lunes, 19 de octubre de 2009

Domus Aurea

Tras el incendio del año 64 d.C. que destruye gran parte de Roma, incluida la Domus Transitoria que Nerón mandó construir al comienzo de su mandato, el emperador ordena la construcción de su nueva residencia imperial: la Domus Aurea. El propio nombre celebra el inicio de una nueva edad de oro de la que se hace garante el emperador, identificándose con Helios, el dios del culto solar oriental. Más que una residencia imperial, la Domus Aurea es una villa suntuosísima, una obra de arte arquitectónico en la que quedan perfectamente reflejadas la megalomanía y la extravagancia de Nerón. Tal como hicieron los soberanos helenísticos para la creación de sus moradas, Nerón ocupa gran parte del área urbana entre el Palatino, la Velia y el valle que más tarde ocuparía el anfiteatro Flavio, donde había un lago artificial , hasta el Celio.


Las descripciones antiguas nos demuestran mejor que los restos monumentales conservados en las laderas del oppio bajo las termas de Trajano, que la domus Aurea debía realizar en formas colosales (100 hectáreas) ese concepto de Villa Urbana que hemos visto justamente en las residencias opulentas desde la primera época imperial. Los arquitectos Severo y Celer transformaron la parte alta de la Vía Sacra en una grandiosa porticus miliaria de acceso al Foro, que culminaba en el vestíbulo dominado por la estatua colosal (120 pies de altura) de Nerón representado como Sol, mientras que en el valle inferior , entre bosques y jardines un lago artificial hacía de centro de los núcleos residenciales y de representación construidos en las laderas del Palatino, del Celio y del Opio en el lugar anteriormente ocupado por numerosos edificios públicos y privados que habían resultado destruidos en el incendio. La fachada porticada de la Domus Aurea se abría sobre el valle del lago artificial y tenía en su centro un gran patio trapezoidal; al oeste un patio con pórticos servía como perno para una serie de ambientes rectangulares, evidentemente residencia privada imperial; la zona entorno al patio hexagonal central, cerrado al fondo por un gran salón rectangular, presenta en los lados estancias con ritmo ternario, una central más importante y dos laterales menores; la zona al Este está dominada, en cambio, por soluciones curvilíneas y centrada sobre una gran sala octogonal cubierta con cúpula. En estas salas tan impregnadas de especialidad e ilusionismo, podemos captar bien el sentido mismo del gran cambio de gusto acaecido en la época neroniana en dirección a efectos barrocos y sensacionales y que hemos encontrado en la escultura y en la pintura contemporáneas. Sin duda el ambiente más sugestivo e innovador es la gran sala octogonal que mide unos 14m de ancho, cubierta por una bóveda abierta en el centro y rodeada en cinco lados por habitaciones dispuestas de forma radial; y los otros tres lados dan al pórtico. De la decoración interior se encarga Fabullo, según narra Plinio, que pintaba pocas horas al día siempre con la toga puesta, incluso estando en los andamios. Su decoración puede dividirse en dos partes: en los pasillos se aprecian pequeños cuadros con paisajes de breves y rápidas pinceladas,


con los que se alternan paredes pintadas con pequeñas figuras, flores, candelabros y pájaros sobre fondo claro. Las paredes de las habitaciones están decoradas con una pintura geométrica, que coloca las figuras sobre distintos planos, todo ello embellecido con mármoles y placas de marfil. La Domus Aurea, interrumpida por la muerte de Nerón, fue ampliada por Otón y habitada en parte por Vespasiano y Tito; substituida por la Domus Augustana de Dominiciano en el Palatino, fue destruida por Trajano para dejar espacio a sus termas.

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