Echeveria. Así se llamaba la planta con la que mejor mano tenía. Las hojas formaban una roseta en el suelo, eran muy densas y carnosas. Tenían entre 4 y 8 cm, puntiagudas en su extremo: estaban siempre cubiertas de una “pruina” blanca. El origen de la planta es Mexicano, de Tolimán, donde crece a la sombra de plantas más altas, aunque sorprendentemente no se suele cultivar mucho por allí. Se reproduce por semillas mejor que por esquejes y soporta bien la sequedad. Recuerdo que meses antes de morir, mi perro, El Señor Ruper, la regaba constantemente con su orina: y tanto fue el cántaro a al la fuente que se secó. Casi se va al garete mi deismo.
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