miércoles, 3 de junio de 2009

Prima non datur, ultima dispensatur

Hoy era la última clase con el profesor sencillo. Comenzó pronunciando el título de la entrada, para decirnos, únicamente, que no podría ser así. Siguió explicándonos que Vesper era un astro que trae la noche (vespertino). Diferenciamos entre inimicus y hostes (enemigo personal el primero y enemigo de guerra el segundo. Se enrolló un poco cuando nos intentaba explicar que la palabra fata (destino) viene de fors faris fari fatum: lo dicho, lo pronunciado. Tradujimos unos diez versos. Después habló con nosotros, sus tres alumnos. Nos advirtió de que seríamos los continuadores de las lenguas Clásicas, que de nosotros iba a depender que se siguiese estudiando latín: cosas así. Recordó, a proposito de los ministros, el célebere "más tecnología y menos latín". Eso ya lo había dicho Soler Ruíz, un ministro falangista nacido en Cordoba, en los sesenta, aunque con una variante: "menos latín y más deporte". Inde (desde aquí), como diría el profesor alegre y sencillo, trató de analizar y de prevenirnos sobre algunos de los defectos más importantes de la civilización occidental: lo material. Me gustó su critica a los viajes: se emplean para quedar bien delante de la gente, de los amigos. Normalmente la gente llega un punto en que se aburre en los viajes. Yo me aburro viajando. Además si viajas demasiado puedes llegar a caer en el escepticismo. Ya me lo decía una amiga: se confunde el turismo con la cultura. Yo lo compruebo cuando llega el verano: todos me preguntan por mis viajes, por qué voy a hacer. Me dibujan una sonrisa graciosa los momentos en los que digo a alguien que hice el interrail; se me queda mirando. "Ése es mi sueño", "qué bonito" dice, admirado. En cambio muy poca gente me pregunta qué tal, cómo lo hicimos, por dónde, dónde dormimos, a qué precio, qué vimos... Concluye el profesor su intervención afirmando que los ministros, los contrarios al latín, son pasajeros, y que, en cambio, el latín estará presente per saecula saeculorum, al igual que la lógica, aunque si lo pensamos bien el pensamiento lógico está siendo invadido por la tecnología, por las máquinas. Yo creo que lo noto en mis primos pequeños. Para saber usar una máquina no se necesita saber pensar. Todo se reduce a Gregarios y de Egregios: gregario es el que sigue al rebaño, egregio es el que sale del rebaño. Parece que lo que buscan los ministros al "invertir" es que piensen las máquinas. ¿Por qué será? El profesor sencillo habló finalmente del tiempo cuando al salir de clase observó un paraguas y dijo: ¿quen é o pesimista que trouxo isto?

2 comentarios:

paco dijo...

Preciosa entrada, sí señor, me parece que lo estoy viendo. A ver si se le puede ver en latín medieval. Había perdido la dirección del blog, me la he encontrado en el de Irene, y el del Irene por uno del cole, cosas de la vida.

El comentario del paraguas no tiene precio. Me acuerdo de que un día estábamos delante de su despacho y de repente dice "está baixando a presión, vai chover" y era cierto.

Ó dijo...

Paco, qué grande eres. Aunque nuestro profesor, a veces te supera en sus augurios.