Hace poco uno de mis compañeros de piso me preguntó si todavía tocaba el piano (él también lo hacía). Me cogió desprevenido y contesté con un tajante: "el piano se ha convertido en el adorno más caro de mi casa". Me sentí un poco mal, y buscando redimirme, intentaré tocar en las próximas dos estaciones, el tercer movimiento de la Apassionata, Piano Sonata No. 23 in F minor, Op. 57.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario