En estas navidades leo una biografía del pensamiento de Nietzsche publicada por Rudiger Safränski. Todavía acabo de empezarla pero ya hay un par de pinceladas que me gustan. En la página 44 revela algo que en cierta medida nos ocurre a algunos estudiantes, aunque siempre sea una osadía compararse con un genio:
"El examen de sí mismo le permite reconocer que lo determinanate para su proceso de formación no ha sido la coacción exterior, ni las perspectivas de carrera y la seguridad profesional, y ni siquiera la pasión por la filología, sino que, por el contrario, ha escogido la filología como medio de disciplinarse frente a la seducción del horizonte enorme de conocimiento y de las pasiones científicas."
Hoy en día, con toda la vorágine de especializaciones que nos persigue no parece descabellado, sino muy lógico y comprensible, escoger con libertad una disciplina amplia que nos ayude a formarnos como humanos. Nietzsche, entre otros, ha superado ese sentimiento que invade a muchos de que mediante el universalismo no se llega al fondo de las cuestiones, que tantas veces, sobre todo hoy en día, pone a los estudiantes y jóvenes en general, en el mejor de los casos, en los brazos de la ciencia estricta.
El otro tema que me complacía resulta ser que durante su adolescencia, como yo, Nietzsche se negó ostentosamente a participar en la celebración eucarística. Esto, evidentemente provocó un enfrentamiento con su madre. Yo, a veces, aun recuerdo risueño aquella bronca con mi padre por negarme a recitar aquel padre nuestro.