Manejando los datos, lo más razonable es calcular que Anacreonte nació en Teos hacia el 570 a.C. y que murió en Atenas en los años ochenta del siglo V a.C. Así pues, más de medio siglo separa el apogeo de la lírica lesbia del de Anacronte, a quien los alejandrinos unieron a Alceo y Safo. De Teos, ciudad jónica de Asia Menor, partió con sus conciudadanos a la fundación de Abdera, en la costa tracia, en 545 a.C., debido a la invasión de su ciudad natal por los persas. Los lidios, que tanto admiraba Safo, habían sido invadidos. De esta tierra procede también un poeta llamado Pitermo, que compuso cantos jónicos aislados y del que conocemos poco más que su nombre. Compuso poemas para el tirano Polícrates de Samos (por las mismas fechas en que veremos luego a Íbico de Regio en dicha corte) y su fama se extendió también a Atenas, adonde le llaman los Pisistrátidas (y en cuya corte conoce a Simónides de Ceos), para pasar luego a Tesalia. En el período democrático vuelve a Atenas, coincidiendo con Esquilo. Según una de las fuentes murió allí atragantado por una uva, lo que parece un tanto irónico y cruel ya que se trata de un poeta con fama de “dionisiaco”. Su fama de poeta cantor del vino y del amor, que perdurará en el mundo antiguo y en la posteridad más moderna, parece que empieza a gestarse en el V. Trata temas de Banquete. Esto influye en la literatura europea puesto que se crea un género, las Anacreónticas que todos conocemos (colección que se reúne en época bizantina, pero que alberga composiciones que pertenecen a etapas que abarcan desde la época helenística hasta los comienzos de Bizancio. La verdad, es que esta evolución de “lo Anacreóntico” sólo “a medias” se puede justificar con la obra conservada de Anacreonte. Lesky llega a postular: “poemas anacreónticos fueron compuestos hasta la época bizantina; sesenta de ellos están recopilados en una colección que conservamos en manuscritos detrás de la Antología palatina. Varían tanto el período como la calidad de estos poemas; por lo general, se reducen a un parloteo superficial, que es en parte el responsable de la falsa imagen de Anacreonte que subsistió durante largo tiempo. Como suele ocurrir, precisamente lo mediocre dio origen a epígonos, llegando a dar nacimiento a movimientos enteros, como el de la poesía anacreóntica alemana. Cierto es que Goethe demuestra que, bajo el hálito del genio, también en espino da rosas.” Ejemplos de ese “a medias” parecen estos poemas:
Plegaria a Dioniso (FR. 14 Gentili)
Mi señor, con quien juegan Eros dominador,
las Ninfas de ojos oscuros
y la purpúrea Afrodita,
y que recorres
las altas cimas de los montes
de rodillas yo te pido
(y tú acude a mí benévolo)
que atiendas mi súplica con complacencia;
dale a Cleobulo un buen consejo:
que acepte, Dioniso, mi amor.
Pasión homoerótica (FR 15 Gentili)
Muchacho de virginal mirada,
poseerte quiero, mas tú no te das cuenta,
porque no sabes que de mi alma
llevas las riendas.
Plegaria a Dioniso (FR. 14 Gentili)
Mi señor, con quien juegan Eros dominador,
las Ninfas de ojos oscuros
y la purpúrea Afrodita,
y que recorres
las altas cimas de los montes
de rodillas yo te pido
(y tú acude a mí benévolo)
que atiendas mi súplica con complacencia;
dale a Cleobulo un buen consejo:
que acepte, Dioniso, mi amor.
Pasión homoerótica (FR 15 Gentili)
Muchacho de virginal mirada,
poseerte quiero, mas tú no te das cuenta,
porque no sabes que de mi alma
llevas las riendas.
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