“Una vez se había formado como pianista, a los quince años Brahms ha de empezar a ganarse la vida y en el mes de septiembre de 1848 y abril de 1849 ofrece sendos recitales en Hamburgo. Como complemento, Brahms da clases de piano y acompaña en el teatro estatal o toca en las tabernas de la ciudad. Finalmente, la fortuna sonríe al joven artista cuando el violinista húngaro Eduard Remenyi recala en Hamburgo y lo acepta como acompañante en sus giras. Gracias a él Brahms puede conocer en 1852 al también violinista Joseph Joachim, virtuoso célebre a la temprana edad de 22 años. Joachim intuye el excepcional talento de Brahms al escucharle interpretar sus primeras composiciones para piano, y le anima a presentarse a Robert Schumann. La generosa acogida de éste, a finales de septiembre de 1853, suscita en Brahms una gratitud que pronto tendrá ocasión de demostrar. En febrero del 1854 la locura se apodera de Schumann, que intenta ahogarse en el Rin, en Dusseldorf, y es internado en un asilo de Endenich, cerca de Bonn, donde fallecerá el 19 de julio de 1856. Durante estos dos años, Brahms es apoyo fiel de Clara Schumann y de sus siete hijos, el último de los cuales, Felix, es apadrinado por Brahms, cuya relación con Clara se hace cada vez más y más profunda; su amor durará hasta la muerte de ella en 1896. De la amplísima correspondencia sólo una parte ha llegado hasta nosotros y no permite dilucidar si la relación fue más allá de lo platónico. Lo cierto es que Brahms, que se aproximó al matrimonio al menos en dos ocasiones, con Agathe von Siebold y con la cantante Herminie Spies, nunca llegó a él”.
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