martes, 16 de marzo de 2010

Proyecto de literatura comparada...

Este es un "trabajo" que hice en Octubre de 09 sobre el VIH.


El amor en tiempos de sida

UNA APROXIMACIÓN AL PAPEL DEL AMOR DESDE EL ARTE.


Fuentes:

1 Cyril Collard, Les Nuits fauces: Película, estrenada el 21 Octubre del 1992, Traducción: Las noches salvajes.

2 Leonard Cohen: Everybody Knows. Canción, aparece en el álbum “I’m Your Man”, publicado en 1988. La escribió el propio Leonard Cohen en colaboración con Sharon Robinson. Existen diversas traducciones en la red: Ejemplo.

3 Dennis Arthur Dames: HIV, AIDS poem: poema. No hemos encontrado traducción castellana disponible. Se puede consultar el original en la web: Island Poetry Domain.

4 Carlos Medina Viglielm: Sida (O El amor condenado). Escultura realizada en hierro y madera de curupay (altura: 80 cm.). Obra propiedad de Proyecto Cultural Sur (Brasil).

Las obras:

1 Un fragmento bastante significativo de la película de Collard lo podemos encontrar en youtube.

2 En este punto presentamos un extracto de la interpretación de Everybody Knows que Leonard Cohen realiza en concierto que ofreció en Vigo el 14 de Agosto de 2009. Destacamos con respecto a la relación entre el Amor y el VIH lo siguiente [traducido del inglés]:


Y todo el mundo sabe...

Y todo el mundo sabe que la Plaga está llegando,

todo el mundo sabe que está avanzando rápido.

Todo el mundo sabe que la desnudez del hombre y

la mujer son solo un brillante artefacto del pasado.

Todo el mundo sabe que la escena es muerte,

pero allí va a estar a un metro de su cama

que revelará... lo que todo el mundo sabe.

Y todo el mundo sabe que están en problemas,

todo el mundo sabe lo que han estado atravesando”.

...


3 Aquí ofrecemos el poema de Dennis Arthur Dames íntegro y en versión original:

AIDS is here
AIDS is there
AIDS is everywhere!

Ignorance increases the spread
as HIV shows its dreadful head
Infidelity is a cause
as HIV spreads its deadly paws

Condoms continue to leak
as HIV shows no peak
Education is the key
Promiscuity shouldn't be

AIDS don't play…
take heed if you may”

4 Por último, la escultura de Carlos Medina Viglielm, tomada de su propia web.

¿Cómo podríamos abordar el estudio comparativo de las obras?

El título elegido para nuestro hipotético trabajo -si es lícito denominarlo de este modo-, que parafrasea una célebre novela de García Márquez1, nos muestra el vínculo que hemos observado entre todas las obras: el amor. Está presente en ellas, así mismo el tema de trabajo propuesto: el Sida. Cada una de las obras elegidas se aproxima al amor de distinta manera, idiosincrásicamente. Para la confección y desarrollo del ensayo académico queremos dejar claro que nos parece muy juicioso aquello a lo que aludía Cortázar2 afirmando que: “si hablamos de amor hablamos de sexualidad. Al revés ya no tanto”, es decir, nos parece que la sexualidad y no sólo “el sexo” estaría, por tanto, presente en las obras, como una categoría paralela -acaso equivalente- a la del “amor”. Podríamos englobarlos, para nuestro objeto, en un todo.

En la primera de nuestras obras, Les nuits fauves, observamos que Collard bosqueja la aparente paradoja de que el propio virus, el contagio del VIH, podría enseñar a amar. Les nuits fauves es una película autobiográfica en gran medida, lo que se confirma por el hecho de que Cyril Collard muriese poco después del estreno3 de la misma enfermedad.

Sus diálogos son realmente directos. Es como si el director supiese que no cuenta con demasiado tiempo. El personaje de Collard trata de aferrarse a la vida, intentando exprimirla al máximo en un desmedido proceso de autonegación. En un principio no asume su enfermedad, lo que le llevará a comportarse a ojos del espectador de manera inmoral. Es justo en este punto donde radica su inmensa honestidad. Collard en ningún momento se justifica, y plantea una problemática real sin adornos, con crudeza y realismo.

Resulta admirable el intenso periplo de aceptación de la enfermedad. La película capta los seísmos emocionales y delirantes que ésta provoca en él. Su experiencia frente al virus comienza de forma escabrosa: al regresar de un viaje a Marruecos, de repente, le comunican que es seropositivo. Al principio, como decíamos, su reacción consiste en vivir al límite, sin más. En esa dinámica, desestima tomar precauciones para evitar el contagio de otras personas, y mantiene relaciones (además de con algunos hombres, pues es bisexual) con una joven de 17 años, Laura, a quien no advierte en ningún momento de su enfermedad. Al contemplar tal situación, un amigo le aconseja sincerarse con Laura y comunicarle abiertamente de su problema, ante lo que el protagonista se niega, alegando que a ella no le va a pasar nada. El amigo cita a San Pablo: "Para los seres puros, todo es puro".

Todas las acciones de Jean confirman su manera de negar la enfermedad, su incapacidad para asumirla: "No me cabe en la cabeza que eso forme parte de mí, no puedo asumirlo", dice textualmente. Finalmente, se lo confiesa a Laura, quien lo rechaza al sentirse engañada, distanciándose de él tan sólo por un breve lapso temporal, pues su amor-obsesión puede más, y acaban reencontrándose. En este punto, ella lo tranquiliza ante la posibilidad de estar contagiada, y es ya Jean, cada vez más consciente de la evolución de su propia enfermedad (comienzan los primeros brotes en la piel, visitas al médico), quien empieza a preocuparse. Laura no puede aceptar la situación, como demuestran sus palabras: "Quiero que me ayudes a dejarte, a no pensar en ti, a olvidarte de una vez. No quiero que nos separemos, pero dime cómo. Si ya no hay amor, creo que voy a quedarme con mis recuerdos".
Demasiado fácil de decidir pero complejo el asumirlo.

Al borde casi de la locura, ingresa en una clínica de reposo. Llegados a este punto, sería interesante una comparación con el film de Kazan Esplendor en la Hierba4. "Estoy vivo, el mundo no es sólo algo que esté ahí fuera, pertenezco a él, estoy en él. Puede que me mate el SIDA pero ya no es mi vida. Yo estoy en la VIDA". El protagonista afronta su enfermedad y es capaz, sólo así, de amar. Parece, por lo tanto, que el Sida es quien enseña a amar a Collard. La enfermedad comienza ejerciendo una influencia negativa en el amor de Collard, que contrasta con la visión más positiva de sus postrimerías.

La película, por tanto, conformaría una visión muy alentadora, que, como veremos, contrasta en grado sumo con la siguiente obra que trataremos: Everybody Knows. En la canción del poeta y cantautor Leonard Cohen se distingue un tono más pesimista en cuanto a la sociedad en general (si observamos la canción en su totalidad) y en cuanto al virus del Sida y a su relación con el amor de pareja en particular. Cohen alude a la enfermedad denominándola “Plaga”. Nos reitera que llega con rapidez y que su avance es inminente; descripción con la cual nos anuncia el nivel de condicionamiento que la enfermedad podrá ejercer tanto sobre el amor como sobre la experiencia sexual.

De hecho, Cohen llega a afirmar que las relaciones entre un hombre y una mujer (seguramente aluda a personas concretas en la canción, de ahí su problemático “baby”) son cosas pretéritas, y que no podrán ya tener lugar: “todo el mundo sabe que la desnudez del hombre y la mujer son solo un brillante artefacto del pasado”. Quizás pueda hacer referencia a la extinción de esos seres concretos de los que hablábamos, al hecho de verse privados de la capacidad de generar descendencia cuando afirma: “todo el mundo sabe que la escena es muerte, pero allí va a estar a un metro de su cama”. Podemos decir que el contagio del Sida para Cohen conlleva el fin de las relaciones ocasionales, y que, por extensión, acarrea el ocaso del amor.

En la tercera de las obras escogidas, el poema de Dennis Arthur Dames titulado HIV, AIDS POEM, tenemos un acercamiento moral al tema de nuestro trabajo. Parece, por el “if you may” del último verso que quien ocupa la primera persona del poema está infectado, o podríamos pensar que nos está advirtiendo simplemente del peligro que supone la enfermedad para aquellos sujetos que presentes tendencia hacia la promiscuidad. Quizás esta visión sea un tanto personal y tendenciosa, pero la realidad es que este hecho resulta indiferente para nuestro propósito. Simplemente debemos observar que Dames alude a que el amor y la sexualidad, que en el poema toman la forma “Promiscuity” de “Condoms” y de “Infidelity”, contribuyen, de forma nefasta, a la proliferación y al avance del VIH.

El autor, para luchar contra el incremento del contagio de la enfermedad, pretende luchar también contra lo que podríamos llamar el “amor ignorante”, contra el amor sin educación. Ésta se nos manifiesta, pues, como un necesario instrumento para combatir la pandemia, a la vez de cómo un elemento sustancial en todo amor que se precie de ser verdadero.

Por último, en nuestra obra escultórica, tenemos al amor como protagonista absoluto: el amor es la Víctima de la Enfermedad, es el paciente del Sida. La obra de Carlos Medina Viglielm presenta una boca sensual y dispuesta para un beso, rodeada y envuelta en unas rejas que no hacen más que, como el título de la obra del escultor uruguayo indica, condenar el amor al olvido. Es muy posible que el autor quiera hacer alusión con esta visón tan sacrificada del amor al hecho de que cualquier persona afectada del VIH está casi castigada- recordemos Les nuites fauves-, condenada, a la ausencia de pasión amorosa. Los materiales, la madera de curupay y sobre todo el hierro, frío e inapelable, unidos al tono grisáceo de la obra, vuelven a mostrarnos la crueldad a la que el amor es sometido cuando el Sida irrumpe en la vida de un amante.

Como conclusión podríamos argumentar que las cuatro obras se aproximan a nuestro objeto de estudio a través del papel simbólico que ejerce el Sida en los sujetos de las obras (película y escultura) o en el propio amor en general. Polarizando las visiones en cierto modo, podríamos afirmar que si en la película de Collard el Sida ejerce de docente, en la escultura de Viglielm la enfermedad toma aspecto de carcelero, de opresor. Podríamos, a su vez, establecer una visión maniquea entre las obras restantes, ya que en el poema el amor ignorante y sin educación sería la causa del Sida, y en la canción de Cohen es, por momentos, justo a la inversa ya que se nos presenta al amor, con cierta dosis de nostalgia, como cosa del pasado, como algo que, debido al peligro del VIH, no tendrá cabida en un futuro.



1 El amor en tiempos de Cólera, Gabriel García Márquez

2 Rayuela, Julio Cortázar, Capítulo 27

3 Cyril Collard falleció tres días después de recibir cuatro premios Cesar (incluyendo el de mejor película) en la edición de 1992.

4 Quizás esté evocando Collard a Esplendor en la hierba. Recordamos el célebre poema que se recita en la obra de Elia Kazan: Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no hay que afligirse. Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo... En este poema se alude también al recuerdo, y Natalie Wood, la protagonista del film de Kazan, ingresa, igual que Collard en una clínica psiquiátrica “víctima del amor”.

4 comentarios:

Raquel dijo...

nunca me encontrara con literatura que tratara el tema del sida pero la verdad es que parece interante, buena eleccion para un trabajo de literatura comparada ;) no sé por qué razon pero siempre pensé que eres el alumno modelo jejejj

Raquel dijo...

por cierto, al fin después de probar con varias posibilidades...me acordé de mi contraseña jajaj

Ó dijo...

Soy modelo, y tú lo sabes, de muy pocas cosas... jiji

Utopos dijo...

Hola Óscar: He descubierto tu trabajo y me ha parecido muy bueno. Muchas gracias por incluir mi obra (SIDA o, el amor condenado). Tus conceptos sobre ella son muy acertados. Te escribe uno de esos privilegiados que conoció y practicó el acto de amor cuando todavía se podía hacer natural y espontáneamente.
Pienso que el SIDA es una enfermedad (inventada y diseminada)propia de esta época, cuando el paradigma que se promueve es el de Alejandro Magno y no, el de Leonardo Da Vinci.
Atentamente te saluda desde Montevideo, Carlos Medina Viglielm