viernes, 26 de junio de 2009

El yambismo y Horacio

¿Qué tienen que decir los romanos por sí mismos? El yambo, la sátira. Su nombre, “satira” se relaciona con varios posibles orígenes: primero podría provenir de los “satiros” griegos. Por otro lado podríamos relacionarla con “lanx satura” (una bandeja con ofrendas distintas y variadas). Por último cabe señalar que su nombre podría proceder de una salsa “satura” que se confeccionaba con una mezcla de ingredientes variados. Siempre está presente, como vemos, el concepto de “mezcla”. Esta última parece la opción más convincente ya que la comida está muy presente y en muchas ocasiones tiene un valor metaliterarios dentro de la sátira. El espíritu de la sátira, es decir, la inclinación a zaherir personas o poner de manifiesto llagas, defectos, lo encontramos, en cambio, ampliamente, en la literatura griega: Arquíloco VIII, Hiponactes a finales del VI, Timón en el III y, por supuesto, toda la comedia antigua: Susarión, Quiónides, Magnetes, Ectántidas, Querilo, Cratino, Eupolis, y Aristófanes. Ya en Roma nos encontramos con Ennio y Lucilio. Es considerado, este último el padre de la sátira porque en Ennio falta, se hecha de menos, una invectiva contra individuos concretos, porque Lucilio posee mayor libertad de palabra y, asimismo, por el uso del hexámetro en la satura. La invectiva de Lucilio se relacionó repetidamente con el yambo griego por su brutalidad. Pero ¿por qué permitían esta libertad a Lucilio? ¿Por su origen: por su dinero? Ambos factores influyen. Procedía de una clase dirigente y poseía muchos bienes. Por otra parte, Horacio tiene un tono diferente : él no trata de atacar a alguien con nombre y apellidos, sino que pretende que la gente sea feliz, apela a la virtud mediante sus críticas (constructivas). Horacio es un poeta cívico y un gran defensor del “mos maiorum”. Lucilio sí ataca a sus coetáneos y por ello se convertirá en un símbolo para los satíricos posteriores. Los latinos reivindican “satura tota nostra est”. Teniendo en mente que Lucilio es el primer autor satírico puesto que sus predecsores son para él “semigraeci”. Su primera sátira, de hecho es una crítica feroz al filohelenismo. Como hemos preferido en Horacio falta un enemigo emblemático (aunque a veces llega a dirigirse a la comunidad en general), propio de yambógrafos anteriores. De hecho, a pesar de su supuesta misoginia (que deducimos por su amor a la satira y por su desprecio en cuanto a la elegía donde la mujer es una figura central), el único personaje que aparece reiteradamente es una mujer: Canidia. Aparece tanto en las “satiras” como en los “Epodos”. Suele representarla como una “bruja” especialista en “pocula amoris”. La relacionan con Medea (la bruja por antonomasia de la mitología) . No deja de ser Canidia un alter ego del propio Horacio. Su nombre quizás se deba a que se parece a “Canitia” pelo canoso, o bien a “canis” “perro”. Esta última reforzaría la idea de “achicharramiento” nombre que recibían en la antigüedad las mujeres lascivas. Canidia representa la ira yámbica, autodestructiva en cierto modo. La debilidad de Horacio aparece en dos ámbitos, el tratamiento sexual y su posición respecto a la jerarquía. Con respecto al apelativo usual de “Horacio impotens”, diremos que el problema es más bien social que físico. Cuando aludimos a la impotencia de Horacio no se hace referencia a que sea deficiente físicamente sino a su impotencia social provocada por su falta de virilidad y por su abrumante pasividad sexual. Como afirma Foucault en su Historia de la sexualidad “se trata d eun principio de isomorfismo entre relación sexual y social. Siempre debemos pensar en una polaridad que opone “pasividad” y “actividad”. Además incluso el propio Horacio tneía constantemente en mente el hecho de que era un “advenedizo”, un venido a más,. Es decir, tenía siempre presente su origen, el que su padre hubiese sido un libertoy uqe había escalando entre la sociedad. ¿ Quízás por ello presenta a su “alter ego” Canidia, con tanta ira yámbica, en puntos, autodestructiva? Puede que la debilidad que Horacio no se refiera sólo al tratamiento del sexo (donde aparece Canidia) sino también confluirá su sentimiento de creerse un advenecizo y un parásito con respecto a la jerarquía de Mecenas. En latín el yambo lo ensayó Ennio, lo modeló Lucilio, lo perfeccionó Horacio, y lo acarició Persio mientras Juvenal lo iluminó con todo el imaginario de su retórica.


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