martes, 28 de abril de 2009

Miradas con la vista


Nos miramos, nos tocamos,

eso fue todo.

Estábamos en el límite de la identidad,

queriendo convertirnos en otros,

sincerarnos,

hablar en serio.

Pero no franqueamos la frontera.

Ser otros no podría cumplirse

porque a una mano tendida

debe corresponder otra mano,

porque si una boca habla

debe responder otra boca.

Estábamos muy rodeados,

pero a solas,

solos como tú,

sin saberlo,

te encuentras a menudo.

La compañía de muchos

suele ser una ficción,

con la que conseguimos

estar a solas

entre muchos más.

Tú y yo

en una sala de espejos,

con miradas, con ecos.

La despedida

¿qué importaba?

Quizás volviéramos a vernos.

Aunque aquellos ojos

escuchaban,

ya no sólo oían.

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