miércoles, 30 de julio de 2008

Grandes ciudades

Releyendo "Locuras sin fundamento"ayer, en el hospital, me encontré con un pasaje que había pasado desapercibido en mi anterior lectura. Habla sobre Londres en especial, pero lo podemos aplicar a todas las grandes urbes. El contexto es el siguiente: Trapiello compara a las ciudades grandes y pequeñas con dos grupos sanguíneos diferentes. No me gustan las ciudades grandes (por lo menos más que las pequeñas). ¡A las metrópolis, de visita!Aquí va:
"Para mí, Londres no es más que un grupo sanguíneo diferente. No es una sangre mejor que la que corre por mis venas, ni contiene menos vida. Sencilamente es otra, con su olor de curry por las calles, sus millones de indios, sumerios, negros, jamaicanos, ingleses, italianos, españoles, pakistaníes en los metros, sus pubs oscuros, su aire espeso en los rincones y el olor de sus basuras en callejones inmundos... Me gustan las ciudades pequeñas porque han conservado un modo de vida parecido al de hace cien años, cuando incluso las ciudades grandes como París o Roma eran pequeñas. En ellas los hombres tal vez no fueran más felices, pero tenían mucho más tiempo para preguntarse por qué".

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