sábado, 14 de junio de 2008

Antiestoicismo ciceroniano

Cicerón es el orador romano por excelencia. Su argumentación antiestoica se basa precisamente en el hecho de que los estoicos no le sirven para la oratoria (elemento fundamental en Cicerón). Con todo se observan influencias de estos en sus obras. Los estoicos promovían un control de las pasiones (sólo existe el lado recional, las pasiones son errores; y en cambio Cicerón creía en su utilidad para el discurso). Un orador estoico no emplea el "movere", que es uno de las tres funciones del discurso junto al "docere" y al "delectare". Se trata de provocar emociones muy fuertes -pathos- para convencer al público arrastándolo por medios emocionales. Cicerón era consciente de qu eal involucrarse uno mismo se afecta en mayor grado a la comunidad (manipulación de las masas). Las emociones que provoca son colectivas y para ello utiliza ideas que afectan a la comunidad. Ello se relaciona con la doxa (opiniones generales), pues no se puede provocar un arrebato colectivo partiendo de un tema no común. Se contrapone esto también a los estoicos, que eran especialistas en la para-doxa, el ir contra las opiniones comunes. Rompen con ideas arraigadas para buscar una reflexión más profunda. La oratoria de Cicerón recurre al movere; el pathos depende de utilizar la doxa, las idas comunes de la sociedad (topi comunes), argumentos que se pueden utilizar en muchos discursos. Toda cultura tiene unos grandes principios y nadie los discute. También tenemos la indignatio; la indignación colectiva. Por ello tambie´n aceptó la doctrina de los peripatéticos que afirmaban qu elas pasiones podían ser necesarias y aceptaban las moderadas. Cicerón tampoco muestra la menor simpatía por los puntos de vista de los estoicos en el senticdo de que su compromiso con la validez de lo divino se basaba en complejos principios de lógica. Desl mismo modo se extraen también de algunos fragmentos de sus obras afirmaciones contrarias al estoicismo. Dice que hay en ellos cosas que se apartan mucho del orador ideal puesto que las cosas que a los estoicos les parecen buenas y malas no coinciden con el criterio de los demás ciudadanos y consideran, por ejemplo, que todos los qu eno son sabios son los esclavos. El que inventen palabras nuevas, abandonando las usuales, tampoco es de su agrado. Cicerón, un gran crítico.

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