y no lo entiendo.
¿La razón sirviendo las pasiones?
¿La cabeza doblegada a los amores?
La pasión es una prisión
que alberga
amor y odio
en una misma celda.
La razón,
en un aposento contiguo,
me pide que juegue con ella
Yo, servil, acepto.
Me ordena que vuelva locos
a sus vecinos, a sus siervos.
Yo, triste,
veo que el amor
se encuentra
anclado
entre dos barrotes:
lo simbólico y lo imaginario.
Me apeno pero respeto
mi cumplimiento.
Servil, soy vil,
porque cuando lo cumplo,
miento.
2 comentarios:
te veo publicar y me puede la curiosidad!!jejj
ay vil vil....mira qué mentir!!
jaja. Chismosa! Sigo con mis poemas pensados en clase de psicoanálisis
Publicar un comentario