lunes, 19 de enero de 2009

Lecturas de Madame Bovary

“Charles se sentía, pues, feliz y sin preocupación alguna. Una comida a solas con ella, un paseo al atardecer por la carretera principal, un gesto de sus manos acariciándole las crenchas de su pelo, el simple hecho de contemplar su sombrero de paja colgado de la falleba de una ventana, y otros muchos detalles que él jamás hubiera imaginado que pudieran entrañar motivo de placer, constituían ahora para él un motivo de dicha incesante. En la cama, por las mañanas, juntas las cabezas de ambos sobre la almohada, vía Charles pasar la luz del sol a través del delicado vello de sus mejillas rubias medio cubiertas por las orejeras ribeteadas de su gorro de dormir. Vistos desde tan cerca sus ojos le parecían más grandes sobre todo cuando, al despertar, abría y cerraba varias veces seguidas los párpados: negros en la sombra y de un azul oscuro a plena luz, parecían tener, como un esmalte, capas de colores sucesivos, más veladas las del fondo y cada vez más claras conforme se ascendía hacia su superficie. La mirada de Charles se perdía en estas profundidades, y allí se veía reflejado, pequeño hasta los hombros, tocado con un pañuelo y con el cuello de la camisa entreabierto”.

Leí el otro día que existen dos tipos de lectores de Madame Bovary: los que se compadecen de Charles, por un lado, y los que entienden perfectamente el comportamiento adúltero de su mujer, por el otro. Esto es una tontería, así, abiertamente. Cada persona, y dependiendo de la época en la que viva, le dará una lectura diferente. Como a todos los libros.

2 comentarios:

Raquel dijo...

Más bien depende de la perspectiva desde la que lo mires; compadecerse de él no implica no entenderla a ella y viceversa. Todos podemos llegar a entender ambas posturas aunque no seamos partidarios de ellas.

Ó dijo...

Me encanta lo del "cuello de la camisa entreabierto". Supongo que si. En "Juegos secretos", gran peli, una serie de mujeres casadas se disponian a comentar el libro con opiniones muy diferentes: cada una aplicaba una parte del libro y sólo una a aquello que le interesaba a su ombligo. Le estoy cogiendo pánico a la gente muy egoista...