miércoles, 15 de diciembre de 2010

Un verano... con Mónica

Creo que en Septiembre vi esta película: Un verano con Mónica. Una de mis abundantes carestías cinematográficas es Ingmar Bergman. Escribe el guión y dirige esta película, que describe un “proceso” enamoramiento y desenamoramiento. Todo empieza con la llegada de la primavera (primer tópico), dos jóvenes en un ambiente hostil. La chica, a la que manosean, humillan y a la que el padre suele pegar, es realmente picarona: el enamorado, como no (segundo tópico), descuida su trabajo. Sobre el minuto 15 de la película hay una escena ridícula: “¿Por qué no me abrazas? Tengo frío. Puedes besarme”. En cambio, se ve contrarrestada por una bonita escena en la que los protagonistas salen con gorros.



Me gustan los juegos de sombras con la puerta y el cristal antes de la reyerta (tercer tópico), en la que Mónica está realmente guapa. Para mí, la mejor escena de la película, es incluso romántica, es en la que le enseña a bailar en el embarcadero. Un diálogo:

-“¿Sabes Mónica? Siempre he estado muy solo. Mi madre murió y mi padre se volvió taciturno.

- Yo, en cambio, no sé qué es la soledad: siempre éramos tantos en casa..."

Me doy cuenta de que Mónica es un poco egoísta, mal crónico de algunas mujeres cuando no están enamoradas. Se acuesta con otro porque éste no puede comprarle un abrigo. Es una cualquiera que incluso, con la intención de herir dice de su amante: “él sí que es un hombre”. Por su comentario recibe golpes: él le pega. No querría ser misógino pero ¿qué esperaba? Se separan. Él se queda con la niña.

No hay comentarios: