Últimamente me desvelo con facilidad. Y eso no me gusta. Me había acostado temprano, era un fin de semana de Agosto, y bajé a abrirle el portal a mi madre que había ido a casa de mi abuela ayudarla a cocinar. Estaba exhausta. Entró con el coche en el garaje, se quitó sus sandalias y me dijo: “A este paso non chegho a netos”. Yo le respondí: “No lo sabes tú bien”. Me miró extrañada y con una mezcla de pena y desprecio, subió las escaleras, fría, y se fue. Se lo agradezco.
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