domingo, 20 de enero de 2008

Interrail, Italia Grecia, Obispos, Gran prima.

Ahora pienso, reflexiono y saco la conclusión de que fui un afortunado. Magnífico viaje el que realizamos por el mediterráneo europeo mi querida prima (que está en California ahora con una beca,(( ésta sí se lo monta bien)).

No podemos quejarnos, a parte de que nos intentaron timar un par (5) veces, nada fue adverso. Conocimos gente muy interesante: Mejicanos, un catedrático de 27 años y un humanista estudiante de Clásicas, cómo no; también a unos Sevillanos que llevaban a cuestas más chorizo y embutidos de los que dan tres cerdos (todos tremendamente simpáticos), una chica japonesa que nos escribió una carta para despedirse (se cambiaba de hostel), una chica belga también muy muy extrovertida (se ligó a dos griegos no muy agraciados para que nos llevasen por todo Atenas de marcha), dos madrileñas majísimas en Ios (que nos las recontaríamos en el Arqueológico Nacional de Atenas y volvimos al aeropuerto juntos), conocimos a un madrileño que hacía chistes buenísimos una noche en la que estuvimos sentados en un parque bebiendo copitas de vino hasta las tres de la mañana, e intentando encontrar el ferry que nos debería llevar de Ancona a Grecia nos topamos con dos misioneras Cristianas de EEUU, una de 40años (redondeando) de rasgos orientales, y la otra una puertorriqueña de 18. Bebimos entre todos una botella (o dos) de vino Griego y un par de chupitos de Ouzo (bebida típica griega muy semejante al anís) y acabamos por escribir una carta en un papel, donde iban nuestras direcciones y teléfonos; metimos la carta en la botella y tuve el honor de lanzarla a la mar. Si alguien encontrase la botella que perdone las faltas de ortografía, era muy tarde, y que nos envíe un Email, seguro que le contestamos.

Pero la más interesante, aunque sea injusto que diga esto, de mis amistades en Italia fue un obispo; estábamos mi prima y yo esperando por los sevillanos de los embutidos, por la mañana, en una plaza en la que se encuentra el museo donde está el "David" de MA original. Entramos. Una iglesia más. Poca gente. Pero destacaba en el ala izquierda de la iglesia un obispo (supongo que lo era por su anillo). Pasó una chica a tres metros de él (sin exagerar) y lo utilizó de rotonda (estaba mal colocado). Bien, nuestro querido sujeto le echó una bronca monumental a la pobre chica que no tenía mala intención ninguna, ni idea de italiano, juzgo que era Alemana. Me cabreé. Me indignó. Me pareció un abuso. Yo estaba sentado junto a mi prima en un banco cercano. Le conté mis planes y ella los desaprobó y se fue al lado opuesto de la iglesia para no entrar en guerra y ser neutral.
Con todo mi valor, mi auto estima estaba muy alto, estaba dispuesto a hacer algo por despecho, sin recibir nada a cambio. Me situé al lado del eclesiástico dándole la espalda, haciendo que contemplaba un cuadro en el que no había reparado, y me acabó gustando (estuve un par de minutos con mis ojos clavados en este lienzo).
Notaba sus ojos en mi espalda, indignados. Me di la vuelta, se encontraron nuestras miradas (la suya me ganó el pulso, os lo aseguro) e hice como si el fuese una rotonda, giré a su alrededor. Pues bien. Me dijo algo así como que él no era una glorieta (el Italiano se entiende bastante bien). Yo le dije que lo sentía, que no había sido con mala intención, (toma hipocresía), y él, en lugar de regañarme por ir en manga corta (como había hecho con la chica) me preguntó que de donde era. Le respondí que de España. No se pudo contener, me soltó algo de ZP, que había que matar a todos los españoles como nuestro presidente, algo así, que todos eramos maricones. Podéis imaginaros mi cara de asombro. Pues, acto seguido me confesó que era broma. Le acabé contando mi vida, qué estudiaba, y sobre todo, dónde (Santiago de Compostela). Se volvió loco, me pregunto por la catedral, por el Hostal de Los Reyes Católicos, sus ojos estaban fuera de sus órbitas. Me pareció de repente un niño. Encantador, por cierto. Nos acabamos dando la mano y me confesó que nos encontraríamos en el año Jacobeo. Creo que cambió mi opinión sobre los obispos, en serio.¡Tenía sentido del humor! ¡Y muy bueno!
Me salió el tiro por la culata. Ojalá fuese así siempre. Una lección, toda una lección.

No querría despedirme hoy sin recordar a mi gran prima. Le pido que retome su blog, que he visitado ayer. Un abrazo. ¡¡¡¡¡¡¡Y hay que repetir el viaje!!!!!!!!

1 comentario:

Just Me dijo...

Tienes una gran suerte de viajar... y como lo supuse, es otro santiago el tuyo