lunes, 5 de diciembre de 2011

Master 451

A veces uno tiene la impresión de que el mundo va al revés.
Entonces, lee. Fahrenheit 451: temperatura a la que el papel de los libros se enciende y arde.

¿Hay que temer a los bomberos?

-¿Sabe? No me causa usted ningún temor.
Él se sorprendió.
-¿Por qué habría de causárselo?
-Les ocurre a mucha gente. Temer a los bomberos, quiero decir. Pero, al fin y al
cabo, usted no es más que un hombre...
Montag se vio en los ojos de ella, suspendido en dos brillantes gotas de agua,
oscuro y diminuto, pero con mucho detalle; las líneas alrededor de su boca, todo
en su sitio, como si los ojos de la muchacha fuesen dos milagrosos pedacitos de
ámbar violeta que pudiesen capturarle y conservarle intacto. El rostro de la joven,
vuelto ahora hacia él, era un frágil cristal de leche con una luz suave y constante
en su interior. No era la luz histérica de la electricidad, sino... ¿Qué? Sino la
agradable, extraña y parpadeante luz de una vela. Una vez, cuando él era niño, en
un corte de energía, su madre había encontrado y encendido una última vela, y se
había producido una breve hora de redescubrimiento, de una iluminación tal que el
espacio perdió sus vastas dimensiones Y se cerró confortablemente alrededor de
s, transformados, esperando ellos, madre e hijo, solitario que la energía no
volviese quizá demasiado Pronto...
En aquel momento, Clarisse MeClellan dijo:
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-¿No le importa que le haga preguntas? ¿Cuánto tiempo lleva trabajando de
bombero?
-Desde que tenía veinte años, ahora hace ya diez años.
-¿Lee alguna vez alguno de los libros que quema?
Él se echó a reir.
-¡Está prohibido por la ley'
_¡Oh! Claro...
-Es un buen trabajo. El lunes quema a Millay, el miércoles a Whitman, el viernes a
Faulkner, conviértelos en ceniza y, luego, quema las cenizas. Este es nuestro
lema oficial.
Siguieron caminando y la muchacha preguntó:
-¿Es verdad que, hace mucho tiempo, los bomberos apagaban incendios, en vez
de provocarlos?
-No. Las casas han sido siempre a prueba de incendios. Puedes creerme. Te lo
digo yo.
-¡Es extraño! Una vez, oí decir que hace muchísimo tiempo las casas se
quemaban por accidente y hacían falta bomberos para apagar las llamas.
Montag se echó a reír.
Ella le lanzó una rápida mirada.
-¿Por qué se ríe?
-No lo sé. -Volvió a reírse y se detuvo-, ¿Por qué?
-Ríe sin que yo haya dicho nada gracioso, y contesta inmediatamente. Nunca se
detiene a pensar en lo que le pregunto.
Montag se detuvo.
-Eres muy extraña -dijo, mirándola-. ¿Ignoras qué es el respeto?
-No me proponía ser grosera. Lo que me ocurre es que me gusta demasiado
observar a la gente.

Se acerca las Navidades, y es época de recordar ciertas cosas: cuando la gente pregunta para qué sirve aquello que estudias o por qué haces algo, no debes tener dudas: estás justo en lo correcto.

PD: esto no sirve si eres un Bombero, un gestor en la aplicación de las llamas, si cursas el Máster de Profesorado.

lunes, 9 de mayo de 2011

Cuidado con elogiarlo todo


No me gustan los que se exceden elogiando a los que llaman "clásicos" sin apenas entenderlos, ni los que identifican antiguo con bueno; parecen, por desgracia sin serlo, filólogos del XIX.

Un diálogo ficticio:

-Paul Veyne en Séneca, una introducción:
"¿Los renacentistas no usaban capiteles de templos griegos paganos para iglesias cristianas? Yo quiero valerme de conceptos y pensamientos antiguos para darles un nuevo uso".

-Adolf Hitler: Yo ya he probado con la esclavitud porque "con humanidad y democracia nunca han sido liberados los pueblos".

El estoicismo, la filosofía del yo.

Séneca escribe en la Consolación a Helvia, su madre, a propósito de su destierro en Córcega motivado por un supuesto affaire adúltero con la hermana del enfermo Calígula, una tal Julia Livila:
La fortuna no te ha concedido que quedes libre de los más graves duelos, ni siquiera ha hecho una excepción con tu nacimiento: perdiste a tu madre justo cuando naciste, mejor dicho, mientras nacías, y en cierta manera, fuiste abandonada a la vida. Creciste bajo una madrastra a la que, gracias sin duda a tu obediencia y cariño, igual al que puede concebirse en una hija, obligaste a transformarse en madre, pero para cualquiera supone mucho una madrastra aunque sea buena. Perdiste a mi tío, hombre encantador, extraordinario, lleno de energía, cuando estabas esperando su llegada; y para que la fortuna no aligerase su crueldad con intervalos, al cabo de menos de treinta días, acompañaste los restos de tu amadísimo esposo, del que habías tenido tres hijos. Cuando todavía estabas de luto se te anunció la tragedia, en ausencia por cierto de todos tus hijos, como si a propósito se acumulasen todos los males en ese momento para que no hubiese donde tu dolor pudiera apoyarse. Paso por alto tantos peligros, tantos miedos; lanzándolos sobre ti sin tregua los soportaste: uno tras otro en el mismo regazo del que habías dejado marchar tres nietos, recogiste las cenizas de tres nietos; aún no habían pasado veinte días desde que habías enterrado a mi hijo, muerto en tus brazos, cubierto de besos, y escuchaste la noticia de que yo había sido desterrado; te faltaba todavía eso: llorar a los vivos.

domingo, 20 de febrero de 2011

Cernuda y J.R.J.

En clase de Teoría de la Literatura nos habían comentado de pasada que Juan Ramón Jiménez decía que los poemas de Cernuda parecían traducidos del inglés. “Lo malo es que él no sabe inglés”, apuntillaba. Se conocen en 1925 y sólo dos años después Cernuda ya es atacado por JRJ puesto que su libro Perfil del Aire le parece a este demasiado influido por Guillén.

Leyendo Do fuir, de Trapiello me encuentro con unas palabras de Cernuda:
Respecto a Valle-Inclán o Juan Ramón Jiménez diría que parecían tan atentos a sus propias palabras que no les quedaba tiempo para escuchar las ajenas, si no recordara que Machado, aunque hablaba poco, aún escuchaba menos.
Indago un poco y me encuentro con esto (unas cartas) y con esto (un Catedrático de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla.).

Con el tiempo, uno va atando cabos.


El síndrome Indiana Jones



Me sentí ridículo al equivocarme; pero me gusta que los aseos de los bares, pubs o restaurantes no tengan carteles o etiquetas muy claras sobre hombres y mujeres. Resulta que me siento intrépido cuando, sin tenerlo claro, me decido a entrar.

Equivalencias

Después de 5 años de formación de Filólogo Clásico llego a la conclusión de que "Dialéctica" en Aristóteles quiere decir "Lógica": en cambio, en Roma, ya es "Diálogo". También digiero que mayéutica, en Platón, sigue siendo dar a luz (a propósito de la matrona): dar a luz a la verdad.

"La filosofía nos introduce un espacio enorme entre nosotros y el resto de los hombres, nos de mayor estatura que la humana y nos hace apenas más pequeños que un dios"

Paul Veyne


sábado, 19 de febrero de 2011

Paul Veyne y Juana

Leo en un libro de Paul Veyne sobre Séneca, que sus diálogos no son más que "conversaciones sobre". Y tanto es así que dentro de su obra filosófica, por ejemplo, tenemos su gran obra de los últimos años, ni más ni menos que unas Cartas a Lucilio. El resurgimiento de Séneca empieza en un círculo editorial vinculado a Foucault, que vivió bajo la amenaza del sida. Su razonamiento parece el siguiente: ante la muerte, y su amenaza, nuestro único arma es el "yo". Esto hizo que yo recordase a mi tía Juana, en su peluquería, sosteniendo con la izquierda un flequillo, con la diestra unas tijeras y diciéndole a una clienta, a propósito de alguien que se había muerto en su cama, sin enterarse, hace un par de noches: "para la muerte hay que ser egoísta".

miércoles, 16 de febrero de 2011

Sobre el amor.

Hoy, entre bromas, un amigo dio en la clave: en una sentencia jocosa resolvió uno de los pequeños problemas del ser humano. Hablábamos sobre mujeres y hombres, sobre el Banquete de Platón, sobre el Amor en general... Sin pensarlo demasiado, con la mirada muy perdida en su taza de café llena de espontaneidad, dijo: "o sexo con amor, ou o amor con sexo; eu penso que iso non existe:¿non vedes que hai un órgano para cada cousa?"

Y yo recordé lo que decía la magia de Cortázar: "Si hablamos de amor hablamos de sexualidad: al revés ya no tanto". Aunque creo que en lugar de sexualidad, yo escribiría sexo.

Mi piano


Hace poco uno de mis compañeros de piso me preguntó si todavía tocaba el piano (él también lo hacía). Me cogió desprevenido y contesté con un tajante: "el piano se ha convertido en el adorno más caro de mi casa". Me sentí un poco mal, y buscando redimirme, intentaré tocar en las próximas dos estaciones, el tercer movimiento de la Apassionata, Piano Sonata No. 23 in F minor, Op. 57.

martes, 8 de febrero de 2011

Diálogo

Y me viene a la mente una conversación fuera de contexto en la que se puede ver un buen diálogo, aunque absurdo:

1-¡Es que cada día te quiero más!
2-"Pues... ¡qué llegue mañana!"

martes, 1 de febrero de 2011

Xavier Villaurrutia

AMOR CONDUSSE NOI AD UNA MORTE

Amar es una angustia, una pregunta,
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir, cuando te alejas,
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta,
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que de la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva:
porque amar es, al fin, una indolencia.


A partir de la Fundación Rockefeller, informándome sobre qué son en realidad, llegué a este poema de un mexicano que en 1935 disfrutó una beca de esta filantrópica organización para estudiar Arte Dramático en la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut. Y me gusta, a pesar de la última estrofa.

lunes, 31 de enero de 2011

Sesión Hitchock

Desde estas navidades he visto 4 películas de Hitchock. La primera fue "El hombre que sabía demasiado": un remake de una antigua película de los años treinta del propio Hitchcock. James Stewart y Doris Day son un matrimonio que viajan a Marruecos de vacaciones y allí conocen a un hombre de negocios francés y también a un matrimonio británico. Se acercan a un mercado y allí le revelan un secreto sobre un atentado político. Entonces su hijo, el hijo de Stewart, es secuestrado. Amenazan con matarlo si Stewart va a la policía. La película, al menos a mí, no consiguió engancharme y su extraño humor ingles me pareció esta vez un tanto absurdo. Puedo entender que la crítica la subestime. La melodía de "Que será, será..." se llevó el Óscar a la mejor canción y el director de orquesta que aparece en el Albert Hall es el gran Bernard Herrmann. Después vi: "La sombra de una duda": Joseph Cotten y Teresa Wright.

En esta sí. En esta no cabe duda de que Hitchock es uno de los mejores narradores y creadores de personajes del Cine. Cotten (Charlie en la película), tío de Wright (también Charlie en la película), llega a un tranquilo pueblo, Santa Rosa, donde vive su hermana con sus tres hijos y su marido. Pero Charlie, el tío Charlie, pasa de héroe a Villano. La grandeza de la película reside en sus personajes y en cómo evolucionan: pero el gran error es su absurdo final. ¿Por qué no contempla Hitchock la posibilidad de dejar que Cotten se vaya? Es genial como nos hace dudar incluso a los espectadores, al comienzo de la película. Y a su propia sobrina que acaba por convencerse gracias a la misantropía y odio por las viudas de su tío Charlie. Un apunte, muy graciosos los aprendices de asesino. "Sabotaje" fue la tercera película. En Francia, los zuecos, se denominan "sabots". Su etimología dice así: en el siglo XVIII un grupo de obreros textiles colocaron estos "sabots" en las máquinas para obstaculizar a las empresas. En la película un grupo de Nazis (película de 1942) sabotea mediante un incendio una fábrica de armamento. Uno de sus empleados es acusado de haberle pasado a su propio amigo un extintor lleno de gasolina y este, inocente se da a la fuga para intentar

demostrar su inocencia. La película es la antecesora de la gran "Con la muerte en los talones", eso seguro. Para mí, la mejor escena, la de las esposas del fugitivo y la casa del señor que era ciego, tío de la amada de Barry. En la parte final de la película el héroe obrero tratará de evitar el sabotaje de un barco ya en pleno New York. El film te mantiene atento en todo momento y hay más de un discurso bueno en la película, sobre todo en la casa de la rica neoyorquina. Pero la más absurda, la mejor, para mí, de las películas que últimamente he visto de Hitchock es esta: Pero ¿quién mató a Harry? Cuenta la leyenda que Hitchock adquirió como anónimo los derechos de la novela de Jack Trevor por 11.000 dólares para que el escritor no subiera el precio al reconocerlo.


Un hermoso e idílico pueblecito campestre en Vermont durante día otoñal. Aparece un cadáver, este es Harry. Un frustrado capitán Edmund Gwenn, que cree lo ha matado en un accidente de caza, entierra, desentierra y transporta varias veces a Harry. Entonces aparecen Shirley MacLaine (la joven viuda) y John Forsythe (el pintor abstracto). Lo mejor de la película, a parte de la escena en la que introducen al muerto en la bañera y hacen callar al niño, son sus esperpénticas disquisiciones sobre qué hacer con el pobre Harry para evitar las preguntas del sabueso Sheriff del pueblecito. Deliciosa. Deliciosa para todo al que le gusten las locuras y lo absurdo. Un rara avis de Hitchcok que me recordó bastante a la genial "The Rope, La Soga". Hay un muerto, pero Hitchock, muy alegre, elude y prescinde del tema de la muerte. Incluso su esposa se alegra de que Harry haya muerto. Por cierto, la jovencita Shirley MacLaine era la hermana del mítico Warren Beatty, aunque su nombre artístico indique lo contrario.

lunes, 10 de enero de 2011

Árbol de Sangre

Quizás no sea este el mejor momento para hablar de arboles genealógicos, pero lo vamos a intentar. Cuando la gente me pregunta "¿De dónde eres?"yo normalmente, aunque depende de quién formule la pregunta, respondo que de Tui; siempre me enseñaron que uno es de donde nace. Viví en esta ciudad hasta los 7 años, edad en la que me trasladé, junto a mis padres a la casa que estaban haciendo en Budiño, una especie de aldea residencial que pertenece a O Porriño pero que en realidad está a la misma distancia de este pueblo que de Tui. Pues bien, la sangre tudense me llega por arteria materna. Mi madre tiene 5 hermanos: Juana, Roberto, Luis, Cándido y Elías, hijos de Carmen y Elias Antonio, alias O Cholas. Los padres de mi abuela, que paradójicamente se crió en Budiño, se llamaron Rosa Martínez Ramírez y Manuel Besada Fernández, quien era ebanista. Los padres de mi bisabuela, esto es, de Rosa, a su vez eran Evaristo y María, de los que desconozco su profesión. Los padres de Manuel, en cambio, se llamaban Juaquina y Rosendo, que era carabinero/guardia civil.


Por otra parte, los padres de mi abuelo tudense se llamaron Cándido Pérez, alias Zapata, cuya profesión era guardia municipal y Encarnación Diamantina Peixoto Pereira, de nacionalidad portuguesa. Los padres de Candido eran Juana y Antonio, que se dedicaba al contrabando de gallinas y murió ahogado en el Miño.




martes, 4 de enero de 2011

Una mañana perdida

Llego en punto a la biblioteca y me encuentro con esto: Días 24 y 31 cerramos. Me encuentro en uno de los pueblos más feos de toda Galicia, a las 9 de la mañana, totalmente solo. En cambio, tengo buen sabor de boca porque todavía conservo el aroma del Nespresso que acabo de disfrutar en casa. No me apetece otro café y doy un paseo por el pueblo. Es curioso que a primera hora de la mañana los únicos puntos de luz sean los bancos. No es una mañana fría. Las calles están desiertas y trato de imaginarme cómo sería estar en casa, bajo las mantas. Me entran un par de escalofríos y finalmente decido ir a tomar un café. El bar mas cercano es uno muy céntrico. El ambiente es tétrico. Ni un ápice de buen gusto. No se si es peor el ambiente de casposo banquero que se respira o la voz chillona y demasiado enérgica para estas horas del amago de camarero. Desde mi rincón distingo dos zonas con mucha claridad: la barra y las mesas. La primera zona es la burguesa: gente con traje que se mete el dedo en la nariz, literalmente. Uno de ellos parece una buena persona: lleva ropa elegante pero sin ir de traje, es el que menos habla, no fanfarronea con el camarero y escucho que sus hijos ninguno ha estudiado económicas sin que parezca muy afectado.

El ambiente casposo habla de política. Ahí ya no entro, se haría demasiado largo. La segunda zona es la de las mesas. Gente mundana, sin traje. Aquí me senté yo. Gente de las tiendas y de la frutería que lindan con el establecimiento. Hay una pareja donde el chico parece que tiene cáncer. Detrás, junto a la ventana lo que parece un mecánico, por su mono de trabajo. Mas tarde entran una chica y su abuela, apuesto que esta es su parada previa al centro médico. A mi lado se sienta lo que la gente llamaría una choni, siempre abundantes en Porriño. La acompaña su amiga gorda y maja, la que aguanta las gilipolleces de la que se pinta la cara para tomar un café a las 9 de la mañana. Faltaban los gitanos, que entran mientras escribo sobre la choni: ostentando poderío se sitúan en la primera mesa del local.

Al cabo de unos minutos entra un chico con el pelo teñido, vamos, con mechas. Lo primero que hace es fijarse en la choni de mi vera. Después de un par de vistazos descarados se aleja, compra tabaco y se va. Hasta es posible que se conozcan. Tiene mérito mi entrada, escribí todo esto antes de darme cuenta de que a todos sus conocidos casposos y clientes habituales de la zona humilde les había dado un bizcocho de fin de año para acompañar el café: a todos menos a los gitanos y a mí.

Cuando me iba, después de pagar con el billete más alto que tenía con la intención de robarle el mayor cambio posible, me dijo "¿que tal todo?". Y como a mi me encanta satisfacer la curiosidad de los demás le espeté: "el café muy cargado, pero el bizcocho ha estado muy bien". Por un momento se calló, dejó de hacer el imbécil y paró de fingir.