sábado, 26 de enero de 2008

Aleuyar-rayuelA


No me inspiran hoy las musas; hoy está mi madre de aniversario, cumpleaños (palabra más bonita que la anterior) hay días así. Escucho a su majestad William Basie. El CD era un regalo, pero resultó no gustar a diferencia del disco de un tal Francisco Céspedes, a quien le agradezco que me salvase el pellejo. Qué pena (nótese la ironía).

Tras esta felicitación encubrida-erta, a mi querida progenitora (43 aniños), y tras no recibir respuesta de las musas tras mi encubierta-ida invocación, expongamos un par (tres en realidad) de pasajes de Rayuela (sí, esa obra de un "tal" Cortázar).

Comencemos. Les recomiendo que se sienten de manera adecuada si esta es la primera vez que van a tratar con este libro porque van a emocionarse, alegrarse, deleitarse con la lectura de los pasajes (me agradecerán este comentario ya que no querrán recordar la primera vez que leyeron a Cortázar por su mala postura):

Los pasajes son los que a mí más me han gustado. Tranquilos, son breves.


Capítulo 20:

-A lo mejor- dijo Oliveira- eso es el Tao-.

-A mí me pareció que yo podía protegerte. No digas nada. En seguida me di cuenta de que no me necesitabas. Hacíamos el amor como dos músicos que se juntan para tocar sonatas.

-Precioso, lo que decís.

-Era así, el piano iba por su lado y el violín por el suyo y de eso salía la sonata, pero ya ves, en el fondo no nos encontrábamos. Me di cuenta en seguida, Horacio, pero las sonatas eran tan hermosas.

- Si, querida-


Cápitulo 1:

¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo del dentífrico.


Pero ella no estaría ahora en el puente.


Capítulo 7:


... y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.



Seguramente, quienes no hayan leído nada de Cortázar o de Rayuela, estén un poco intrigados, o simplemente decepcionados con mi recopilación de flores (antología). Animo a todos a que le dediquen un tiempo de su vida a este libro. Creo, se lo merece.


Dicen que Rayuela nos engancha a los jóvenes, quizá porque encontramos en ella algo "mágico", un ambiente bohemio, algo que todavía no llegamos a comprender, y ésto lo que nos provoca es ansia, afán de saber. Carecemos de conocimientos, por eso los buscamos. Esto me suena a Platón. Gracias, gracias a quien me la recomendó.



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