Hubo un tiempo en el que algún editor tuvo que haberse propuesto algo realmente importante: hacer una edición de la obra de Dios. Me refiero, claro, a lo que el mundo Occidental conoce como "la biblia latina". Pobre de aquel que se encontrara un error en los "manuscritos" y proclamase a los cuatro vientos: ¡La palabra de Dios está corrompida! Hubiera sido gracioso. A estas alturas no tenemos dudas de ningún tipo de que la moral influye en la obra y en las interpretaciones que realiza una persona. Y demos gracias a Dios por no olvidar esto y porque siga siendo así: un par de ejemplos:
- Masturbare: las mentes con más valores y fe, a lo largo de la historia, han interpretado esta palabra como mas-(macho, varón) y -turbare (agitar, perturbar) "aquello que ensucia al hombre". Sólo se acepta por razones ideológicas. En realidad incluso parece tener más sentido pensar en otra división: Mast- (mastil, palo) y Turbare (perturbar) que resultaría, para un romano, menos moral y más descriptiva. Y no nos olvidemos que si seguimos la etimología tradicional sólo se mas-turbarían los machos (y los antiguos no eran tan tontos)...
- Violare: se relacionaba, a simple vista, con vis, vi fuerza, violencia (recordemos el eufemismo "forzar"). Pero quedaba sin explicar una gran parte de la palabra (en especial, en el caso de encontrar sentido a lare, la vocal "o"). Pero un alemán llamado Merkelbach propuso que en realidad esta etimología sería una preciosa metáfora digna de un buen poema: Viola en latín es una flor, la violeta. Recordemos que esta es una de las flores más delicadas que se conocen.. . En el plano semántico encaja perfectamente ya que violare sería "recoger violetas", "recoger flores", "tomar flores". Bonito rodeo para tamaña atrocidad. Podemos recordar frases tan usuales como "le arrancó la flor de la virginidad" o simplemente pensar en aquella canción gallega que decía "tanta rapazada bonita e tanta flor por recoller"...
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