lunes, 5 de octubre de 2009

El British alone

En mi segunda visita al British me detuve, esta vez sí, a contemplar las esculturas del Partenon. Sorprendentemente recordaba bastantes detalles, sobre todo de su temática. Las metopas simbolizan el triunfo del orden sobre la barbarie (luchas entre dioses y gigantes, hombres y amazonas, lapitas y centauros). Todo esto son metáforas para hacer hincapié en la victoria de los griegos sobre los persas en las famosas guerras médicas. El friso interior, es decir, el Friso de las Panateneas,

recoge la procesión en la que los atenienses entregaban como ofrenda y agradecimiento un nuevo manto a la imagen de Atenea. Los frontones se ocupan de los orígenes de Atenas: primero tenemos el nacimiento de Atenea (oriental) y por último el desafío de Atenea y Poseidón por el patronazgo de la ciudad en el frontón occidental. Al contrario de lo que opinan los expertos, mis ojos profanos no encontraron más interesante el friso de las Panateneas que el resto de las esculturas. Suele decirse que es un relieve bastante bajo en el que varios jinetes avanzan hacia la imagen de la diosa. En el movimiento de los caballos y los mantos vemos una compensación de agitación y serenidad, de modo que resulta una imagen dinámica, sin caer en el desorden. Los jinetes y efebos aparecen más bien heroizados, totalmente desnudos y con proporciones clásicas. No representan a personajes concretos sino a prototipos ideales de los ciudadanos atenienses. Personalmente mis esculturas favoritas del los frontones son, además del Dionisos, el grupo del ángulo izquierdo del frontón oriental, donde aparece el nacimiento de Atenea. Esta ocupado por tres figuras que se interpreta que son las diosas Leto, Artemisa y Afrodita.


Las figuras se adaptan a la forma del frontón de una forma fluida que queda muy lejos del estatismo de los frontones anteriores. Los volúmenes aparecen enlazados y las formas de los cuerpos de las diosas se dejan adivinar sensualmente gracias al tratamiento mojado de los famosos paños. Fidias supo recoger en el Partenón la interpretación que los atenienses y sobre todo el más ilustre de ellos, Pericles, dio a la victoria de los griegos sobre los Persas. Sus ciudadanos tienen conocimiento de sus fuerzas, conocen sus límites, que están, por un lado, en la pertenencia a la polis (cuyos ritos ancestrales se conmemoran en las Panateneas) y en reconocer la superioridad de los dioses. Las perfectas correcciones ópticas del Partenon demuestran el nivel elevado de sutileza y de refinamiento que alcanzó la Atenas del siglo V a.C. Por cierto, toda la vida se ha dicho que el Partenón es un templo Dórico con influencias claramente jónicas: ¿podría considerarse tal influencia como un guiño de Fidias y Pericles hacia la hermandad que los Atenienses quieren establecer con las ciudades de Asia Menor, las más amenazadas por la influencia Persa y quienes van a ser regidas por la propia Atenas en el futuro?

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