Escribe Andrés Trapiello en su Do fuir, que forma parte de su Salón de pasos perdidos:
TAN impuntual es el que llega cinco minutos antes como el que llega cinco minutos tarde. Los pobres y las gentes extracción humilde desacostumbrados a la vida social y a la etiqueta, siempre llegan con antelación a sus citas (siempre se les ve dos horas antes en la estación de trenes o en las bodas o en los entierros). En cambio es raro tropezarse con un nuevo rico que no llegue con retraso, y cierta ostentación vulgar, a todas las suyas. Esto pensaba mientras esperaba en el Pub de Santa Bárbara a X, que llegó veinticinco minutos tarde. Y estaba furioso no por él, sino por mi propio pasado, porque había llegado diez minutos antes.
Comparto totalmente su opinión (y he de decir que ya había pensado yo sobre el tema añadiendo un pequeño matiz: que la clase más media por lo general está habitada de puntuales stricto sensu). Sociología casera. ¡Qué bien escribe Trapiello!
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