lunes, 13 de abril de 2009

El efecto Coolidge

Se dice que el presidente Calvin Coolidge y la primera dama estaban visitando por separado granjas gubernamentales recientemente creadas. Al pasar por el gallinero y ver un gallo copulando intensamente con una gallina, la señora Coolidge se interesó por la frecuencia con la que el gallo llevaba a cabo esa tarea. “Docenas de veces al día” le replicó el guía. Al oírlo, la señora Coolidge le pidió: Por favor, dígaselo al presidente. Cuando el presidente pasó por el gallinero y fue informado del vigor sexual del gallo, preguntó: “¿Siempre con la misma gallina?” No, respondió el guía: “Cada vez con una distinta”. “Por favor, dígale eso a la señora Coolidge” refutó el presidente. Y de este modo se acuñó el término “efecto Coolidge” que se refiere a la tendencia del hombre a volverse a excitar sexualmente ante la aparición de una nueva hembra, lo cual aumenta su impulso a lograr el acceso sexual a un número elevado de hembras. El efecto Coolidge es un rasgo ampliamente extendido entre los mamíferos y ha sido documentado en numerosas ocasiones. Se halla presente en las ratas y en el ganado. En un estudio típico, se coloca una vaca en un corral y después de que el toro se aparee con ella se sustituye por otra. La respuesta sexual del toro se mantiene constante con cada nueva vaca, pero disminuye rápidamente cuando la misma vaca permanece en el corral. El macho continúa excitándose hasta eyacular como respuesta a las hembras nuevas, y la respuesta ante la octava, la décima o la duodécima hembra es casi tan intensa como ante la primera. Nos gusta la novedad.

1 comentario:

Raquel dijo...

Nos gusta la novedad,sí,pero por encima de todo está la persona.

Esos estudios son la excusa que cientos y cientos de hombres (y mujeres; que parecen no tenerse en cuenta) han puesto alguna vez para justificarse...el fallo es que, a diferencia del resto de los mamíferos, tenemos la mala suerte de poseer algo que se llama razón...