miércoles, 9 de julio de 2008

¿Arte? Contemporáneo

Hoy leyendo, de nuevo, Locuras sin fundamento me encuentro con un fragmento que me hace recordar una conversación que tuve, hace ahora casi un año, con una futura traductora, bajo la cual se escondía mi prima, en un Ferry que nos llevaba a Ios, Grecia (una de sus islas) de interrail. El autor es Andrés Trapiello; alguien que opina lo mismo que yo, o algo que coincide bastante con mi opinión, sobre el decadente legado que nos dejaron las adolescentes Vanguardias y movimientos como el Romanticismo en cuanto a lo referido al arte:
"Yo no creo que es justo que a los pintores modernos nadie les exige que hagan un cuadro con argumento. En el XIX los pintores tenían que pintar grandes cuadros de historia o de tema mitológico o de lo que fuera. Los acometían sin titubeos, como hacen las bandas municipales con sus marchas militares las mañanas soleadas de domingo. La gente se ponía delante de un cuadro y decía: "una vaca". "Un doctor y la joven moribunda". "El general Dupré". Los músicos tenían que estudiar harmonía y lo que componían tenía un melodía, los temas musicales iban y venían mientras duraba la pieza y lo normal es que la gente terminara aprendiéndose de memoria las romanzas de Donizetti o de Verdi. Con los escultores pasaba lo mismo. Plantaban una señora delante y la sacaban tal cual, con más o menos alma, pero con dos piernas, dos brazos, una cabeza. Todo en su sitio. Llega el siglo XX y los pintores pueden hacer lo que les dé la gana, los músicos se han puesto todos de acuerdo para desfondar una docena de cacerolas por concierto y los escultores, más ambiciosos, cuando no hacen cruces gamadas de hierro forjado plantan monumentales y estrafalarios artefactos en cualquier plaza, de esos que ya no quitan nunca, emborronando un lugar que por lo general antes de la escultura tenía su carácter y encanto. Sólo a los escritores se les sigue exigiendo que las novelas tengan una trama, una unidad interna, un parecido con la realidad, personajes más o menos creíbles, diálogos inteligentes, brillantes, ingeniosos, profundidad psicológica, humor, humanidad, moral o moraleja... Es decir, sólo a los escritores se les exige que se sigan pareciéndose a Flaubert, a Balzac o a Cervantes. Que un pintor no se parezca a Tiziano o que un escultor no se parezca a Ficias, es una garantía de modernidad. Que un escritor no se parezca en más o menos grado , a Cervantes, y no tendrá nada que hacer".
¿Qué opináis?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La novela -que es de lo que se trata en el texto- depende aún en gran medida de sus lectores -a pesar de que el márketing es también muy importante-

Es decir, que si alguien hiciese en novela el equivalente a la tomadura de pelo que nos venden como "arte" contemporáneo, sencillamente no lo compraría nadie.

Lo que yo me pregunto es por qué los museos como el Reina Sofía se dedican a pagar cantidades astronómicas por obras que sólo gustan a cuatro críticos.

Los auténticos grandes autores de artes gráficas de hoy no están en los museos, tienen mucho que ver con la cultura pop (cómics, videojuegos, publicidad, ilustración, etc.). Lo del mundo del "arte" contemporáneo es en su mayor parte una tomadura de pelo subvencionada no se sabe bien por qué.

Ó dijo...

Yo incluso dudo que les gusten de verdad a los críticos. ¿Cómo va a gustarles algo que no entienden? Dicen que gustos... colores. Pero para que te "guste" algo hay que tener un mínimo de "gusto", ahora, dicho lo cual, ocurre que mi conciencia me viene a decir... "Óscar no seas así y respeta los gustos raros de los demás"...
Yo creo que pocas veces en la Historia estuvo tan lejos un arte (Literatura) de otras como la música o la escultura.
Como dice Hauser: El problema no es limitar el arte al horizonte actual de las grandes masas, sino extender el horizonte de las masas tanto como sea posible. El camino para llegar a una verdadera apreciación del arte pasa a través de la educación. No la simplificación violenta del arte, sino la educación de la capacidad de juicio estético es el medio por el cual podrá impedirse la aconstante monopolización del arte por una pequeña minoría. (...) Hoy, arte aunténtico, progresivo, creador, puede significar sólo arte complicado. Nunca será posible para todos disfrutarlo y apreciarlo en igual medida, pero la participación de las grandes masas puede ser en él aumentada y profundizada. Las premisas para mitigar el monopolio cultural son , ante todo, económicas y sociales. No podemos hacer sino luchar por la creación de estas premisas.

Ovidio redivivo dijo...

Sinceramente, me parece anacrónica vuestra queja. Me la hubiera esperado de Sócrates o de Platón, transportados al Reina Sofía. Ellos todavía podían afirmar que había Lo Bello, Lo Bueno y Lo Verdadero (aunque ya los sofistas lo ponían en duda entonces). Pero nosotros, hoy... ¿no es un acaso un poco naif?
Saludos cordiales.

Ó dijo...

Te contesté, Ovidio, en mi última entrada!!!!!! Saludo cordial!

Raquel dijo...

A mi entender el arte contemporáneo no es más sencillo que cualquier otro arte anterior. Yo diría que es incluso más elaborado puesto que no plasma una realidad sino que da pie a que el espectador "interprete" la obra y participe de este modo como co-creador. En parte lo entiendo como la poesía, es algo muy sutil, no dice tajantemente pero deja entrever su significado.

Por otra parte, es bien cierto que no podemos meter en un mismo cajón todas las piezas de arte contemporáneo al igual que tampoco las "clásicas". Y evidentemente lo que guste a unos, no gustará a otros. Si hay algo mejor que la diversidad es la aceptación de la diversidad.