miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Y la clase media?

Escribe Andrés Trapiello en su Do fuir, que forma parte de su Salón de pasos perdidos:
TAN impuntual es el que llega cinco minutos antes como el que llega cinco minutos tarde. Los pobres y las gentes extracción humilde desacostumbrados a la vida social y a la etiqueta, siempre llegan con antelación a sus citas (siempre se les ve dos horas antes en la estación de trenes o en las bodas o en los entierros). En cambio es raro tropezarse con un nuevo rico que no llegue con retraso, y cierta ostentación vulgar, a todas las suyas. Esto pensaba mientras esperaba en el Pub de Santa Bárbara a X, que llegó veinticinco minutos tarde. Y estaba furioso no por él, sino por mi propio pasado, porque había llegado diez minutos antes.

Comparto totalmente su opinión (y he de decir que ya había pensado yo sobre el tema añadiendo un pequeño matiz: que la clase más media por lo general está habitada de puntuales stricto sensu). Sociología casera. ¡Qué bien escribe Trapiello!

Un verano... con Mónica

Creo que en Septiembre vi esta película: Un verano con Mónica. Una de mis abundantes carestías cinematográficas es Ingmar Bergman. Escribe el guión y dirige esta película, que describe un “proceso” enamoramiento y desenamoramiento. Todo empieza con la llegada de la primavera (primer tópico), dos jóvenes en un ambiente hostil. La chica, a la que manosean, humillan y a la que el padre suele pegar, es realmente picarona: el enamorado, como no (segundo tópico), descuida su trabajo. Sobre el minuto 15 de la película hay una escena ridícula: “¿Por qué no me abrazas? Tengo frío. Puedes besarme”. En cambio, se ve contrarrestada por una bonita escena en la que los protagonistas salen con gorros.



Me gustan los juegos de sombras con la puerta y el cristal antes de la reyerta (tercer tópico), en la que Mónica está realmente guapa. Para mí, la mejor escena de la película, es incluso romántica, es en la que le enseña a bailar en el embarcadero. Un diálogo:

-“¿Sabes Mónica? Siempre he estado muy solo. Mi madre murió y mi padre se volvió taciturno.

- Yo, en cambio, no sé qué es la soledad: siempre éramos tantos en casa..."

Me doy cuenta de que Mónica es un poco egoísta, mal crónico de algunas mujeres cuando no están enamoradas. Se acuesta con otro porque éste no puede comprarle un abrigo. Es una cualquiera que incluso, con la intención de herir dice de su amante: “él sí que es un hombre”. Por su comentario recibe golpes: él le pega. No querría ser misógino pero ¿qué esperaba? Se separan. Él se queda con la niña.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Psiquiatría y la URSS.


La semana pasada fui a una presentación de un libro, un romancero un tanto crítico con Bolonia. El autor, Jose Carlos Bermejo Barrera, mencionó algo, a propósito de su presentación y de la falta de un "sector crítico" activo en España, que me llamó mucho la atención: una enfermedad que diagnosticaban en la URSS sobre todo en la época del deshielo: el "Trastorno latente de ideas reformistas". Era una "esquizofrenia latente” llena de fantasías paranoicas de reformar la sociedad”. Durante la época de Jruschov, las autoridades soviéticas comenzaron encerrar a los disidentes políticos en los hospitales. La KGB pensó. Desacreditaban a los intelectuales y, amparados por lo que llaman "ciencia" ¿quién les discutiría que estaban mal de la cabeza? Anteayer vi una película sobre la batalla de Stalingrado (17 de Julio de 1942 a 2 de Febrero del 1943) que, por partes, me gustó: "Enemigo a las Puertas", con un inteligente Jude Law y Ed Harris en un papel nazi para el que parece que estudió toda su vida. Me gustó el final: ganan los rusos.


Y ayer vi la que posiblemente sea la peor película de la historia, y de Rohmer: "La marques d´o" insultante, cargada de pedantería y formalidades y de un histrionismo que hace que pensemos que, por Dios, se trate de una parodia. El protagonista era también ruso (en la película), Bruno Ganz y se dedica a salvar marquesas para después violarlas.

Mi conclusión de todo esto fue: "son raros, a los rusos hay que darles de comer aparte".


Strange Fruit


Strange fruit


Southern trees bear strange fruit,

Blood on the leaves and blood at the root,

Black bodies swinging in the southern breeze,

Strange fruit hanging from the poplar trees.

Pastoral scene of the gallant south,

The bulging eyes and the twisted mouth,

Scent of magnolias,

sweet and fresh,

Then the sudden smell of burning flesh.

Here is fruit for the crows to pluck,

For the rain to gather, for the wind to suck,

For the sun to rot,for the trees to drop,

Here is a strange and bitter crop.


Árboles sureños cargan una extraña fruta

Sangre en las hojas y sangre en la raíz.

Cuerpos negros se balancean en la brisa sureña.

Escena pastoral del galante Sur

Los ojos saltones y la boca torcida

Perfume de magnolias

dulce y fresco

Luego un repentino olor a carne quemada

Aquí está la fruta para que los cuervos arranquen

Para que la lluvia la recoja, para que el viento la chupe.

Para que el sol la pudra.

Para que el árbol la tire.

Aquí, una extraña y amarga cosecha.


Abel Meeropol, profesor de escuela, se inspira en una foto de un linchamiento en la que aparece un joven negro colgado de un árbol. Todo ocurrió el 7 de Agosto de 1930 en Indiana, sur de los Estados Unidos. Tres hombres negros habían sido acusados de asesinato y violación y la justicia corrió a cargo de lo que los americanos llaman “mob”: una multitud, una turba, en la que estaban mezclados miembros del ku kux klan con la policía. Dos de ellos fueron mutilados y asesinados. El tercero, de tan solo 16 años, y al que los otros dos muchachos de 19 le habían puesto el arma en las manos, había intentado atracar a un hombre que estaba en un coche con su esposa. Ocurrió que lo conocía, le entregó la pistola a sus compinches y se fue corriendo. Cameron, así se llamaba, declaró años más tarde que sólo tenían la intención de atracar. A él también lo arrestraron y le pusieron un lazo en el cuello, pero una desconocida voz de mujer dijo: “take this boy back. He doesn’t have anything to do with any shooting or raping”. Misterioso.

Y canta la "voz dramática", Billie Holiday: