yo. Cuando nos topábamos al doblar esquinas, de noche, nunca nos hablábamos, ni un saludo, simplemente utilizábamos la mirada para declarar nuestro interés. El primer día le hablé yo. Ni siquiera recuerdo qué dije, pero debió gustarle porque al instante me besó. Le pregunté el por qué de aquel repentino beso, le dije: ¿por qué has hecho eso? Me respondió como una niña, me dijo: “quería saber qué se sentía y si me iba a gustar”.
-¿Qué se siente al besarme?-. Le pregunte. “Es como hacer el amor con muchos otros” Contestó. Desde ese momento, y no se muy bien por qué razón, cuando la veía me recordaba siempre de lo que había respondido Tony Curtis a un periodista que le preguntó qué se sentía al besar a Marilyn Monroe. Lo que éste dijo fue: It is like to fuck with her. Mi inconsciente… que es un poco canalla.

“Me gustan porque no son tristes” había dicho sin despegar un momento su mirada de mis ojos. Mi silencio hizo evidente el desconcierto que sus palabras habían provocado en mí y ello pareció gustarle. El desconcierto era porque lo había dicho sin pensar. No había sido sorprendido, a mucha gente le gustan mis ojos. Pero esas pocas palabras de apariencia tan casual, tan vacía, revelaban una magia que sólo un par de momentos antes estaba oculta. ¿No hacía ya largos meses que nos encontrábamos casi todas las noches? ¿Por qué me habían desconcertado sus palabras? Parece que todos llevamos una máscara. Siempre. Todo es un disfraz, que nunca es el mismo para cada uno de los papeles que interpretamos: el amigo, el intelectual, el novio, el amante, el cobarde, el traidor, el traicionado... Creo que ella era la única persona que me veía a los ojos fijamente y conseguía verme desnudo, sin ningún tipo de antifaz. Esa noche, de camino a casa, pasé junto a un pequeño y encantador cine de reestrenos. Ese mes ponían un ciclo de clásicos: estaba dedicado a Humphrey Bogart, su actor favorito. Me detuve y estuve un tiempo bajo la marquesina mirando los carteles de las películas programadas para los próximos días. Volví a casa después y escogí casi al azar una agencia de viajes en el listín telefónico y le dije al que descolgó el auricular que quería ir a Cayo Largo. Fuimos juntos donde rodaron su última película juntos dos de los más grandes: Bogart y Bacall. Las primeras dos semanas nos fascinó Cayo Largo, las dos últimas se aburrió. Pero las personas que soportan con facilidad el aburrimiento, como ella, son las más interesantes porque tienen tiempo de sobra para pensar.

Llegué a pensar que a Ana le había ocurrido algo realmente malo y me preocupé. Cuando crucé la puerta de su pequeña casa de campo me encontré todo el pasillo lleno de gotas de sangre. Grité y me asusté de mi propia voz. Ella gemía de dolor. Estaba en el baño, al verme se giro y me dijo que se había cortado en la zona de la nariz. No quise preguntar ni cómo ni por qué. Le pregunté si le dolía y me dijo: “No, únicamente al respirar”. Nos reímos y añadió: “También al reírme”. Me gusta estar con Ana. Cuando estamos juntos no necesitamos hablar. Sabemos en todo momento lo que el otro piensa. La gente normalmente tiene miedo a estar en silencio ante sus amigos y suelen rellenar esos huecos con frases hechas. A mí no me parece mal que lo hagan, me gusta hablar, aunque sea por hablar. La vida es quien ha hecho a Ana más callada que yo. Solemos hablar sobre Joa. Compartimos momentos que pasamos con ella, en el fondo a los dos nos vienen bien.

Lo de aquella noche parecía necesario. Ella estaba sentada en su sillón, pero a mi lado. La sorprendí cuando me miraba a los ojos. Ana nunca me mira a los ojos, y no se el motivo. Dudaba en comenzar una conversación después de lo que habíamos hecho. Me sentía otro. Y limpio, como si no le hubiese fallado a nadie, como si lo sucedido hubiese sido determinado por el destino y no por las circunstancias. “Todo hay que volver a inventarlo, Ana; el amor no tiene por qué ser una excepción. La gente cree que ya no existe nada nuevo bajo el cielo y se equivoca”-. “Yo soy de las que opino que inventar, en este mundo significa, como antiguamente, “buscar”, dijo, melancólica. Añadió: “Cuando pienso que hace a penas dos horas me estabas sacando el pantalón, como si fuese Joa, que me acariciaste las tetas…” Entonces yo la apreté hasta que se quejó, como intentando eliminar lo que habíamos hecho. En aquel momento yo era la circunferencia y ella el círculo.


Cuando estaba con Joa yo era su causa primera, el principio y el fin de toda realidad; y ella lo era para mí, puesto que ya en aquel entonces el Dios hacedor cristiano no existía en mi mente. La quería a ella, nada más: en aquel momento yo quería lo que yo era y estaba libre del acecho de Dios. Ahora, con su muerte, todo apunta hacia la religión y es más, todos hacen que apunte hacia Ella. Pero si me dirigiese a los brazos de Dios sería un egoísta porque me estaría librando de mí mismo para acercarme a lo que supuestamente me libró de lo que era mi causa primera. Él me ha sacado de donde yo estaba, de donde yo quería lo que era, de donde era lo que quería. Quizás esté demasiado trastornado y cansado como para pensar. Dejémoslo.

Hoy es el día después. El Sol ha vuelto a salir. No debe saber que te has ido. Dormí muy bien y me siento culpable, porque dormí sólo. Lo primero que hice fue buscar en tu parte de la cama. No estabas y decidí escribirte algo para sentirme mejor. Hay gente que con los matices de la música consigue mejorar su ánimo. Yo cogí un bolígrafo porque el piano y el chelo no estaban a mano. Creo que la tinta es negra, no se si es impresión mía o lo es en realidad. Todo está distorsionado, la luz del Sol me ciega: cualquier sitio en el que deposito la mirada está lleno de blancura, resplandor, de tu tez. Me paro a pensar y recuerdo que ayer tu entierro fue precioso. Todo lo que un evento como ese puede serlo. Pienso en ti y en cómo puede ser la muerte. Incluso me la imagino; la muerte se ha vuelto para mí inmortal, ahora siempre la tendré presente. Tu muerte es para mí todas las muertes, es irremplazable, perfecta. Aunque quizás no debería hablar de la muerte, sino del final de la vida. La muerte es perfecta, lo imperfecto y fallido es la vida; supongo que tanto la tuya como la mía. Tú no tuviste lo que merecías. Cometimos un fallo; no vivíamos en función de la muerte, sino que vivíamos olvidándola. Y olvidar la muerte lleva a no extraer de la vida sus más profundos significados, a no alcanzar de cada placer el mayor goce, de cada fe su mayor recompensa, aunque sea ésta ficticia. Ya desde hoy siento que tu muerte es como un cuadro colgado en la pared que desde la cumbre preside, con una certeza inexorable, mi existencia. Siento que me vigilas. La mayoría de las personas se aferran al espíritu y se amparan en la fe para luchar contra la muerte. Pero ¿cómo podrán ver morir lo que no vemos? La trampa de la muerte, astutamente, está cerrada. Lo único malo es que tú también has caído en ella.

Hacía ya casi un mes que no veía a Ana. Todo era un juego en el que todavía teníamos que establecer las reglas, todo estaba en el aire, y a bote pronto estábamos enganchados el uno al otro. Era difícil que coincidiesen nuestras vidas en un punto concreto donde nos pudiésemos ver. Eran muchos nuestros quehaceres y constantes los viajes de ambos; siempre por separado. Aun así manteníamos largas conversaciones por las noches, pegados al auricular. En realidad ambos estábamos empezando a conocernos, a nosotros mismos y al otro. Nadie sabía lo que quería del otro todavía, y eso está muy bien. Yo me iría un par de meses a hacer una especie de Master al extranjero y ella tendría que trabajar en fechas venideras, por lo que decidimos recorrer cada uno la mitad del camino que nos distanciaba. No fue coser y cantar. Había huelga de trenes ese día y hacia nuestra estación mediadora solo venían dos. Yo llegué primero al andén de la estación. Casi media hora por delante, todo un mundo para pensar. Sentía nervios, mi estomago daba vueltas pensando en el encuentro casual. La estación tenía bancos donde sentarse pero no aguanté demasiado en uno de ellos. Con inquietud fui a husmear por las tiendas de la estación y acabé viendo la cartelera de los cines. Pensé en llevarla, pero nada me gustó, todo era cine comercial. Quedaban sólo diez minutos y me propuse observar a la gente que esperaba entrar en el tren en el que venía Ana. Todos eran raros. Ninguna persona que a primera vista se pudiese llamar normal. Me desestabiliza la gente extraña que no sabes como ha de reaccionar. Una pareja homosexual me echó algún piropo que al llegar Ana procuré no mencionar. Entonces me di la vuelta y procuré no volver a observar. Ya sólo eran tres o cuatro minutos que los pasé observando una placa que habían colgado en la estación. Me fijé en nombres y apellidos y entre algún Váquez y varios Pérez el tren llegó. Me giré y la vi salir del tren: todavía tenía que llegar hasta mi andén cruzando el paso subterráneo. Sólo fueron unos veinte segundos pero me bastaron para descubrir que no siempre que se espera se puede pensar. Traté de sorprenderla colocándome al lado de las escaleras, pero sin que me viese. No pude, su sonrisa de llegada me cautivó. Me mantuve serio e intenté darle dos besos, no se si pude, no lo recuerdo. Caminamos hacia el exterior de la estación después de nuestro poco efusivo saludo. Hablamos sin parar, sobre todo ella. Había echo cosas muy interesantes durante las últimas semanas. Nos dirigimos al centro de la ciudad, que ninguno de los dos conocíamos a la perfección. Visitamos creo que una iglesia. A Ana le divertía y a mí también. Nada más entrar en la iglesia me vestí mis ojos con sus galas más virtuosas, es decir, traté de convertirme en Góngora y de explicarle aquella iglesia a Ana. En el fondo no me gusta Góngora y no se me da bien ser él. Además todos sabemos que una explicación artística no es más que un error bien vestido, ya que el arte no se debería explicar. Al abandonar la iglesia debatimos sobre algo relacionado con el Panteón romano, era sobre su cúpula, no lo pude evitar. Paseamos con tranquilidad por aquella ciudad que estaba en fiestas. Los dos estábamos somnolientos, no habíamos podido dormir bien. Había una orquesta que tocaba muy mal: y más iglesias, y más terrazas, y más paseos, y más mar. La mañana era perfecta para hablar mucho y nos confesamos algunos secretos. Cada vez que el Sol iluminaba su pelo éste brillaba, y su reflejo creo que fue lo que consiguió despertarme. Ana debe ser una obsesiva del pelo, siempre lo lleva casi perfecto, y por ello me pasé el la mañana despeinándola. La gente, cuando ve que la despeinan trata de peinarse, pero Ana no: no le importa hacer el ridículo un rato si la ocasión lo merece y quizás sea esa una de las cosas más importantes de ella. Tratamos de encontrar una terraza donde comer algo pero no encontramos ningún buen precio exento de cucarachas en el suelo. Pasamos cerca de un castillo con un molino que, muy quijotesco él, acabó siendo un Parador. Ana dijo que me invitaba: no pude evitar decirle que no, aunque sólo fuese por ver su cara a la hora de pagar, ahora me arrepiento. Vagamos como gatos callejeros y fuimos a maullar a un lugar de comida rápida. Uno de estos sitios take away no es lugar idóneo para una historia como la mía y la de Ana, estaréis pensando. Y tenéis razón. Por ello nos fuimos con nuestros bigotes a un parque a hacer picnic. Nos sentamos en un trozo de hierba que estaba seca en un parque cercano y céntrico. Yo comí con muy poca tranquilidad, estaba deseando que llegase el postre. Ana parecía más tranquila, comía más lenta, sabía hacerse esperar. Estuvimos haciendo el tonto un rato cuando acabó. Después tonteamos. Nos tocábamos sin querer, nos mirábamos, los roces eran continuos, las bromas también. Creo que en una de ellas fue cuando le planté un beso que no quiso evitar. Nuestros labios se encontraron, pero todavía estaban secos. Me aparté un poco y nos miramos como se mira a una estrella fugaz. Los labios ya estaban húmedos y las miradas también. Ana cerraba los ojos al besarme. Yo adoro observar cómo se le cierran y se abren, de vez en cuando, sin sentido estricto, al azar. Nos quisimos ante la mirada atenta de los niños del parque que estaba a nuestra espalda. Era algo así como un estimulo. Sus ojos color miel me cegaron al abrirse tan de repente. Me apresaron. Ella, al ver los míos abiertos, me dijo: eres de los que no los cierran. Dice la gente que los chicos que no los cierran son falsos. Contigo no puedo serlo, le contesté. Nos besamos más, sin ternura, con mucha sal. El postre estaba bueno. Rodeé sus hombros con un brazo, su cintura con el otro y observé sus ojos de cerca, tanto que se distorsionaron, y ceñí su pecho al mío. La gente le llama abrazo. Coincidíamos en la importancia de los abrazos. Antes le había dicho a Ana: necesito cafeína. Creo que los cafés con hielo como los que tomamos llevan a la gente a hablar. Sin darnos cuenta estuvimos en aquel lujoso café más de una hora y media, hablando sobre nuestras vidas y amigos interesantes, pero sin profundizar. Reímos con anécdotas y soñamos con viajes que por el momento sólo parecen imposibles. Creo que inventamos un poema en aquel café. El resto de la tarde transcurrió entre besos y abrazos, entre algún que otro café con algún camarero inútil, entre algún que otro cuarto de baño donde ambos, en nuestro interior, imaginamos entrar para darnos un revolcón. Aquel café enano tenía una luz y un cristal cristalino maravillosos que hicieron su pelo y sus ojos un poco más claros aun. Antes era miel, ahora parecían jalea real. El día no dio para más. Queríamos pasar la noche juntos pero las circunstancias lo habían conseguido evitar. De camino a la estación separadora nos parábamos en las placitas confidentes para besarnos en algún banco o en alguna esquina. Ana hablaba de sus amigas y de años de infancia, pero aquello ya no tenía interés para mí, y por ello por dentro me lamentaba un poco. Pero en el fondo el desinterés era un interés mayor. No quería conversaciones estereotipadas con Ana, incluso preferiría discutir. Discutiendo la gente siempre defiende una postura concreta y esto significa llevar un antifaz; y uno de los escritores favoritos de Ana afirma que sólo cuando el hombre lleva una máscara dirá la verdad. Me limité a escucharla, a girar la conversación y cuando no se lo esperaba, a besarla. Era la hora: llegamos a la estación. Temíamos a la despedida como todo aquel que aprecia a aquello de lo que se va a separar. Lo primero que hicimos fue ver a qué hora pasaba el tren, el mío era inminente. Nos abrazamos, dijimos cosas que se dicen en esos momentos, que nos llamaríamos…bla bla bla. La miré a los ojos, acerqué su barbilla lentamente: la besé, nos besamos. Mis ojos estaban abiertos, se dio cuenta cuando sus parpados consiguieron dibujar una grieta. Pero no siguió mirándome a los ojos, los evitó; cerró los suyos, me besó y me dijo: ¿Cuándo los vas a cerrar? La besé y le dije: cuando tú me mires a los ojos yo los cerraré al besarte, al besarte a ti. No me di la vuelta, me fui pero no me di la vuelta. Sus ojos se incrustaron en los míos; todo era color miel, dulce. Nos despedimos en aquella estación haciendo de aquella tarde literatura.

Creo que soñé con sus ojos y con su última mirada. Había sido aquel encuentro de nuestros ojos tan claro y directo como compulsivo, necesario e inevitable. Dicen que la mirada es, junto a los gestos, el más universal de los lenguajes: el texto más locuaz cuanto más silenciosamente se revela. Las miradas son un lenguaje reducido y simple, como todo aquel lenguaje que pretende ser universal, pero esa reducción necesaria no afecta casi a su evidente profundidad. Los cuerpos son la verdadera definición de los seres, su esencia, lo que apenas puede engañar, lo que nunca miente. Mis ojos estaban ciegos de tanto que ya había visto: los de Ana estaban borrachos de su propia mirada, y ebrios de tanta y tan implacable luz. Sigue mirándome, Ana. Mira.

-¿Ana?-dije vistiéndome su camisa en su habitación. Salió del baño en ropa interior y le dije: tengo que irme. Al escucharme se acercó y me cogió del cuello para después besarme. La malinterpreté pero ella rápidamente dijo: no, ahora no. ¿Cuándo? Repliqué yo. Sonrió haciéndome parecer un pesado y finalmente dijo: se acabó. Seguí abrochando los botones de mi camisa, a pesar de lo inesperado de su contestación. ¿Cómo?¿ Qué se acabó? Conseguí murmurar. Ha sido maravilloso y para que continúe así es mejor que se acabe, afirmó tajantemente. ¿No quieres volver a verme? Refuté. Sí, verte si que quiero, pero únicamente como dos amigos. Cada vez se la veía más nerviosa. ¿Cómo amigos? Ella me contestó: no nos queremos y lo sabes. Quieres a otra. Y yo quiero a otro. Me di la vuelta para tomar mi americana a la vez que le decía: Oye, Ana, no se si todavía quiero a Joa, pero te quiero mucho más que como una amiga. Pues no debes. Me contestó duramente y continuó: Hay cosas que no se deben comenzar. ¿Sabes? He estado muy bien contigo, mejor de lo que he estado con nadie. Mi reacción fue totalmente previsible. Tomé su barbilla con mi mano derecha le dije cerca del oído: no seamos tontos, sigamos. No piensas lo que dices, contestó. No soy más que una substituta, y tú también eres un substituto. Le pregunté si estaba loca. Me dijo que no forzase las cosas porque sólo conseguiría estropear el recuerdo de aquellas noches.

Δρακων

A propósito de un "genitivo homérico", δερκομενοιο (de esos que hace en "oio"), la profesora de Textos Griegos I, donde como supondréis estamos traduciendo al bueno de Homero, trajo a colación que la raíz "derko" es la que en grado "cero" (expresión sólo apta para filólogos, desgraciadamente) daría lugar a algo tan bonito como la palabra δρακων "dragón". El verbo δερκομαι significa "mirar con fijeza". El dragón mira con fijeza. Las serpientes también: no tienen párpados. Por eso en "Srek" nos sorprende tanto el dragón con sus prominentes pestañas.

El Dragón es incluso una de las 48 constelaciones reseñadas por Tolomeo en el "Almagesto". Su nombre latino es Draco, y su abreviatura, Dra. COntiene 210 estrellas visibles a simple vista, entre las cuales hay una de 2ª magnitud y cinco de 3ª. La componente principal pretenece a la clase espectral A. Todo el sistema se hallla a una distancia de 220 años luz de la tierra. Siguiendo un poco con la figura del dragón, debemos decir que aparece relacionado con la fertilidad de los campos, la fecundidad femenina, la muertem el agua y, frecuentemente, con los ritos de la lluvia. Es identificado a veces con la serpiente, figura que simbolíza los fenómenos telúricos y la vida subterránea: su mutación de piel periódica es tomada como símbolo de la aparición de la primavera y de la lucha de la vida contra la muerte (invierno-letargo). No conserva siempre la misma significación. Para la India e Irán está unido a las fuerzas negativas, mientras en China y Japón simboliza fuerzas positivas. En Irán cobró un doble sentido (Azi Dahaka y Azi Svara), y de ahí que los ritos relacionados con él- cuya celebración coincidía con la del Año Nuevo- tuvieran un carácter a la vez guerrero y erótico. En las religiones indoeuropeas existe la figura del matador del dragón (Indra, Mithra, Asvat-Arta, etc, que sobreviven en San Jorge) En China representa el principio femenino benéfico. Leviatán y Rahab son monstruos submarinos biblicos, mientras que en el Apocalipsis el dragón se identifica con Satanás.

Siempre me hizo mucha gracia lo que dice el Srek (la única película de dibujos animados que me hizo algo de gracia) cuando aparece en la boda de Fiona subido al dragón: "Tengo un dragón y sé como utilizarlo".



miércoles, 5 de noviembre de 2008

Miscelánea

Estoy asombrosamente abrumado por toda la información que me ha llegado esta semana, a lo cual quizás ayude la severa gripe que padezco. El proceso de selección de aquello que me importa, es decir, de las cosas que pretendo retener, tendrá que ser más exhaustivo esta semana. Esta entrada, en el fondo es para eso. En clases vemos cosas como que la palabra gallega "casamento" se refiere a la acción de que los recien casados iban a constituír una casa entre ambos. Vimos también, a propósito de la acción de casarse que acabo de mencionar, su forma latina: "uxorem ducere" (conducir-mujer) que tanto critican, y sin demasiado sentido, las feministas de hoy en día por la pasividad (en la construcción linguística) de la mujer. Recordamos también el uso de "Alter" y de "Alius": el primero es "uno de dos" y el segundo "uno de una serie abierta". Hubo asimismo una explicación etimológica del verbo preferir (prae"llevar por delante" fero "llevar"). Otro día explicamos la existencia de tres substantivos para referirnos a una población: civitas "conjunto de ciudadanos de una población", urbs-urbis, "espacio delimitado y organizado" y oppidum "ciudad amurallada". Pero también habíamos visto "pagus": aldea. Y ahora recuerdo una cosa que me llamó la atención considerablemente: ¿sabíais que los primeros cristianos llamaban "paganus" "aldeanos" a la gente que todavía seguía la religión pagana en la profunda edad media? Y yo me pregunto: ¿Es el movimiento cristiano un movimiento urbano por este hecho? Voy a aburriros un poco más, pues, acabo de recordar la explicación de la palabra "educación": viene de "duce", guiar al alumno: trasladarlo de una sitación a otra. También recuerdo la explicación del verbo querer (muy bonita por cierto). Era algo muy platónico, muy propio de "El banquete": tanto como que querer es buscar: "querer"-quaerere= buscar y "buscar algo" es "querer". Para terminar, recurro a algo que está hoy, gracias a la victoria de Obama, en boca de todos: las votaciones democráticas. En Roma no disponían evidentemente de lectores digitales para las votaciones, ya fuesen elecciones o una votación en el senado. Para estas útimas, las votaciones senatoriales, los romanos eran muy humanos, si me lo permitís. Ellos decían "ire in verba alicuius" para votar en la curia: se acercaban a quien querían votar una vez que este había hecho su discurso. Eran muy eficaces. Hoy el profesor de latín me preguntó mientras encendía el ordenador y el proyector del aula: "¿qué pasa Óscar?" (lo cual se está convirtiendo en tradición que comezó el primer día de clase). Yo le contesté, por hablar de algo: "que ganó Obama". Nos estuvo explicando durante media hora que la elección de un presidente como Obama, por su color de piel, era un síntoma de debilidad del imperio Estadounidense, como ya había ocurrido en el Imperio Romano durane los siglos III y IV d.C. cuando se buscaban emperadores que representasen a minorías o a partes del imperio, pero lejanas a Roma (como Trajano, creo recordar). Pero esto sólo podemos aceptarlo si pensamos, como Polibio, que la Historia es cíclica. Tengo que pensar algo estos días en algo interesante para responder al ¿qué pasou Óscar? de este próximo lunes. ¿Ideas?

sábado, 1 de noviembre de 2008

Surgimineto de la filosofía

Parece que últimamente me acerco mucho a las cosas mediante fuentes secundarias: no es así en absoluto. El primer argumento de mi defensa es que me he comprado el "Los filósofos Presocráticos" de G.S Kirk y J.E Raven. El segundo, y no hay más, que hay fuentes secundarias verdaderamente maravillosas. Un ejemplo es el también adquirido por mí y por alguien cercano a mí "Historia del Pensamiento Filosófico y Científico" de Giovanni Reale y Dario Antiseri. Un tema muy interesante es el punto 2.3 del primer capítulo de este manual: Condiciones socio-político-económicas que favorecieron el surgimiento de la filosofía. Aquí lo tenéis:
"Ya desde el pasado siglo, y sobre todo el siglo actual, los historiadores también han puesto de relieve con justicia el hecho de la libertad política de la que se beneficiaron los griegos, en comparación con los pueblos orientales. El hombre oriental se veía obligado a una obediencia ciega al poder religioso y político. Ya hemos mencionado la gran liberad que poseían los griegos en lo que respecta a la religión. Por lo que se refiere a la situación política, l a cuestión es más compleja; sin embargo, cabe afirmar que también en este ámbito los griegos gozaban de una situación privilegiada, ya que por primera vez en la historia lograron crear instituciones políticas libres. Durante los siglos VII y VI a.C. Grecia sufrió una transformación considerable, desde el punto de vista socioeconómico. Antes era un país primordialmente agrícola, pero a partir de entonces comenzó a desarrollarse cada vez más la industria artesana y el comercio. Se hizo necesario por lo tanto fundar centros de representación comercial, que surgieron primero en las colonias jónicas, sobre todo en Mileto, y más tarde en otras partes. Las ciudades se convirtieron en centros comerciales florecientes, lo cual provocó un notable aumento de la población. La nueva clase de comerciantes y de artesanos logró paulatinamente una considerable fuerza económica y se opuso a la concentración del poder político que se hallaba en manos de la nobleza terrateniente. En las luchas que emprendieron los griegos para transformar las viejas formas aristocráticas de gobierno en las nuevas formas republicanas, señala E. Zeller, había que reavivar y aplicar todas las fuerzas; la vida pública abría el camino a la ciencia y el sentimiento de la joven libertad debía otorgar al carácter del pueblo griego un impulso del que la actividad científica no podía verse exenta. Sí, junto con la trasformación de las condiciones políticas y en una activa emulación, se establecieron las bases de florecimiento artístico y científico de Grecia, no puede negarse la vinculación existente entre ambos fenómenos; cabalmente en los griegos- por completo y de la manera más característica- la cultura es aquello que siempre será en la vida saludable de un pueblo, es decir, será al mismo tiempo fruto y condición de la libertad. Empero hay que señalar un hecho muy importante, que confirma a la perfección lo que acabamos de decir: la filosofía nació en las colonias antes que en la metrópoli y, más exactamente, primero en las colonias de Oriente, en el Asia Menor (en Mileto), e inmediatamente después en las colonias de Occidente, en Italia meridional. A continuación, se trasladó a la metrópoli. Esto sucedió así porque las colonias, gracias a su laboriosidad y a su actividad comercial, alcanzaron primero un bienestar y, debido a la lejanía de la metrópoli, pudieron establecer instituciones libres antes que ésta. Las más favorables condiciones socio-político- económicas de las colonias, junto con los factores señalados en los parágrafos precedentes, fueron los que permitieron que la filosofía surgiese y floreciese en ellas. Luego, una vez que hubo pasado a la metrópolí, alcanzó sus cimas más altas en Atenas, esto es, en la ciudad en que floreció la mayor libertad de que hayan disfrutado los griegos. Por lo tanto la capital de la filosofía griega fue la capital de la libertad griega. Queda por mencionar un último elemento. Al constituirse y consolidarse la polis, es decir, la ciudad-estado, el griego no consideró que este fenómeno comportase una antítesis o una traba a su propia libertad; por lo contrario se vio llevado a tomarse esencialmente a sí mismo como ciudadano. Para los griegos el hombre llegó a coincidir con el ciudadano mismo. Así el Estado se convirtió en el horizonte ético del hombre griego y siguió siéndolo hasta la época helenística. Los ciudadanos sintieron los fines del Estado como sus propios fines (y esto me recuerda a John Donne), el bien del estado como su propio bien, la grandeza del Estado como la propia grandeza y la libertad del Estado como la propia libertad. Si no se tiene presente esto, no se puede entender gran parte de la filosofía griega, en particular la ética y toda la política en la época clásica, y más tarde la compleja evolución de la época helenística. Después de estas indicaciones preliminares, estamos en condiciones de hacer frente a la definición del concepto griego de filosofía".
Este texto es demasiado didáctico. Se pretende distinguir demasiado bien entre filosofía, religión y poesía, lo cual en la Antigua Grecia formaba casi "una" amalgama. El logos en parte procede del mithos. Ahora pienso en lo que una vez me dijeron sobre la relación entre la aparición de la filosofía en las colonias de Jonia y el entorno político-social del siglo XVIII en norteamérica, cuando los colonos crearon un país como lo que era EEUU, una tierra de oportunidades: sin las ataduras y estructuras de la antigua Europa. Me convence: en una colonia estan presentes las ancestras estructuras politicas y sociales (quizás también religiosas) pero de manera mucho más ténue. El entorno: importante, al menos.

Fientividad

En clase de Linguística Latina I, el pasado viernes a las 12:00 interrumpimos la explicación del valor fientivo del verbo "sum" para ir a la puerta de la facultad y guardar un minuto de silencio por los heridos, supongo, de la bomba que puso E.T.A en el aparcamiento de la Universidad (privada) de Navarra. Solidaridad y empatía, supongo. Buen gesto, aunque no había mucha gente. Siempre me había llamado al atención el verbo "become" del inglés "convertirse en, hacerse, llegar a ser: to become a doctor, hacerse médico. También me resultaba extraña otra cosa, el adj becoming: que sienta bien, apropiado "¿que te cambia para bien?". Tras el minuto de silencio volvimos a la explicación del susodicho valor fientivo del "sum", del to be, del ser y estar, δελ ειναι, aunque quizás en el griego recoja mejor la fientividad (¿me estoy inventando la palabra?) el verbo γιγνομαι "venir, sobrevenir, suceder, acaecer, acontecer, resultar, salir, llegar a ser, hacerse, volverse, tornarse, desaparecer...". La profesora nos puso un ejemplo de la Eneida fácil de recordar a propósito de la fientividad (me encanta) del verbo sum latino: Nymphas esse naves convertere. Yo me quedo con un ejemplo del inglés procedente de un auncio de una marca que parece un artículo griego: "Be nice, be tous". . ."Sólo si te transformas comprando cosas de tous serás nice". Ojalá algún día el valor fientivo del verbo sum latino se pueda aplicar a la sociedad española, quizás a toda ella, para dejar de tener que guardar minutos de silencio. No siempre fallan los sistemas, a veces son sus miembros.

Mito y hombre en el cine

Este texto que os propongo lo tomo del libro, que he tomado de la facultad de periodismo de la USC, "El cine, un arte compartido" de James F. Scott:
"Aún persiste el mito de que los actores de Hollywood de los años treinta y cuarenta no sabían actuar; y por supuesto nadie hizo más para que corriera esta idea que esos mismos actores. Ya que muhcos de ellos desarrollaron su talento interpretativo al margen de cualquier tradición teatral estructurada, sospechaban ante cualquier teoría sobre la interpretación teatral. Después de haber escuchado durante toda una tarde una discusión sobre los méritos y las teorías de Stanislavsky, se dice que Spencer Tracy terminió dando su propia versión del problema: Lo único que hay que hacer es aprenderse el papel. Algunos llevaron la simplificación aún más lejos: John Ford y Capra son conocidos por su prevención contra los actores que dan señales de haber estado ensayando su papel. Fonda asegura que aprendió su lección sobre qué es un actor de cine cuando el directór V.Flemming le acusó de declamador. (...) Consideremos, por ejemplo, la imagen de Humphrey Bogart. ¿Dónde está la relación entre el mito y el hombre? Bogart no se convirió en Sam Spade o Philip Marlowe en el momento en el que puso su pie por primera vez sobre el suelo de un estudio. El papel se fue perfilando a lo largo de una década, en la que fue retocado y perfeccionado hasta que el actor podía "andar en ese papel" con absoluta naturalidad. Nació gracias a la clásica figura de "duro" de Hollywood, el antihéroe de los melodramas en los que un tipo así se pasa avasallando a todo el mundo en beneficio propio. Ese fue el papel en que cayó Bogart a su llegada a los estudios de Warner Brothers en Hollywood a principios de 1930, ya que su voz cascada y su aspecto huraño parecían descalificarlo para papeles de galán. Lo que hizo que su papel fuera evolucionando, fue que Warner Brothers- para evitar la competencia de la elegante y europeizante Paramount y la costosa MGM- estaba tratando de lanzar sus películas hacia la clase obrera, que , sin duda, podía identificarse con facilidad con un duro simpático. Así que la oportunidad para desarrollar y crear un nuevo personaje vino por necesidad. Fue este Bogart el actor que encarnó muchos papeles de duro clásico, el que descubrieron John Huston y Howard Hawks en los cuarenta y perfeccionaron y desarrollaron poco a poco una dirección acertada y astuta. El refinamiento de este personaje no se consiguió sin errores. No todos los duros que interpretó Bogart estuvieron a su altura. Cuando trabajó en Bad Sister (1931) para los estudios Universal, interpretó el papel de Valentine Corliss, un astuto embaucador que engaña a Marianne. Pero el traje bien planchado, el pelo muy peinado y el cuello almidonado no ofrecieron muchas oportunidades a Bogart para aprovechar el papel. En una escena lo vemos sentado dentro de un templete romántico del jardín, lleno de flores, jugueteando con los dedos de Marianne. Es obvio que se trata de un villano, pero no hay oportunidad para que Bogart añada nada de sí mismo. Tampoco le favoreció el papel de The Return of Dr. X (1939) donde la Warner Brothers le obligó a hacer de vampiro. Enfundado en un estrecho abrigo negro y cubierto de carmín y maquillaje, Bogart no llegó a crear el papel que exigía de él. Sin embargo no ocurre lo mismo en "El bosque petrificado 1936" en su papel de Duke Mantee- también para Warner Brothers-. De pronto, su imagen se nos hace más real, más auténtica. La incipiente barba, las profundas arrugas de su cara, el pelo enmarañado como por el viento del desierto, y el cuello de la camisa abierto, sucio y manchado de sudor, le deja libre para actuar con naturalidad. Sus músculos parecen haber recuperado la agilidad, se siente libre para mover los hombros y dar zancadas a su gusto. Esta es la imagen de Bogart que recogerá Huston para su Tesoro de Sierra madre (1948) y La reina de África. Una vez que Bogart ha encontrado la base de su personaje, se dedicó a elaborarlo en todos sus detalles. En sus películas de los años cuarenta, su cara se vuelve muy flexible, jugando entre la sonrisa y la mueca. Es su vehículo para la ironía y para su relación peculiar de amor-odio con el mundo. Bogart aprieta la lengua detrás del labio inferior empujándolo hacia delante con aire despectivo. Su media sonrisa, en la que apenas se ven unos cuantos dientes, se hace clásica. Lo que parece la expresión de un perro es, a veces, el resultado de un gran dolor sin palabras. Esta mueca puede terminar en una sonrisa, si la situación lo requiere. A medida que Bogart se hace dueño de su capacidad expresiva, el vestuario pierde su importancia, aunque la corbata nunca está bien anudada y permanece como un símbolo de la inadaptación social. Es interesante observar que cuando interpretó Casablanca en 1943 su personaje ya estaba tan definido que pudo aparecer incluso con smoking y sin embargo el público sabía que se trataba tan sólo de un disfraz. Todos sabían que Rick, un expatriado americano, hambriento de amor, tendría que dejar ese mundo fácil y volver a la guerra antes de que terminara la película.