jueves, 14 de enero de 2010

De románticos y literatura con otras artes

Algo que sí me gusta del movimiento romántico es que volvió a cuestionárselo casi todo, en especial todo lo que se refiere a la unidad del arte, vamos, de las artes. Ejemplo: Wagner, y su melodía infinita: el hijo pródigo de una época. Creo que esta idea la tomé de un manual de Literatura comparada: Introducción a la Literatura Comparada, de Armando Gnisci. Un párrafo que me sorprendió, en cambio, no tan gratamente es el siguiente:
"Las relaciones entre literatura y cine son, tal vez, incluso más complejas que las que se dan entre literatura y música y, en cierto aspecto, hasta más estrechas. En efecto, mientras por un lado está la música instrumental, un tipo de música que existe ya de por sí, un acto de escritura (el guión) precede siempre a cualquier película, también las que no se remontan a una obra literaria. Por otra parte, cualquier tipo de relación cine-literatura es más indirecto: a diferencia de la música, para el cine no es posible apoderarse sic et simpliciter de un texto literario, es necesario siempre que el guión lleve a cabo una actividad compleja de intermediación y de traducción para pasar de las palabras a las imágenes, a la acción, a los tiempos y ritmos del montaje".

No creo que para la música se más fácil "apoderarse de un texto literario"; si para el cine están las imágenes, la acción, o los tiempos y ritmos del montaje, de la parte musical se encuentran los instrumentos, el compás, las notas, las claves, el ritmo, y la no posibilildad del lenguaje hablado. No me parece que las relaciones entre cine y literatura sean más complejas.

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