lunes, 16 de marzo de 2009

El fascinante mundo de las vidas, de los comentarios.

En Noviembre del año pasado para literatura latina nos rogaron que leyésemos la Eneida. Yo no tenía ningún ejemplar entero en mi pequeña biblioteca y decidí acercarme a una librería de segunda mano a por uno. Era malo, y yo lo sabía, pero elegí uno de tapas rojas, pero con un matiz de viejo que me encantó. Sus páginas eran muy amarillas. Comencé a leerlo y me di cuenta de que igual no era la mejor traducción. Al final con ayuda de mi gran paciencia lo conseguí. Llegué hasta donde aparece Turno: ahí me cansé. Hace poco hablábamos de traducciones malas y yo nombré esta de la Eneida (que no recuerdo de quien es). En verdad no me parecía demasiado legible. Pero cometí un error. Dije que el primer párrafo acababa en un misterioso “PERO AHORA”. Y era cierto, me había sorprendido mucho ese final con un punto y aparte. Creí que sería producto de un pésimo traductor o de un error de imprenta. Cuando nuestro profesor de latín actual nos pasó una fotocopia de las Biografías Literarias Latinas, en concreto de la Vita Servii con unos versos que la tradición coloca al inicio de la Eneida pero que muchos, la mayoría de los autores, coinciden en señalar como espurios, me di cuenta de lo tonto que soy por haber puesto el ejemplo del “pero ahora” como final de frase. Los 4 versos iniciales son los siguientes:

“Ille ego, qui quondam gracili modulatus avena
carmen, et egressus silvis vicina coegi
Ut quamvis avido parerent arva colono,
Gratum opus agricolis, at nunc horrentia Martis
Arma virumque cano”

Tendría que haber investigado el porqué de ese At nunc en lugar de tachar al traductor (de buenas a primeras) de incompetente. Mea culpa est.

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