Cuando vi el barco y cuando empezaba a aflorar el argumento recordé el popular refrán que ocupa el título de la entrada. Me refiero a la trama de la película que vi hace unos días, La Reina de África de John Huston (1951).
La Reina de África es un clásico inmortal un tanto decepcionante que contiene tres magníficas historias en una: por una parte, es una magnífica Buddy-Movie. Dos compañeros de viaje con unas personalidades radicalmente opuestas y a la postre complementarias. Rose es una dama excesivamente puritana e idealista, que me pone muy nervioso, mientras que Charlie se parece más a mi, se trata de un apátrida y muy cínico, pragmático en un elevado grado y encima alchólico. Esto ya parece El Quijote y esto es porque para hacer reír hay que buscar contrastes. En el Quijote se producía una Quijotificación de Sancho y una Sanchificación de Quijote, Rose y Charlie experimentan un pequeño intercambio de papeles. Hay una Hepburnización de Bogart (auque no es como en Sabrina) y una Bogartización de Hepburn. Al comienzo Rose agarra con temor el timón de La Reina de África. Pero acaba manejándolo como una experta marinera. Y Charlie acaba infundiendo valor al personaje de Hepburn. Quizás este tal Agee recurrió a la célebre El maquinista de La General.
La Reina de África, por su puesto, es también una atípica comedia romántica. Bogart y Hepburn forman una pareja que rompe los esquemas de las comedias clásicas. Ninguno está enamorado del otro al comienzo de la película. Ninguno es físicamente atractivo. Se insultan (¿Escuálida solterona, cantante de salmos¿). Pero el peligro une. Es la mejor manera de conquistar a alguien, se forman grandes lazos. Por último es una película de aventuras. Sus protagonistas Rose y Charlie Allnut viven una auténtica odisea plagada de obstáculos que van venciendo milagrosamente. Clint Eastwood realizaría en 1990 "Cazador Blanco, Corazón Negro" una visión algo libre pero veraz de la obsesión y amor que sintió John Huston por África; en especial por las cacerías, y la relación con los actores y equipo antes de llevar a cabo un ambicioso rodaje en el corazón de la jungla.
Por cierto, Bogart no paraba de quejarse del lugar del rodaje mientras que Katherine estaba entusiasmada con la selva. Leí en algún sitio que durante la primera mitad de los ochenta, y cuando se hacía lo que los cuarentones con dinero que controlan la moda, y en parte a la sociedad, llaman "buena tele", emitían "La Reina de África" por Navidades. Para que luego no digan la de siempre; "¡Que Bello es Vivir!". Finalmente, decir que la mejor carcajada de la historia del cine sale de las entrañas de Boggie mientras imitaba absurdamente a unos hipopótamos bajo la mirada complice y alegre de una enamorada Katherine Hepburn.
2 comentarios:
Me encanta lo de la "hepburnización", jaja...
A mí la peli me decepcionó un poco. Ya te dije que sólo salvaba la carcajada... desaprovechan a Bogart
está claro que lo desaprovechan, pero ... toda la vida haciendo negro y se pasa al humor... y , como si nada, nominación y oscar
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