Tantas batallas indoeuropeas con ella y resulta que hoy me entero de que en realidad son dos gammas mayúsculas superpuestas, ΓΓ.
Y lo que es más: es de origen semítico. ¡Fenicia! El colmo es cuando recapacitas y acabas llamándote tonto por no darte cuenta antes de que es la misma grafía que la “F” [f] en el alfabeto latino. Espera, espera... ¿las horrendas haches del habla de los habitantes castellanos, que ni siquiera sirven para una aliteración, existen (también) por su culpa?
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