La mejor escena que yo he visto en el cine: Tener y no tener. Que Bogart y Bacall se enamoraran entre bastidores contribuyó a lograr esa formidable intensidad dramática que emana de algunas escenas. Cuentan que Bacall estaba muy nerviosa antes de hacer su prueba inicial, que temblaba de los nervios, y que fue el propio Bogart quien le aconsejó, a fin de que no se le notase, que inclinase un poco la cabeza y abriese mucho los ojos (con esa mirada muy dura "y" hierática) para coger confianza. Estamos osando describir la misteriosa mirada de Lauren Bacall. Toda una leyenda. Cuando la novela To have and have not se publicó en EEUU en octubre del 1937, su autor, Hemingway, estaba en Madrid como corresponsal de guerra apoyando la legitimidad republicana. Las críticas al libro no fueron favorables, pero la venta alcanzó los 25.000 ejemplares (record que fue destacado en la revista Time). Poco tiempo después, el director Hawks desafió a su amigo Hemingway durante una excursión de pesca. Le apostó que sería capaz de hacer la mejor de sus películas con la peor de sus novelas. Consistía, según él, en un relato menor acerca de un marino que arriesga vida y fortuna, seducido por una rubia peligrosa, para ayudar a unos contrabandistas de armas. Hemingway había escrito la narración tras comprarse él mismo una casa y un barco en Key West, y enmarcó la historia en los años de
miércoles, 25 de marzo de 2009
Tener y no Tener
La mejor escena que yo he visto en el cine: Tener y no tener. Que Bogart y Bacall se enamoraran entre bastidores contribuyó a lograr esa formidable intensidad dramática que emana de algunas escenas. Cuentan que Bacall estaba muy nerviosa antes de hacer su prueba inicial, que temblaba de los nervios, y que fue el propio Bogart quien le aconsejó, a fin de que no se le notase, que inclinase un poco la cabeza y abriese mucho los ojos (con esa mirada muy dura "y" hierática) para coger confianza. Estamos osando describir la misteriosa mirada de Lauren Bacall. Toda una leyenda. Cuando la novela To have and have not se publicó en EEUU en octubre del 1937, su autor, Hemingway, estaba en Madrid como corresponsal de guerra apoyando la legitimidad republicana. Las críticas al libro no fueron favorables, pero la venta alcanzó los 25.000 ejemplares (record que fue destacado en la revista Time). Poco tiempo después, el director Hawks desafió a su amigo Hemingway durante una excursión de pesca. Le apostó que sería capaz de hacer la mejor de sus películas con la peor de sus novelas. Consistía, según él, en un relato menor acerca de un marino que arriesga vida y fortuna, seducido por una rubia peligrosa, para ayudar a unos contrabandistas de armas. Hemingway había escrito la narración tras comprarse él mismo una casa y un barco en Key West, y enmarcó la historia en los años de
Clin Is Good.
Celta - Depor
Hoy en la estación de tren de Santiago escuché y viví algo gracioso: primero escuché a dos chicos, a las 15:19 en punto, suplicando a alguien que llegasen a tiempo al tren. Uno de ellos se fijó en el cartel que indica las salidas. Indicaba algo así como:
15:20, Vía 1 A Coruña
15:28, Vía 2 Vigo
El muy simpático le preguntó a su cómplice y amigo con mucha retranca: ¿Oye Ramón, sabes si lo de las vías tiene algo que ver con el fútbol? La verdad es que me reí. Pero disfruté mucho más cuando a las 15:25 reparé en que sollozaban por haber perdido el tren.
Adiós a las Armas
Aquiles, de ligeros cascos.
Había escuchado muchas veces eso de que el gran, rápido y jovial Aquiles era un niñato, pero todavía no lo había corroborado. Hasta ayer. Gracias a una (excepto por esto) inútil relectio que tengo del Canto I de
“Madre, ya que me diste a luz para una vida efímera,
honor me debió haber otorgado el olímpico
Zeus altitonante. Ahora bien, ni una pizca me ha otorgado,
pues el Atrida Agamenón, señor de anchos dominios, me
ha deshonrado y quitado el botín y lo retiene en su poder”.
Así habló vertiendo lágrimas, y le oyó su augusta madre
sentada en los abismos del mar al lado de su anciano padre
y al punto emergió, como nubareda de polvo, del canoso mar.
Se sentó delante de él, que seguía vertiendo lágrimas,
lo acarició con la mano, lo llamó con todos sus nombres y dijo:
¿Hijo por qué lloras? ¿Qué pena invade tus mientes? Habla, no la ocultes en tu pensamiento, para que ambos la sepamos.
Es una pena que no tenga caracteres griegos en este ordenador porque hay un precioso quiasmo en el verso 349.
Acéntos y `Éspiritus
Eran los hombres tan barbaros
Que se subían a los arboles
Y se comían los pajaros.
Oriente en dos días
Quiero ver el Cuerno de Oro de Estambul. Es una entrada del mar en la tierra, una especie de ría, en la que refleja el Sol al ponerse y da la impresión de ser un cuerno de Oro. Durante la época bizantina, se podía impedir la entrada de las flotas enemigas en este Cuerno mediante cadenas muy gruesas tendidas entre las dos riberas. También tengo ganas de saber qué estuvo haciendo Agatha Cristie cuando desapareció 20días. ¿De verdad fue al Pera Palace? ¿O esto es un simple reclamo para los viajeros del Oriente Express? La idea fue muy buena: crear un servicio de pasajeros que uniese Europa occidental con el Sudoeste Asiático. El 4 de Octubre de 1883, al parecer, se inauguró el entonces bautizado Express d'Orient. En la época, el tren salía dos veces por semana de la estación Gare de l'Est, en París, y terminaba en la ciudad de Giurgiu, en Rumania. De Giurgiu, los pasajeros eran transportados a través del Danubio hasta la ciudad de Ruse, en Bulgaria. De allí otro tren los llevaba hasta Varna, donde podían tomar un ferry para Estambul.
lunes, 16 de marzo de 2009
Pequeña historia del piano
Inevitable
Tú eras el huracán y yo la alta
Torre que desafía su poder:
¡Tenías que estrellarte o que abatirme…!
¡No pudo ser!
Tú eras el océano y yo la enhiesta
Roca que firme aguarda su vaivén:
¡Tenías que romperte o que arrancarme…!
¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder:
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser!
Raymond Chandler y Dashiell Hammet
Dashiell Hammet: El halcón maltés (1930)
Raymond Chandler: La hermana pequeña (1949)
El fascinante mundo de las vidas, de los comentarios.
carmen, et egressus silvis vicina coegi
Ut quamvis avido parerent arva colono,
Gratum opus agricolis, at nunc horrentia Martis
Arma virumque cano”
Tendría que haber investigado el porqué de ese At nunc en lugar de tachar al traductor (de buenas a primeras) de incompetente. Mea culpa est.
Emilio Lledó: contra exámenes
La investigación sobre el lenguaje será fecunda, no sólo como una vuelta a los textos, casi únicos testigos del pasado, sino porque el lenguaje, además de ser la biografía del hombre y de su lucha por apoderarse del mundo y entenderlo, es, en el presente, el vínculo más estrecho de comunicación. A través del lenguaje, se conocen los hombres; pero también se enajenan, se engañan, se violentan y se maltratan. Precisamente el ataque masivo de los medios de información sobre la conciencia individual nunca ha sido tan grande, pero nunca como ahora, a pesar de las facilidades técnicas para expresarse, ha estado el hombre tan silencioso y tan inerme. El análisis científico del lenguaje, en todas sus manifestaciones y usos, será un elemento esencial en la cultura del presente y de un largo futuro. Tal vez, la única defensa contra la barbarie. Porque el lenguaje es, según la definición de Aristóteles aquello que levanta al hombre de su contexto animal: “El hombre es un animal que tiene logos” Pero la segunda gran definición aristotélica es que “el hombre es un animal político”, que se desenvuelve exclusivamente en el esquema de la sociedad. Por consiguiente el Logos, el lenguaje no es un mero instrumento de comunicación, sino que crece y alienta entre las estructuras sociales, en la convivencia del hombre con el mundo creado por él, y con los otros hombres. Inundados por el lenguaje que hoy se nos habla, por las alternativas que hoy se nos fabrican, comprendemos con claridad la lección del filósofo griego y la respuesta que, con su análisis del lenguaje en el Organon fue el primero en ofrecernos.
Mi profesor de Textos Latinos me vio con el libro y me dijo que era un filósofo muy reconocido pero que era de los radicales antisistema que actúan desde dentro de este. Yo no lo veo mal en absoluto: si quieres cambiar algo has de hacerlo desde dentro. Para caernos bien a los estudiantes tiene un artículo en contra de los exámenes, y parece que tiene razón: recomiendo a todos aquellos que hayan perdido alguna vez los nervios con un examen, que lo lean entero: La carga de los exámenes. Apareció este texto en El País, 1, VII, 1982, al cerrarse el llamado período de Exámenes. Aquí va su conclusión:
Otro de los grandes escollos de la vida universitaria y de todo nuestro sistema educativo es el examen. Pro supuesto que si al acabar los estudios ha e darse un título profesional es evidente que el Estado tenga que controlar el nivel de sus aspirantes. Pero ello no quiere decir que, como ocurre frecuentemente, los universitarios preparen exámenes. Los exámenes no se preparan. Lo que se prepara o se debiera preparar es el conocimiento de una materia, de un saber. El examen es, pues, un paso subsidiario, marginal, en el que sin prisas, sin formalismo, sin la obligación de memorizar datos insustanciales el universitario pudiese, como pasa en la mayoría de las universidades extranjeras, poner a prueba su madurez. Proyectados hacia estos períodos febriles que, febriles que, en junio o septiembre, angustian a nuestros estudiantes, nada más inútil que ese saber memorístico, manualesco, convertido en fórmulas que sólo sirven para pasar la disparatada liturgia examinadora. Una juventud filtrada a lo largo de los cinco cursos de universidad y de los diez o doce de enseñanza primaria y media acaba maltratando su mente, sus ilusiones y pensando que el apasionante mundo del saber y de la ciencia es ese horroroso organismo de mediocridad, falso pragmatismo e ignorancia que, como manifiesto, ha frustrado durante siglos nuestras mejores posibilidades intelectuales.
lunes, 9 de marzo de 2009
Del tren
Os propongo un par de poemas suyos:
las torres de Trujillo
muertas se alzan.
¡Tierra, más hermosade ver, más dura
para trabajarla!
Un mismo musgo iguala
la piedra labrada por los dioses
de los ríos, la piedra
por los hombres labrada.
Otro:
Blancas son las avenas locas,
blanca la luna de la tarde.
Pero ¿son blancos? Pero no,
puesto que otros son negros,
los chamuscados cardizales,
por ejemplo, y esos grajos
o aquel sol que se anega
en lagunas de negra sangre.
Pero no, no que todos son blancos,
porque todos se dejan ver de balde,
¡río quieto, callados cerros,
sol caído y luna menguante,
locas avenas, quemas de rastrojo,
ovejas blancas, cabras de azabache!
Sólo los ojos que os ven son negros,
y eso nadie lo sabe.
Zamora- Salamanca, viaje que por cierto, contemplaré dentro de unas semanas.
A Trujillo fui el año pasado en Semana Santa.
Marsias y Cristo
Nación: demasiado romanticismo absurdo.
ANÁLISIS Y COMENTARIO DEL PROEMIO DE “LA CONJURACIÓN DE CATILINA” DE SALUSTIO
Creo recordar que este fue uno de los primeros trabajos que hice al entrar en la Universidad.
I FRAGMENTO, DESCRIPCIÓN, SITUACIÓN EN LA OBRA Y FINALIDAD
En general el exordio es el principio, el comienzo del discurso. La palabra griega proóimion, muestra mejor que la latina exordium (pues esta significa solamente “inicio”) que esta parte está colocada antes de pasar al verdadero argumento que ha de tratarse, bien porque se relacione con el término oime ,“canto”, y se refiera a los acordes que los músicos tocan antes de ejecutar una pieza, o bien porque aluda a óimos “camino, recorrido”, y el proemio sea entonces aquello que puede decirse antes de adentrarse de lleno en un argumento.
Podemos distinguir dos variantes en los exordios: tenemos el inicio, “principium”, en el cual el tipo de cuestión permitía pedir explícitamente al auditorio que fuera benévolo y atento; y la insinuación “insinuatio”, mediante la cual el orador o en nuestro caso, el escritor, intentaba introducirse subrepticiamente en el animo de los lectores, aludiendo apenas a los aspectos menos favorables y desplazando la atención hacia los puntos débiles de la tesis contraria. A la inversa, podía suceder que el proemio se utilizase como divagación, como tratando de hablar de otra cosa por parte de alguien que no tiene interés en abordar inmediatamente el asunto. La preceptiva del exordio contenía minuciosas relaciones de las medidas que habían de adoptarse para atraer la atención del receptor, para inducirlo a seguir los más recónditos razonamientos y a ser benévolos con el emisor. Estas medidas, también llamadas “fórmulas proemiales” son el iudicem benevolum, el docilem, y el attentum parare. Como ya hemos indicado la única finalidad de estas fórmulas es servir de intermediario entre el público y el asunto del discurso.
II. CONTENIDO Y TEMAS, ESTILO.
Nuestro historiador parece que pretende justificar que haya decidido escribir historia después de su carrera política, sin haber conseguido ninguna hazaña durante ésta, equiparando, quizá por ello, las tareas del héroe y del escritor. Además Salustio establece una distinción de dignidad y categoría entre las ocupaciones humanas cuando expresa desprecio por los trabajos del campo y el ejercicio de la caza y alaba la del escritor, y pretendiendo así que los todos los hombres (“omnis homines”) no pasen sus vidas en silencio. Esta búsqueda de la gloria de la fama es un tema constante en el prólogo, y Salustio nos mueve a ella, pero no del modo en que lo hacía Catalina, con la fuerza, sino que con el ingenio.
En definitiva, esencialmente, el de Amitermo lo que ansía conseguir con su prólogo es fundamentar a su personaje y justificar el haber elegido el tema de Catalina.
Todo esto podríamos calificarlo de caprichoso y decadente, pero también, no debemos olvidarnos, de original, pues la prosa latina había llegado a su perfección con Cicerón y César, y por lo tanto, sólo desviándose de éstos, podría hallar Salustio un hueco importante en la literatura latina.
III. ELEMENTOS RETORICOS Y PROCEDIMIENTOS FORMALES
Como ya indicamos la finalidad del proemio de
En las primeras líneas del texto salustiano hay evidencias claras de un procedimiento formal de tipo léxico antes mencionado llamado variatio. Salustio nos presenta a los seres humanos de varias maneras: primero emplea “homines” más adelante “virium” y finalmente pasa a denominarnos “mortalis”. Esta gran variedad de léxico, que diferencia a nuestro autor de otros genios de la prosa como Cicerón, lo que produce es un aumento del dinamismo y del ritmo de la lectura, intentando así que el lector no pierda interés en el tema de la monografía, a pesar de que el contenido del prólogo sea denso y por momentos bastante abstracto. Otro ejemplo muy significativo de variatio lo encontramos cuando Salustio hace referencia a los seres no humanos, pues para denominarlos emplea tres palabras latinas diferentes: “animalibus, pecora y beluis”. Podría reiterar la misma palabra, pero como la idea que pretende transmitir es la misma, emplea otras palabras, otros ejemplos, para tratar de hacernos mas leve, asequible y cómoda su adquisición y de que no dejemos de poner énfasis en la lectura del prólogo.
Pasemos ahora al gusto por el arcaísmo de Salustio. Pruebas de este hecho son las formas verbales como “coepere, subigere, transiere” de tercera persona del plural del perfecto de indicativo activo que aparecen no con su terminación habitual, en tiempos de Salustio, “-erunt” , sino con la arcaica “–ere” semejando ser, de este modo, infinitivos. Más ejemplos del arcaísmo salustiano en el proemio son el empleo del relativo sin evolucionar “quoique” o de palabras sin su esperada evolución como es “lubidinem” (libidinem).
Otro procedimiento formal muy característico de nuestro autor es el empleo, casi constante, del asíndeton, que pretende lo mismo que la variatio, ya que aspira a que el lector no disipe su interés por la monografía por motivos de extensión del texto o por abundancia de construcciones sintácticas complejas. La ausencia de conectores produce un aumento considerable del dinamismo del texto. Podemos encontrar ejemplos de asíndeton ya en el inicio del proemio, cuando Salustio afirma: “animi imperio, corporis sevitio magis utimur; alterum nobis cum dis, algerum cum beluis comune est”. Salustio explica, e intenta convencer a sus lectores, con gran claridad, y sin necesidad de un estilo “asianista” exagerado, cuál es la utilidad del cuerpo y del alma. Otro ejemplo lo encontramos en el apartado segundo del proemio: “Quae homines arant nauigant aedificant, virtuti omnia parent”. En este caso Salustio emplea tres formas verbales contiguas sin necesidad de establecer conectores entre las mismas, lo que provoca viveza en el texto. Un último ejemplo de escasez de conectores lo tenemos en el apartado tercero cuando nuestro autor expone su propia situación: “Nam pro pudore, pro abstinentia, pro virtute audacia largitio auaritia vigebant”. Aquí el asíndeton está combinado con otro recurso retórico como es la anáfora. Pero evidentemente no todo el prólogo está ausente de conectores, pues, en determinados momentos Salustio emplea varios nexos, casi llegando al polisíndeton, para de este modo resaltar todavía con más énfasis que, en otros momentos, no lo hace. Una prueba de este fenómeno es: “Quod si regué atque imperatorum animi virtus in pace ita ut in bello ualeret, aequabilius atque constantius sese res humanae haberent, neque aliud alio ferri neque Mutare ac misceri omnia cerneres”. El mayor empleo de conectores, resulta evidente en este caso.
Salustio, en otros momentos, estas diferencias las aprovecha de acuerdo con el contenido. Es decir, la forma del texto subraya su propio contenido, como en el ejemplo que explicaremos a continuación. Para exponer su idea de que la vida sin hazañas es inútil y que lo que realmente importa es dejar algo para que los demás nos conmemoren Salustio afirma: “quoniam vita ipsa qua fruimur brevis est, memoriam notri quam maxume longam efficere”. En esta oración tan cuidada podemos observar que Salustio juguetea con virtuosismo con la forma, con la elección de las palabras, y el sentido de la oración, ya que emplea un solo término para resaltar que la vida (pasada en silencio) es breve, pero utiliza “quam maxume longam”, sintagma bastante más amplio que “breuis”, para referirse a que nuestro recuerdo debe hacerse lo más duradero posible.
Otro ejemplo de esta relación de la forma y el contenido lo tenemos cerca del final del segundo apartado del prólogo, cuando Salustio se refiere a los mortales que pasan la vida “como peregrinos”. Explica: “quibus profecto contra naturam corpus voluptati, anima oneri fuit”. Debemos preguntarnos por qué motivo nuestro autor emplea en un primer lugar “corpus” que “anima” cuando en el resto del prólogo no lo hace en ningún momento, pues recordemos varios pasajes en los que aparecen ambos elementos: “sed nostra omnis vis in animo et corpore sita est” “Animi imperio , corporis seruitio magis utimur”.“Divorsi pars ingenium, alii corpus exercebant”. Como ya hemos adelantado, en todos los ejemplos aparece el alma, o el ingenio, antepuesta al cuerpo, pero en la oración que tratamos de analizar no ocurre así. Esto se debe al sentido de la oración, pues en ella se indica que para la mayoría de los hombres, en contra de la naturaleza el cuerpo les sirvió de placer, y que su alma fue para ellos una carga. Por lo tanto, Salustio, con gran agilidad, decide situarla al final de la oración dando más relevancia en este caso al cuerpo. Como advertimos Salustio se deleita con las formas sin dejar de lado en ningún momento, en este proemio, el contenido.
Otra prueba del exquisito formalismo salustiano es un recurso formal de tipo sintáctico, es decir, el paralelismo y las construcciones en quiasmo o retruécano. Existen multitud de modelos en el proemio: “animi imperio, corporis seruitio magis utimur; alterum nobies cum dis, alterum cum beluis commune est.” “Nam diuitiarum et formae gloria fluxa atque fragilis est, virtus clara aeternaque habetur ». “ Verum ubi pro labore desidia, pro continentia et aequitate lubido atque superbia inuasere”. “Nam pro pudore, pro abstinentia, pro virtute audacia largitio auaritia uigebant”. Por la abundancia de ejemplos es conveniente no incluirlos todos sino analizar pormenorizadamente alguno de ellos. Observemos con detenimiento el último de los ejemplos. Se trata de una construcción paralelística en la cual los elementos contrarios que la componen no están contiguos, sino agrupados sintácticamente por sus anáforas o por la ausencia de las mismas, siendo substituido, entonces, el primer elemento con la construcción “pro” (pudore) por la primera palabra sin tal comienzo “audacia”. Si tomamos como referencia de paralelismo el segundo ejemplo vemos como la construcción es más compleja que la anterior, pues en este caso existen dos sujetos (“gloria y virtus”) dos verbos (“est y habetur”) y dos atributos modificando a cada sujeto (“fluxa atque fragilis”) y (“clara aeternaque”) respectivamente.
Con este último modelo podemos iniciar el estudio de otro recurso retórico con mucha presencia en el proemio de
En el inicio del proemio tenemos quizás la más brillante muestra del avispado ingenio del de Amiterno, quien emplea una aliteración del fonema /s/ para referirse a que es necesario no pasar la vida en silencio: “Omnis homines qui sese student praestare ceteris animalibus summa ope niti decet ne vital silentio transeant , ueluti pecora quae natura prona atque uentri oboedientia finxit”. La abundancia del sonido silbante [s] es muy clara, sobre todo en la primera oración. También en el primer apartado nos encontramos con el empleo de una nasal /m/ para dar idea de “memoria”en “memoriam nostri quam maxume longam efficere”.
Ya en el segundo apartado del proemio tenemos una nueva aliteración con el sonido [m] que esta vez pretende dar idea de grandeza: “maxuman gloriam in maxumo imperio”. Nuevamente, una aliteración de este sonido, la tenemos en el final del tercer apartado cuando Salustio escribe: “ac me, quom ab relicuorum malis moribus disentirem”. En este caso no está demasiado claro el motivo del empleo de este sonido, aunque podríamos afirmar que lo que pretende resaltar con su empleo el autor es la idea de que habla de si mismo (me).
Volviendo al segundo apartado del proemio nos encontramos con una aliteración del sonido [t]: “etiam tum vita hominum sine cupiditate agitabatur”. El significado de la repetición del fonema /t/ podemos atribuirlo a que quizá el autor pretenda captar con este recurso retórico el significado primordial del verbo: “agitar”. Cuando agitamos algo los golpes de las cosas que están en el interior tendrían un sonido semejante al de una oclusiva según nuestro planteamiento.
Un último ejemplo de aliteración podría ser en el cuarto apartado la siguiente oración: “statui res gestas populi Romani carptim perscribere” donde Salustio utiliza las oclusivas [p] transmitir idea de ataques cortos y por partes, como los que el pretende hacer escribiendo por episodios la historia del pueblo romano.
Como habrán podido apreciar, no hemos incluido todavía en el comentario de los recursos retóricos referencia alguna a la descripción que hace Salustio de Catalina; pues bien, esto es consecuencia de que debido a la importancia de este retrato decidimos analizarlo detalladamente y por separado del resto del proemio. Lo primero que debemos advertir es su estratégico emplazamiento. ¿Por qué motivo Salustio lo incluye en el proemio y nos presenta a Catilina una vez expuestas las ideas morales en su prólogo? No podemos saber con exactitud a que se debe esta colocación pero quizá nuestro autor haya percibido que el prólogo era demasiado abstracto y decida situar la descripción en tal lugar para concretar en el proemio, para que no resulte demasiado pesado a los lectores y para que además le sirva, a la perfección, de enlace con el resto de la monografía. Y otro detalle importante es que Salustio describe a Catilina señalando si éste carece o posee la mayoría de los atributos o vicios que el refleja en su prólogo, siendo necesaria por lo tanto la posposición de su retrato.
En cuanto al contenido de la descripción tenemos que resaltar que Salustio, como otros historiadores antiguos, por ejemplo Heródoto, Tucídides o incluso el propio César, carece de una pretensión científica u objetiva para describir los hechos acaecidos, pues sabemos que nuestro autor, por sus afinidades políticas tiene una opinión de Catilina bastante adversa, que no oculta en ningún momento, exponiéndonosla desde el proemio. No debemos poner en tela de juicio la descripción de Salustio, pero si es preciso que tengamos en mente que Catilina era su enemigo y nuestro autor un ex político que domina el fraude y la prevaricación.
El que aparezca nada más iniciarse la monografía la descripción de Catilina no deja de ser un elemento retórico en el sentido de que el autor lo coloca en ese punto para tratar de convencernos desde un primer momento de la maldad y crueldad de la figura de Catilina.
En cuanto a lo que concierne a los elementos retóricos del retrato tenemos que destacar la brevitas con la que Catilina es descrito, que tenemos que relacionarla una vez más con el fenómeno del asíndeton, pues la carencia de conectores da vigor a las palabras y así la descripción resulta considerablemente más impactante. De este modo que la descripción comience “L.Catilina, nobili genere natus, fuit magna ui et animi et corporis, sed ingenio malo prauoque” no es casualidad. En esta primera oración también podemos observar que se vuelve a anteponer “animi” a “corporis”, ya que la frase resalta que tuvo gran fortaleza de alma y cuerpo, pero en las siguientes oraciones nos encontramos con “Corpus patiensi nediae algoris uigiliae supra quem quioiquam credibile est. Animus audax subdolus uarius(…)”. Tenemos por tanto una repetición de la situación anterior en la que se anteponía el cuerpo al alma por ser éste más importante para el individuo que es descrito que su “animus”. Conjuntamente con esta anteposición, lo que podemos destacar es el fuerte paralelismo de las estructuras sintácticas de esta porción de texto en la que se describe el cuerpo y el alma de Catilina de la misma forma pero con antitéticos atributos. En la descripción de su espíritu tenemos también “simulator ac dissimulator” que resulta ser un juego de palabras casi paronímico.
El gusto por la variatio lo vemos claro cuando el autor tiene que poner un epíteto al espíritu de Catilina. La primera vez que lo describe lo hace con el adjetivo “audax”, en cambio la segunda vez (tan sólo diez líneas después) emplea “ferox”.
Por último, y para terminar nuestro comentario formal de la descripción de Catilina, debemos aludir a un nuevo caso de paralelismo entre conceptos antitéticos justo cuando finaliza el proemio: “ut paulatim inmutata ex pulcherruma [atque optuma] pessuma ac flagitiosisuma facta sit".
IV. CONCLUSIÓN
Pues bien, la primera pregunta es realmente difícil de esclarecer. Sabemos lo que Catilina pretende, lo que busca con su prólogo, pero la verdad es que para justificar su deseo de escribir historia y para introducir el tema de la monografía, podría haber preferido un proemio con argumentos más transparentes y concretos.
Un planteamiento que podríamos seguir sería que nuestro autor opte por exponer estos conceptos abstractos e inconcretos en el proemio para intentar liberar de tales nociones al resto de la obra. De este modo el prólogo alberga el aparato moral e ideal de la obra dejando el resto de la monografía para los hechos concretos ocurridos durante la Conjuración de Catilina.
En cuanto a lo concerniente a la segunda cuestión, tenemos que decir que un texto con tantas aliteraciones, paralelismos, anáforas, etc., no puede ser de ninguna manera un texto sin pulir.
Meramente, lo que ocurre es que el aparato moral, las ideas genéricas del proemio tienen una significación tan universal y enredada a la vez que pueden dan lugar a determinadas repeticiones extrañas, pero quizás necesarias, para una mejor comprensión del texto. Prueba de esto es la perfecta estructura del prólogo, que primero trata temas generales, pasando después a ocuparse de la situación del propio Salustio, para alcanzar finalmente la descripción del protagonista de la monografía, que le sirve de enlace con la narratio.
Quizás no sea el mejor proemio de Salustio, pero no por ello tenemos que tildarlo de defectivo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
La poesía y mi padre
Mon père es una de esas personas que no lee nunca. Le pregunto y me dice que la lectura lo aburre. Lo que a mi me parece curioso es cómo no puede aburrirse sin leer. En verdad sí lee: periódicos. No sé qué prefiero. Me sorprendió mucho cuando encontré un libro dedicado a él en la estantería de mi casa que, como diría Hanks, parece una caja de bombones. Está escrito en la primera página de este libro de poesías:
El hombre no es más que una caña,
la más débil de la naturaleza; pero es una caña que piensa.
A Gerardo, por amable con afecto,
El libro se titula “Imperfecciones”: como se ha visto el que mi padre no lea no lo convierte en una mala persona, de hecho, es tan amable que un escritor le regala UN LIBRO. Le pregunté por la historia y me respondió que era un cliente bastante agradecido.
Mi teoría musical se incluye en ese libro:
Repleta está
la música moderna
de viejos y ancestrales
sonidos.
Mi preferido
No fue un imbécil
como para cambiar el mundo
pero tampoco quiso
que los imbéciles del mundo
lo cambiasen a él.
“Las flores del diablo”
martes, 3 de marzo de 2009
Pecando de “hibris”
Conozco a una chica que de verdad piensa que todo lo que dice
Viajes con Heródoto
Suele decirse que los libros cuando se prestan no se devuelven. No recuerdo ahora mismo la frasecilla de mi abuela. En mi caso, hace un año me prestaron unos libros. Hoy creo que voy a devolverlos. El uno es de Joachim Latacz Troya y Homero. Libro polémico y generador de controversia. Si a alguien le interesa saber si la guerra de Troya existió, si hubo un lugar llamado Troya, o conocer su emplazamiento, que lo lea porque todo cambió bastante, o eso parece, en esta última década. El otro ejemplar es Viajes con Heródoto de Kapuścinski. Este último es un libro que ayuda a cualquiera que se acerque por primera vez a Heródoto. Un ejemplo: Viajamos así durante más o menos una hora, el asfalto, malejo y roído todo él, se había acabado hacía tiempo y ahora el camino de tierra atravesaba el desierto, de vez en cuando aparecían junto a él unas rocas gigantes que parecían vaciadas en bronce . Junto a una de ellas giramos bruscamente a un lado y el conductor, después de recorrer aún unos metros, de repente detuvo el coche. Habíamos llegado a un talud en cuyo fondo brillaba en plata el Nilo, iluminado por la luna. El paisaje, pues, estaba reducido a su mínima expresión: el desierto, el río y la luna, que en aquel momento sustituían el mundo entero.