jueves, 28 de agosto de 2008

La retórica y mi abuela

Miércoles. Mediodía. Mi "gran madre" me preguntó qué significaba la palabra "arte" y la palabra"retórica" a propósito de una conversación que yo estaba manteníendo en un tono "coñero" con mi primo, quien además es mi vecino. Fui totalmente incapaz de contestar a su primera pregunta, evidentemente. Para definir arte in situ recurrí a hacer referencia a cuadros, pintores y esculturas. Para definir retórica le dije simplemente: "es el arte de convencer, abuela". Ella, como en una película antigua, con viejos prejuicios (tan graciosos hoy en día) me contestó: "diso sabemos bastante as mulleres (de eso sabemos bastante las mujeres)". A lo largo de la tarde y gracias al ridículo intelectual que había protagonizado mi orgullo o algo que no trato de dilucidar aquí me llevó a releer un libro "La retorica clásica y su tradición cristiana y secular desde la antiguedad hasta nuestros días" de George A. Kennedy. En había marcado ya hace casi un año, cuando lo leí, un pasaje que dice así:
La retórica entendida como técnica de persuasión es un fenómeno común a todas las culturas humanas, e incluso es posible encontrar también analogías en la comunicación animal. Toda comunicación implica retórica. Cualquiera que hable o escriba tiene algún tipo de propósito, y la retórica ciertamente da cuenta de las maneras de cumplir ese proósito, o intentar cumplirlo, dentro de una determinada cultura. Los griegos y los romanos pensaban que tal propósito era la persuasión, pero entendida como algo mucho más general de lo que la conciben las ciencias sociales modernas. Las intenciones de los hablantes son variadísimas y van desde convencer al auditorio de un punto de vista contrario al que mantenía previamente, o implantar una convicción o creencia que no hubiera sido considerada con anterioridad, hasta la enseñanza o la exposición, o el entretenimiento y la demostración de la habilidad del hablante. La persuasión se puede lograr de forma directa mediane la fuerza, la amenaza o el soborno, y se puede lograr de forma simbólica mediante el uso de signos, entre los cuales destacan como más importantes la palabra escrita o hablada y los gestos. Toda comunicación es retórica porque usa alguna técnica para influir en los pensamiento, las acciones o las emociones del público. Los procedimientos verbales más simples son el tono, el volumen y la repetición, como por ejemplo: socorro, Socorro, SOCORRO,. Las páginas blancas de la guía telefónica muestran un grado relativamente bajo de retórica. Su principal técnica retórica es el orden alfabético, que consigue el propósito de permitir que el lector encuentre un nombre determinado fácilmente y, con la excepción de destellos ocasionales de letra negrita, el autor no busca influir en el lector para que llame a un número y no a otro. Las páginas amarillas son, desde luego, más retóricas, al pretender producir un efecto sobre el público y usar la visualización de los productos y otras técnicas tipográficas para determinar una decisión. (...) Asimismo unicamente en Grecia, y por lo tanto en Europa occidental, la retórica se hallaba separada de la filosofía ética y política y conformaba una disciplina específica que llegó a incorporarse al sistema educativo.

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