viernes, 11 de abril de 2008

Detalle Montanelli.

Indro Montanelli: (wiKi) Considerado entre los más grandes periodistas italianos, su talento fue reconocido y premiado también en el exterior (por ejemplo, en Finlandia, Estados Unidos, donde fue reconocido como mejor periodista internacional, y España, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 1996, ex-aequo con Julián Marías). Fue un autorizado cronista de la historia italiana y entrevistó a personajes como Winston Churchill, Charles de Gaulle, Luigi Einaudi y el papa Juan XXIII. Su filosofía periodística nació del aprendizaje que de joven hizo en los Estados Unidos de América: recordó siempre lo que le había dicho el director del diario para el que trabajaba: «hacer que cada artículo pueda ser leído y entendido por cualquiera, incluso por el lechero de Ohio
Sencillo, directo, aunque refinado escritor, fue miembro de honor de L'Accademia della Crusca, por la que peleó desde las páginas de
Il Giornale para que recibiera atención y fuera financiada por los lectores, siendo como era uno de los más antiguos e importantes centros de estudio sobre la lengua italiana, consiguiendo que no desapareciera. Escribió, entre sus más de sesenta libros, una Historia de Italia divulgativa, ayudado por Mario Cervi y Roberto Gervaso; Gli incontri (encuentros con personajes famosos) y una muy leída Historia de Roma, aunque su obra más conocida es la periodística, materializada en sus artículos de opinión.
Para mí lo mejor de este hombre, su sencillez. Lo segundo, su sutileza. Analicemos los titulos;
Historia de los Griegos, Historia de Roma. Muy agudo. La historia de Grecia es más la historia de figuras, de hombres, que la de un pueblo: la de Roma no. Roma es una unidad, en singular. Los Griegos son muy singulares; particulares, por eso los pone en plural, por su diversidad. Sutil, muy sutil.

2 comentarios:

Ovidio redivivo dijo...

Uno de mis pasajes favoritos, en su historia de Roma, es aquél en cual relata el comportamiento del "fidelísimo" Marco Antonio tras la muerte de Julio César. Es para morir de la risa.

Ó dijo...

Lo leeré... No lo recuerdo, la verdad. Un saludo!!!!!!