lunes, 1 de junio de 2009

El segundo beso siempre es mejor para Lauren

El pasado miércoles 27, después de ver la victoria del F.C.Barcelona en Roma, iba a salir de copas con un par de madridistas, este año es paradójico que diga eso (por lo de las copas), pero me encontré mal y decidí irme a un piso santiagués a descansar, pues había dormido poco, ver una película: no salir. Tenía tres películas: El puente sobre el Río Kwai, La casa en la sombra y El sueño eterno. Cualquiera que me conozca sabrá por cuál me decanté esa noche. Hay rumores de que ni el director de El sueño eterno, Howard Hawks, ni el guionista, Faulkner, ni Chandler, ni el propio Bogey, supieron en algún momento quién era el asesino en The big Sleep. La película está basada en una novela de Raymond Chandler y fue adaptada para cine por un Nobel: Faulkner. La película alberga grandes diferencias con su antecedente literario. Por ejemplo tenemos el tratamiento de Geiger y Lundgren como homosexuales en el libro, y que en la película no hay rastro de ello. Otro detalle, que me sorprende que no incluyesen en la película es una conversación entre Vivian y Marlowe. Marlowe le enseña una foto de Carmen desnuda y el detective le comenta: “Tiene un bonito cuerpo, ¿verdad?...Debería ver el mío”, le contesta. Lo más importante de los cambios entre Literatura y Cine, fue el hacer que Vivian pueda vivir una aventura amorosa con Marlowe, lo que no ocurre ni remotamente en la novela. Fue la primera novela que publicó Chandler (1888-1959), cumplidos los 51. Le importa poco la lógica de los acontecimientos e incluso llega a olvidarse a mitad de camino a algún que otro personaje. Mucha, gran parte, casi todo el éxito, como no podía ser de otra manera, surge del protagonista del libro, Philip Marlowe, el prototipo de detective privado que arrasaría con la novela policiaca que se escribía hasta la fecha y que a partir de Chandler, sin olvidar a Hammet, va a ser el santo y seña de la novela negra. También parece tonto, inútil y descabellado discutir sobre la composición del personaje que hizo Bogart. Logró llenarnos con una imagen tan potente que cualquier crítica a su evidente hieratismo y a su absolutamente buscada y pretendida carencia de matices resulta superflua. Bogart es Marlowe y, en consecuencia, Bogart es el más grande, es todos los detectives privados que han sido, son y serán. Si le añadimos su química con Lauren Bacall, demoledora, sensual, fatal y el ambiente de opresión, nocturno de grandes lluvias y continuas sombras que crean entre Hawks y Chandler, llegamos a un conjunto que nos permite ser comprensivos y generosos con las ridículas y tontas peleas y riñas que aparecen en la película. Yo llegué incluso a preguntarme si la paliza que le dan a Bogart la graban y la hacen tan ridícula e inverosímil con intención de que el comentario posterior de uno de los secundarios, de los cuales no he hablado porque en el cine americano de los 40-50 son la mayoría soberbios: el comentario es el siguiente: “es la peor paliza que he visto en mi vida”. ¿Buscan una risa del público? Ya sé que no, pero parece. Pero lo mejor de la película, como de la vida, son los diálogos. Secos, divertidos, brillantes. Hay varios de ellos espléndidos entre los dos protagonistas. Yo tengo especial preferencia por su conversación sobre el comportamiento de los caballos de carreras en el restaurante. El detective dice a la chica que suele apostar a los caballos, y poco después le pregunta por qué no tiene una pareja y le contesta: “Hablando de caballos, antes de apostar me gusta ver cómo arrancan, cómo corren y cómo van en la carrera”, y añade: “Me parece que a usted le gusta arrancar fuerte”. Marlowe dice:”Por mi parte creo que tiene usted cierta clase, pero no sé adónde puede llegar, ni cuánto puede correr”, y Vivian responde: “Eso depende bastante del jinete”. Por si el ambiente no está ya caldeado hay varios momentos de sexo muy sutil, implicito y delicadamente indicado en la película: Es el caso de la librería de enfrente a la del mafias Geiger. La chica empleada invita a Marlowe a quedarse y cierra la puerta y se quita las gafas y se deja el pelo suelto antes de comenzar a beber whisky con el detective. Por otra parte, la taxista femenina le dice a Marlowe que puede llamarle cuando la necesite. “¿De día o de noche?” pregunta él. “Mejor de noche, por el día trabajo”. Hay una divertida y extraña escena en la que Vivian trata de rascarse una pierna, sensualmente, por cierto, sin que su falda se vea perjudicada: Marlowe, descortés, promulga: “Rásquese a gusto”. Ella se sorprende y acaba haciéndolo levantando un poco la prenda y mostrando una pequeña porción de su muslo en primer plano.



En esta película ya están juntos Bogart y Bacall, es su primera película de casados, y en la película tardan mucho en besarse. Lo hacen en el coche, si mal no recuerdo: Bogart- “Ya le dicho que usted me gusta”. “Ojalá lo demostrara”, responde Bacall. Eso es sumamente fácil. La besa. “No está mal, me gustaría otro”. La vuelve a besar y ella dice. “Ha sido aun mejor”… “Muy bien” acaba Bogart antes de comenzar a interrogarla. En Tener y no Tener también el segundo beso le gustaba más con aquel “It is even better when you help”.


Diálogos y frases célebres con otros actores:


“Va demasiado lejos, Marlowe”, “Cartas boca arriba”.

“¿Tan imbécil me cree?” -“No, sólo como cualquier estafador.”

Bogart le pregunta a Eddie Mars si le ha puesto un coche siguiéndolo y éste, inteligente, le responde: “No, no me interesa usted hasta ese punto”.

“Hola. ¿Qué propina le dará a la chica del guardarropa? Estoy pensando en algo apropiado.”

2 comentarios:

Raquel dijo...

cualquiera que te conozca???ummm...exagerado!!

aun tengo pendiente verla!!que desastriño yo!x)

Ó dijo...

Si te lo llamas tú ya no tengo que hacerlo yo.