miércoles, 25 de febrero de 2009

El legado del Sánscrito

El legado que nos llega del Indio Antiguo a los hablantes de una lengua romance como la nuestra: el castellano. Hemos tomado ejemplos de palabras visiblemente relacionadas por compartir su raíz indoeuropea con algún término sánscrito o por ser préstamos de origen sánscrito al castellano a través de otras lenguas:

• Asana (una conocida posición de yoga)
• Atutía o tutía (Del ár. Hisp attutiyya, este del árabe clásico. “tutiya” y este del sánscrito tuttha) Óxido de cinc, generalmente impurificado con otras sales metálicas, que de manera de costra dura y de color gris se achiere a los conductos, chimeneas y hornos donde se tratan minerales de cinc o se fabrica latón.
• Avatar (Del francés avatar, y este del sánscrito avatàra) Descenso o encarnación de un dios. Fase, cambio, vicisitud. Reencarnación transformación.
• Hiemal: ‘invernal’ (latín hiemalis; sánscrito hemanta: ‘invierno’)
• Júpiter (latín Iu-piter: ‘padre de los dioses’; sánscrito Diaus-pitar: ‘padre del cielo’).
• Brahmán (bráhmana) Del árabe clásico barahman, este del persa barahman, y este del sánscrito bráhman, cuerpo de teólogos. Miembro de la primera de las cuatro castas tradicionales de la India.
• Buda, del sánscrito persona que ha alcanzado la sabiduría, la perfección.
• Gurú (del sánscrito gurús, maestro). Jefe espiritual o religioso.
• Esvástica (del sánscrito svástica) cruz gamada
• Karma del sánscrito karma “hecho, acción” En algunas religiones de la India energía derivada de los actos que condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones hasta que se alcanza la perfección.
• Mantra del sánscrito mantra, literalmente pensamiento. En el hinduismo y en el budismo silabas palabras o frases sagradas generalmente en sánscrito que se recitan durante el culto para invocar a la divinidad o como apoyo de la meditación.
• Nirvana voz sánscrita. En algunas religiones de la india es el estado resultante de la liberación de los deseos, de la conciencia individual y de la reencarnación, que se alcanza mediante la meditación y la iluminación.
• Yoga del sánscrito yoga: unión, esfuerzo. Disciplinas físico-mentales originarias de la india, destinadas a conseguir la perfección espiritual y la unión con lo absoluto.
• Ajedrez (préstamo del árabe as-satrany, pero de origen sánscrito: chaturanga, ‘cuatro miembros’).
• Azúcar (préstamo del árabe, de origen sánscrito: sukha, ‘dulce’)
• Azufre (préstamo del árabe, de origen sánscrito śulbāri: ‘enemigo del cobre’; siendo śulbā o śulva: ‘cobre’; āri: ‘enemigo’).
• Azul (Quizás alteración del árabe hispano lazaward, este del árabe lazaward y este del persa lagvard o lazvard y este del sánscrito rjavarta, “rizo del rey”.
• Burbuja (en sánscrito budbudah).
• Diestro (latín dexter; sánscrito daksina: hábil, derecho)
• Naranja (del árabe hispano naranga, este del árabe náráng, este del persa narang, y este del sánscrito nárańga).

Montefaro

Tras el desastre de los incendios de hace dos o tres veranos, el sábado fuimos al Montefaro, monte cercano a mi casa, para hacer senderismo. Se encuentra en la frontera entre Salceda de Caselas y O Porriño. En el practican las mejores escuelas de alpinistas de Galicia. La gente llama “la muela” a su peña máxima. Los grandes paisajes graníticos dejan a uno boquiabierto. Creo que por la parte trasera de este monte hay caballos bravos. Ya los clásicos como Estrabón o Plinio, hablaron de los (en gallego) “aquelados ligeros”, a los que les atribuyeron antiguas leyendas sobre su origen en yeguas preñadas por el Céfiro y el Favonio. El Céfiro, cálido y suave viento del oeste, hijo de Eolo y la Aurora según la tradición. Una cosa que me llamó la atención fue el “estacato” que efectuaban los pájaros. El canto de éstos, en primavera, suele formar parte del cortejo. Lo utiliza el macho para atraer a la hembra. Las aves tienen unas membranas situadas en la parte inferior de la tráquea, en una estructura que se llama siringe. Estas membranas vibran. Las diferentes clases de pájaros producen cantos distintos, porque la forma de su siringe y el número de músculos que la activa varía según la especie. Además, los pájaros hacen otros sonidos. Tienen voces de alarma que otras especies conocen como señal de peligro. Los cantos difieren unos de otros por su tono, pauta, ritmo y calidad. Hay aves como la cigüeña y el pelícano que no tienen voz. Me fijé también en sus colores y me di cuenta de que las aves con los colores más brillantes pasan la mayor parte del tiempo en árboles, o en el aire, mientras que las aves más opacas, con colores apagados viven en el suelo o cerca de él. Su parte superior suele ser más oscura que la inferior. Creemos que la naturaleza les ha dado estos colores para que no sean fácilmente descubiertas pro sus enemigos depredadores. Quizás también sirvan sus colores para atraer a una buena pareja. Por último recuerdo que pisé, justo en la cima a una lombriz de tierra. La partí a la mitad. La dividí. Seguía viva y moviéndose. Me pregunté cómo podía hacerlo. Cuando llegué a casa y constaté que poseía cinco corazones, me sorprendí mucho.

Amada!

La tenía desde hace tiempo en mi poder... pero no se ni de donde la robé. Da lo mismo. Es preciosa.


¿Y conseguiste lo que
querías de esta vida, a pesar de todo?
Sí.
¿Y qué querías?
Llamarme a mi misma 'amada', sentirme
amada sobre la tierra."

miércoles, 18 de febrero de 2009

Sopas humildes y viejas.

Nadie hace la sopa, ni siquiera yo, como mis abuelas: ¿será verdad eso que dicen de que las comidas de cuchara son patrimonio de las clases populares y por eso nadie las prepara mejor que ellas? Una de mis abuelas empezó a trabajar cuidando niños, cuando su padre abandonó a su madre para irse a Argentina (de donde nunca volvió), a los doce años. La otra se fue a Alemania a trabajar en la posguerra. Por eso hacen esa sopa tan tan rica.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Crisis materna.

Mi eventual escepticismo para con la vida (así en general) era esta vez, con respecto a la crisis, un tanto forzado, un tanto irreal, un tanto imaginario: era un escudo. Quería existir, pero no era en realidad. Hoy me he dado cuenta, cuando despidieron a mi madre del trabajo.

Tears in heaven.

No conocía esta canción en la versión de Billy Joel y Sting: para disculparme para con ella la escucho, repetida y exclusivamente mientras escribo sobre dos películas que miré (sic) con atención, esta tarde. La primera Motín: durante la Guerra de Independencia de 1812, el capitán de barco americano James Marshall (Mark Stevens) es contratado para transferir 10 millones de dólares en lingotes oro desde Francia hasta los Estados Unidos, para ayudar a las tropas norteamericanas a combatir a los ingleses. Todo lo complica la avaricia. La segunda Bailando con Lobos, practicando Cuatro (creo que es el lema que más odio en la televisión) “Practica cuatro”. Bailando con lobos tenemos que encuadrarla dentro del nuevo marco empresarial de finales de los ochenta y principios de los noventa, en el que muchos directores o estrellas actuaban como sus propios productores independientes, y "donde la producción norteamericana es la comercialmente hegemónica del mercado mundial. Algunos directores veteranos observaron con perplejidad los nuevos cambiós en una situación en la que unos yuppies especializados en mercadotecnia conducían implacablemente las riendas de la industria con una calculadora en la mano y sin leerse los guiones que producían. Tal fue el caso del melancólico John Huston, quien expiró tras adaptar prodigiosamente a James Joyce en Dublineses (The Dead, 1987). Los nuevos comportamientos sociales y las nuevas prácticas económicas rapaces de la sociedad postindustrial se expusieron crudamente en Wall Street de Oliver Stone. Mientras otros directores como nuestro Kevin Kostner en su narcisista alegato proindio de Bailando con lobos (Dances with wolves 1990) ofrecían como contrapunto una visión autocrítica de la codicia depredadora que se había asentado en la “construcción de su nación”. Un anti western que no deja de ser un western más. Pero alguien tenía que hacerlo. Recibión un aluvión de Oscars.

Brahms y Schumann

Una vez se había formado como pianista, a los quince años Brahms ha de empezar a ganarse la vida y en el mes de septiembre de 1848 y abril de 1849 ofrece sendos recitales en Hamburgo. Como complemento, Brahms da clases de piano y acompaña en el teatro estatal o toca en las tabernas de la ciudad. Finalmente, la fortuna sonríe al joven artista cuando el violinista húngaro Eduard Remenyi recala en Hamburgo y lo acepta como acompañante en sus giras. Gracias a él Brahms puede conocer en 1852 al también violinista Joseph Joachim, virtuoso célebre a la temprana edad de 22 años. Joachim intuye el excepcional talento de Brahms al escucharle interpretar sus primeras composiciones para piano, y le anima a presentarse a Robert Schumann. La generosa acogida de éste, a finales de septiembre de 1853, suscita en Brahms una gratitud que pronto tendrá ocasión de demostrar. En febrero del 1854 la locura se apodera de Schumann, que intenta ahogarse en el Rin, en Dusseldorf, y es internado en un asilo de Endenich, cerca de Bonn, donde fallecerá el 19 de julio de 1856. Durante estos dos años, Brahms es apoyo fiel de Clara Schumann y de sus siete hijos, el último de los cuales, Felix, es apadrinado por Brahms, cuya relación con Clara se hace cada vez más y más profunda; su amor durará hasta la muerte de ella en 1896. De la amplísima correspondencia sólo una parte ha llegado hasta nosotros y no permite dilucidar si la relación fue más allá de lo platónico. Lo cierto es que Brahms, que se aproximó al matrimonio al menos en dos ocasiones, con Agathe von Siebold y con la cantante Herminie Spies, nunca llegó a él”.

jueves, 5 de febrero de 2009

Valkyrie: de Wagner (claro).

Tom Cruise me ha gustado, una vez más. Es de esas personas que quizás no congenio demasiado con ellas, pero... me gustan como actor. Vainilla Sky, Rebeldes (de Coppola) Eyes Wide Shut ya me habían gustado. No recuerdo buen recuerdo, eso sí, de "Leones por banderas".El uniforme nazi (original segun dicen) le viene que ni pintado al marido de mi querida Katie de Dawson Creek... Creo que es la ausencia de patillas en su cara... Esta vez interpreta y homenajea a la figura del Coronel Claus Von Stauffenberg. Por los cuchicheos de dos chicas que estaban detrás de mí en el cine me entero que ya hubo una película de TV alemana de 2004 que narró la historia de este hombre. Me gustó porque durante muchos momentos no es una americanada mostrando valentía, entereza y honor. Cuando deja su cartera debajo de la mesa el coronel Stauffenberg no deja de volver la mirada, nervioso, esperando la llamada que le va a salvar el pellejo. Seguro que es porque el personaje no es americano. Por lo visto el auténtico Claus Von Stauffenberg era una figura mítica por su señorío y su aspecto. Estaba casado con una baronesa, que murió en 2006 y con cinco descendientes. Él era conde. Al comienzo me recordaba a "El paciente inglés" por lo de la arena. Después, a cualquier pelicula de nazis por los símbolos (por todas partes) propagandísticos del nazismo. Finalmente me acordé por la impresionante iluminación en claroscuro de Caravaggio y de Tintoretto a la vez que aquella habitación tan mágicamente iluminada de "El pianista". Lo mejor de la pelicula son los hombres: las interpretaciones (incluso la del excéntrico Hitler). Hay un par de diálogos buenos (para ser el siglo XXI y que hayan muerto ya los buenos guionistas, claro). La película no es lenta. Ni tiene altibajos. Es de lo mejor que he ido a ver últimamente a la gran pantalla. Nunca pensé que diría esto de una película que empieza con "Basada en hechos reales". En serio, no lo soporto. A nadie le debería importar. ¡Qué falta de imaginación tenemos! Buena película. ¿Qué hubiese pasado si consiguiesen matar a Hitler? ¿Se armó tanto revuelo, llegando a arrestar a todo el ministerio? Tengo ganas de investigar. Es interesante que el coronel sea un conde, y que por eso quiera matar a Hitler, que lo último que diga sea "viva nuestra sagrada alemania": me recuerda a lo del Sacro Imperio. Aun así igual es preferible una nobleza ultracatólica dirigiendo a los alemanes que al Führer (palabra que como se escucha al principio de la cinta solo pronuncian bien los Alemanes). Operación Valkyrie de Wagner.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Elegiendo

Acabo de salir de mi examen de Indoeuropeo: me debato ahora entre dos asignaturas. Os explico: una es anual y la vengo cursando desde el inicio de curso. Son tres horas (12-13h) cada día los lunes, martes y miércoles. Pero en mi matricula aparezco también inscrito en Sánscrito (un curso monográfico). Su horario es de 12 a 13:30 los lunes y los martes. El miércoles podría ir a Literatura Latina (la anual de la que os hablaba). Pero ¿y los lunes y los martes? No sé qué hacer porque se supone que los martes tendríamos que comentar textos literarios latinos en clase. Y la asistencia es importante en el aprendizaje del Sánscrito (creo) y en la calificación. Por otra parte, como vamos a ser pocos en clase, quizás podamos cambiar el horario... Modifico la matrícula ¿verdad?

lunes, 2 de febrero de 2009

Fédéric Chopin

Estaba escuchando un poco de Chopin para empezar a preparar un examen de francés que tengo el lunes. Recuerdo haber hecho algún trabajo sobre él. Pero mi memoria es mala. No sé demasiado sobre este romántico: recuerdo eso sí, sus enfermedades estomacales y su fobia a los espacios abiertos. Busco y me deleito: ¿Hubiese sido Chopin el mismo de no haber caído en París? Ni hablar, imposible. En París Chopin se hizo, pasó de ser Fryderyk ser Frédéric, se esculpió para la posteridad, se entregó, vivió hasta las últimas consecuencias, murió y se inmortalizó. Llegó en 1831. Con la tarjeta de visita llena ya de algunas pruebas de su genio musical. Para entonces había compuesto buena parte de sus Estudiios, opus 10, por ejemplo con lo que había explorado esas microformas del piano que desarrolló durante toda su vida- en preludios, nocturnos, scherzos, polonesas, mazurcas, baladas…- y que le hacen un genial escritor de relatos musicales en ese género más que en otros que pueden ser equiparables a las novelas, aunque éstas, como sus dos conciertos monumentales y sus tres sonatas, sean también obras maestras. Allí estaban Liszt, Mendelssohn, allí el público se perfumaba con las mejores óperas de Rosinni y Bellini, dos de las almas musicales que Chopin más admiró; allí era fácil encontrarse en el mismo salón a Victor Hugo, Balzac, a Meyerbeer, Berilos, Ingres y Delacroix. Todos ellos muy probablemente le escucharían tocar y algunos de sus amigos sin duda dejarían a sus vástagos a su cuidado para sus clases musicales, con las que se hacía un sueldo y que cobraba a precio de oro, unos treinta francos por sesison, lo que le permitió nadar en el lujo. En París, Chopin se convirtió en un referente muy pronto. Se movió como una anguila en los círculos de poder, donde le introdujo la familia Rothschild, que expedían los mejores pasaportes para la élite. Su ambición era convertirse en un intérprete de éxito, pero su salud le regateaba la fuerza física necesaria para aguantar y fue incapaz de resistir ciertas comparaciones como la que suponía ser contemporáneo de Franz Liszt, el huracán del piano, el mayor triunfador de la tecla en aquel París. Tuvieron una intensa relación de amor odio, envidias y admiraciones mutuas que en la historia se han resuelto con empate. Si Liszt fue un intérprete superdotado, Chopin fue un compositor genial para el piano. La fuerza de la naturaleza que debía ser Liszt al piano le deja como auténtico precursor del fenómeno de los fans musicales ¿un pre-Beatle?, quien hacía literalmente berrear a las señoras e impresionaba a sus defensores y a sus detractores. Chopin admitió la supremacía de Liszt en la interpretación con una frase definitiva: “Liszt está tocando mis Estudios- le contaba a su amigo Stephen Heller en una carta- y me trasporta más allá de mis concepciones. Me gustaría robarle su manera de interpretarlos”, cuenta Harold C. Schonberg, crítico de The New Cork Times, en su capítulo dedicado a Chopin del libro Los mejores pianistas. Quizás la fuerza indomable, electrizante de Liszt al piano acobardara un tanto a Chopin- cuyas limitaciones físicas daban para mostrar su téctnica, pero no para arrancar la fuerza suficiente que necesita un concertista en grandes auditorios- y le llevara a dejar de tocar como tal a los 26 años, después de un concierto en París en Abril de 1835. Desde entonces ofrecía recitales en salones pequeños, no con más de trescientas personas de público. Alguna vez lo hizo a cuatro manos con Liszt, que siempre se declaró admirador de su obra y admitió sin reservas su genio creativo agregando a su repertorio de intérprete sus partituras. Y en uno de esos salones conoció Chopin a George Sand, el amor que quedó para la historia. Se la presentó precisamente Liszt en una de esas veladas en las que ambos causaban sensación, porque en materia de donjuanismo, el polaco no era mal pájaro y tenía fama de ligón. Fue una carrera que San frenó en seco. Ella era seis años mayor que él. Su verdadero nombre era Aurora Dudevant y empleaba su seudónimo para firmar novelas como Indiana o Lélia, que impactaron en la época por ser un ataque furibundo a convenciones morales y costumbres como el matrimonio. La recuerdan como un torbellino que fascinaba por su inteligencia y provocaba vistiendo ropa masculina y fumando puros en público. Tuvo amantes como Próspero Mérimée, Alfred de Musset, Jules Sandeau y dicen también que Liszt, pero el influjo de Chopin en su vida le marcó a ella y a sus dos hijos, Maurice y Solange, con quienes el compositor convivió. Por Sand nos que da constancia de su experiencia juntos en ese libro que todavía hoy despierta la ira de los baleares, Un invierno en Mallorca. Pensaron que sería un buen lugar para buscar paz e inspiración y marcharon los dos con los hijos de ella en busca de un refugio donde recuperarse de las distracciones propias de París y cuidar su delicada salud. Pero el carácter de los nativos y un tiempo de perros consiguieron empeorar todo salvo una cosa: el remate de una obra fantástica. En Mallorca perfeccionó sus Preludios, creó algunos memorables nocturnos y seguramente impresionó a su familia postiza por la forma en que componía. Ya sé algo más sobre Chopin. Ahora gramática francesa, qué ilusión.

Soy voluble.

Leí a Wilde con 17 años y me fascinaba, lo leo ahora y me cansa y a la vez me vuelve voluble al escribir, como final de De Profundis, cosas como esta:

Viniste a mí para aprender el placer de la Vida y el placer del Arte. Acaso se me haya escogido para enseñarte algo que es mucho más maravilloso, él significado del Dolor y su Belleza. Tu amigo que te quiere,

Oscar Wilde.