En prácticas de Literatura Comparada trataremos el tema de Fausto. Me propuse investigar un poco por mi cuenta para no parecer una tabula demasiado rasa. Había leído algunas partes hace tiempo del gran Goethe, del que me gustó su Viaje a Italia. En las postrimerías del XIX se representa en el Teatro Popular de Hamburgo (Volkstheater), Fausto. La obra fue realmente bien recibida por el público popular. Sólo cuando fue demasiado evidente que finalmente Fausto quería abandonar a la víctima de sus artes seductoras, Margaríta, en la prisión, se despertó su espíritu de contradicción. Los indignados espectadores empezaron a corear en alemán vulgar ¡Casorio!, ¡Casorio! Para exigir el matrimonio, y no pararon hasta que se improvisó un nuevo final para la primera parte de la tragedia, y Fausto pidió la mano de Margarita. La anécdota indica que no todo había sido bien acogido en Fausto. Pero, en cambio, a la vez demuestra el amplio efecto de una gran obra. Fausto, la tragedia de Goethe, es quizás la obra poética más trascendente que se ha escrito en alemán. Constituye el núcleo del acervo cultural alemán, sirve de cantera de citas para cualquier ocasión, ha sido parodiada, representada, interpretada, estudiada en los colegios, adaptada a cómic, y se le ha puesto música. Analizada una y otra vez. Tanto en el siglo XIX como a principios del XX, Fausto servía como figura ejemplar del pueblo alemán. Sin embargo, la mayor parte de las descripciones del “hombre fáustico” como encarnación del alemán no fueron correctas, tanto por lo que se refiere a la obra como a la realidad. Esto es válido para la exaltación germanista del XIX que proclama a Fausto como personificación de la jovialidad alemana y también para la apropiación del “hombre de acción fáustico” en el Tercer Reich, que bajo la retórica del “carácter activo varonil” oculta que la energía de Fausto provoca, en primer lugar, muchas desgracias. El argumento de Fausto se basa en la leyenda del alquimista y astrólogo alemán Dr. Fausto. Parece ser que este erudito vivió realmente alrededor del año 1500 e hizo, supuesta mente, un pacto con el diablo, movido por una desmedida sed de conocimiento. A partir de entonces, el Dr. Fausto se convirtió en un espectro que transitaba por la literatura y el folclore, personificando una desmesura y violación de los límites que repugnaba el designio divino. Las obras fáusticas de marionetas sobre la lucha entre el bien y el mal eran muy populares entre el público poco cultivado. Pero Fausto había existido en la gran literatura ya entes de Goethe: en el drama Doctor Fausto escrito por un contemporáneo de Shakespeare, Christopher Marlowe. Goethe escribió el primer Fausto con veinticinco años y finalizo la segunda parte de la tragedia a la digna edad de ochenta y dos años. Logró insuflar al argumento una multiplicidad de la que carecía hasta ese momento. Goethe empleó en la obra no sólo el saber enciclopédico de su tiempo, sino que también fusionó en ella una exuberancia rebosante de todos los estilos literarios. Inventó, creó, un personaje que pertenece a las grandes figuras de la literatura universal, en un sentido puro de la palabra y sin connotaciones de ningún tipo. Fausto es un titán, una figura de dimensiones sobrehumanas. Encarna un tipo de hombre que está impulsado por la sed de saber, que está dotado de una voluntad titánica y que se enfrenta a todos los obstáculos con una determinación inquebrantable. Fausto pugna contra los límites de la vida humana, contra las restricciones de la moral, contra las restricciones a lo que se puede saber y hacer; en pocas palabras, contra los límites del mundo y contra sí mismo.
jueves, 29 de octubre de 2009
Goethe Fausto. Toma de contacto.
En prácticas de Literatura Comparada trataremos el tema de Fausto. Me propuse investigar un poco por mi cuenta para no parecer una tabula demasiado rasa. Había leído algunas partes hace tiempo del gran Goethe, del que me gustó su Viaje a Italia. En las postrimerías del XIX se representa en el Teatro Popular de Hamburgo (Volkstheater), Fausto. La obra fue realmente bien recibida por el público popular. Sólo cuando fue demasiado evidente que finalmente Fausto quería abandonar a la víctima de sus artes seductoras, Margaríta, en la prisión, se despertó su espíritu de contradicción. Los indignados espectadores empezaron a corear en alemán vulgar ¡Casorio!, ¡Casorio! Para exigir el matrimonio, y no pararon hasta que se improvisó un nuevo final para la primera parte de la tragedia, y Fausto pidió la mano de Margarita. La anécdota indica que no todo había sido bien acogido en Fausto. Pero, en cambio, a la vez demuestra el amplio efecto de una gran obra. Fausto, la tragedia de Goethe, es quizás la obra poética más trascendente que se ha escrito en alemán. Constituye el núcleo del acervo cultural alemán, sirve de cantera de citas para cualquier ocasión, ha sido parodiada, representada, interpretada, estudiada en los colegios, adaptada a cómic, y se le ha puesto música. Analizada una y otra vez. Tanto en el siglo XIX como a principios del XX, Fausto servía como figura ejemplar del pueblo alemán. Sin embargo, la mayor parte de las descripciones del “hombre fáustico” como encarnación del alemán no fueron correctas, tanto por lo que se refiere a la obra como a la realidad. Esto es válido para la exaltación germanista del XIX que proclama a Fausto como personificación de la jovialidad alemana y también para la apropiación del “hombre de acción fáustico” en el Tercer Reich, que bajo la retórica del “carácter activo varonil” oculta que la energía de Fausto provoca, en primer lugar, muchas desgracias. El argumento de Fausto se basa en la leyenda del alquimista y astrólogo alemán Dr. Fausto. Parece ser que este erudito vivió realmente alrededor del año 1500 e hizo, supuesta mente, un pacto con el diablo, movido por una desmedida sed de conocimiento. A partir de entonces, el Dr. Fausto se convirtió en un espectro que transitaba por la literatura y el folclore, personificando una desmesura y violación de los límites que repugnaba el designio divino. Las obras fáusticas de marionetas sobre la lucha entre el bien y el mal eran muy populares entre el público poco cultivado. Pero Fausto había existido en la gran literatura ya entes de Goethe: en el drama Doctor Fausto escrito por un contemporáneo de Shakespeare, Christopher Marlowe. Goethe escribió el primer Fausto con veinticinco años y finalizo la segunda parte de la tragedia a la digna edad de ochenta y dos años. Logró insuflar al argumento una multiplicidad de la que carecía hasta ese momento. Goethe empleó en la obra no sólo el saber enciclopédico de su tiempo, sino que también fusionó en ella una exuberancia rebosante de todos los estilos literarios. Inventó, creó, un personaje que pertenece a las grandes figuras de la literatura universal, en un sentido puro de la palabra y sin connotaciones de ningún tipo. Fausto es un titán, una figura de dimensiones sobrehumanas. Encarna un tipo de hombre que está impulsado por la sed de saber, que está dotado de una voluntad titánica y que se enfrenta a todos los obstáculos con una determinación inquebrantable. Fausto pugna contra los límites de la vida humana, contra las restricciones de la moral, contra las restricciones a lo que se puede saber y hacer; en pocas palabras, contra los límites del mundo y contra sí mismo.
lunes, 26 de octubre de 2009
En plan
Siempre me llaman la atención ciertas expresiones que utiliza la gente. Recuerdo todavía a mis compañeras de piso diciendo un absurdo e insignificante “me parece mal que” ante cualquier noticia del telediario de Telecinco o Antena 3 (lo cual, en ocasiones, era muy comprensible)... Tantas y tantas veces lo empleaban que acabé por censurarlas, amablemente, claro. Les supliqué que cambiasen esa expresión tan personal por una tercera más ecuánime. Me complacieron porque, excepto algún que otro desliz, atendieron mi petición. Lo que ahora me planteo es dar un paso más, llegar a una escala mayor. Quiero acabar con el “en plan”. Soy consciente de que seguiría actuando como las viejas momias filológicas, es decir, continuaría ejerciendo de policía lingüístico (algo de lo que únicamente en contadas ocasiones debe disfrazarse un buen filólogo). En este caso mi fin justificaría, al menos, algunos medios porque el maldito, el imperialista “en plan” de la juventud actual, está acabando con millones de expresiones (más complejas de insertar tras el verbo “ser”) e incluso reduce el uso de las metáforas (¡y eso si que no, eso no!). Soy de los que digo que la lengua es un instrumento de comunicación. Procuro no corregir nunca a quien está hablando (muchas veces tampoco podría hacerlo), pero el en plan busca y encuentra toda mi irracionalidad, lo reconozco.
Algunos usos absurdos del “en plan”:
“¿Cómo era la película, Silvia? Era en plan, no sé, demasiado larga”
“Es que eso es en plan, venga, dame en la otra mejilla”
“¿Qué te pareció el libro Raquel? Era en plan el contrario del que leímos el trimestre pasado”
Los viajes de la luna
fue donde encontré un cuadro de Paul Nash que me gustó,
y mucho. Se llamaba “Los viajes de la Luna” (la de arriba es una foto ilegal y prohibida).
El cuadro planteaba una preciosa metáfora que consistía en que el espectador debería identificar en el fondo del cuadro la Luna que a través de unas complejas ventanas y paredes (o algo similar) se podía contemplar con las lámparas de las habitaciones que estaban atravesadas, en lo alto, por la parte superior, con la propia ventana lunar. Es gracioso que Nash compare la luna con una lámpara. Es una gran comparación. La luna “lux-ne” no tiene luz, al igual que una lámpara. Cuando la una no tiene electricidad la otra no tiene al Sol. La Luna y las Lámparas se encienden, además, en la misma parte del día, en la oscuridad.
Aquí supongo que encontraréis una explicación más "moderna, y seria".
¿Fotocopias U originales?
jueves, 22 de octubre de 2009
Propósito: lista de páginas web.
Arte
http://witcombe.sbc.edu/ARTHrome.html#Etruscanhttp://
http://vanth.perseus.tufts.edu/art&arch.html
http://harpy.uccs.edu/images/roman/html/temples.htm
Indoeuropeo
http://www.indogermanistik.org
http://www.fu-berlin.de/indogermanistik
http://www.uni-koeln.de/phil-fak/ifs/index.html
http://www.dla.utexas.edu/depts/lrc/iedocctr/ie.html
http://cofah.utsa.edu/drinka/pie/pie.html
Artículos
hodoi elektronikai (google)
(dominio de la universidad USC)
El teatro de Marcelo
Fue iniciado por César, en ejercicio de sana emulación frente al Teatro de Pompeyo, y lo terminó Augusto, a nombre de su sobrino y yerno, Marcelo, entre los años 13 y 11 a. C. Fue un gesto de piedad paternal hacia el príncipe fallecido unos años atrás. El Teatro de Marcelo es fruto de una meritoria labor de restauración y liberación de vecinos indeseables llevada a cabo entre 1926 y 1932. En la fecha de su edificación original, los romanos habían acumulado una experiencia de siglos construyendo teatros y anfiteatros de madera, no sólo en terrenos en cuesta, (como los griegos), sino en suelo completamente llano, de modo que la construcción de graderíos inclinados, sobre andamios de costillas radiales y ambulacros curvos, no encerraba ya secretos para ellos. Bastó con trasladar sus experiencias al hormigón y a la piedra, para que el edificio teatral en suelo plano, con la escena y la cávea en un solo cuerpo, y no en dos como los griegos lo hacían, pudiera figurar en su palmarés ingenieril. Travertino de la cantera del Barco es el material de fachada, el mismo que el del Coliseo. Y también como en éste las arquerías se revisten de los órdenes clásicos superpuestos, en este caso el dórico (toscano) abajo y el jónico encima. De este modo el edificio conserva la altura de 32,60 metros, que le había dado el arquitecto romano con una tercera planta en forma de ático ciego con pilastras corintias. La amalgama de arquerías y órdenes superpuestos seguía la tradición republicana del Tabularium y fue aplicada con acierto a las fachadas curvas de teatros y anfiteatros del Imperio cuando ya el dórico y el jónico tenían pocas aplicaciones en la arquitectura imperial, más afecta al corintio y a sus variedades.
El teatro reservaba a sus primeros visitantes un escenario que daría la pauta a seguir para muchos teatros imperiales. El enorme paredón del fondo del escenario se había convertido en una auténtica scaenae frons, ricamente articulada en salientes y nichos, y decorada con órdenes superpuestos de columnas exentas. La parte central, dividida en tres tramos, correspondientes a otras tantas puertas, servía de fondo a la tarima en que se movían los actores, y estaba flanqueada por dos aulas perpendiculares, de cabecera absidada y no visible desde la cávea. Ellas enlazaban la scaenae frons con los extremos del cuerpo del graderío y con la enorme exedra descubierta del porticus post scaenam, en cuyo centro ajardinado se alzaban las dos ediculas que reemplazaron a sendos templos derribados para hacer sitio al teatro, uno de ellos, según Plinio, dedicado a Pietas, el otro no sabemos a quién (¿Diana?). Debemos aludir para finalizar que la importancia de los ludi scaenici en las campañas electorales de la República tardía es cosa bien conocida y muchas veces repetida por las fuentes antiguas, y consecuencia de esta carrera política y popular es la proliferación de edificios para la editio de estos ludi como nuestro Teatro de Marcelo. Son pocos los vestigios con los que contamos, pero podemos afirmar que fue el teatro más grande y más famoso de su tiempo.
Bruckner: conservando recuerdos.
Nació el 4 de septiembre de 1824 y murió el 11 de octubre de 1896. La mayor parte de su vida la pasó en Austria, en un pueblo que dificilmente podemos encontrar en un mapa. Bruckner, al igual que su padre, comenzó trabajando de maestro de escuela. En el Austria de aquel tiempo, entraba dentro de las atribuciones de los maestros de enseñanza primaria la enseñanza de la música religiosa. El joven Bruckner recibió de su padre sus primeras lecciones de música. Después de la muerte de este último, Anton Bruckner entró como cantor en el monasterio de San Froilán, cerca de Linz, donde le enseñaron órgano, piano y violín. En 1840 comienza en Linz los estudios de maestro adjunto, pero sin abandonar sus estudios de órgano y teoría. De
En Linz, el horizonte musical de Bruckner se ensanchó: por primera vez pudo escuchar sinfonías y óperas. A lo largo de siete años estudió bajo la dirección de Sechter, recibiendo cinco certificados con una alegría infantil al cabo de este período de estudios. En 1861, Sechter llamó a su extraño discípulo: “un maestro en la materia”. Pero el complejo de inferioridad que tenía Bruckner no había desaparecido: todavía sería necesario un nuevo examen que fijara sobre el papel su capacidad y corriera con la responsabilidad de dicha certificación. En este momento, Bruckner conoció al director de orquesta de la Ópera, Otto Kitzler, ardiente admirador de Wagner, quien le inició en la morfología musical (Sechter se había limitado al contrapunto), en las Sonatas de Beethoven, y en el Tannhäuser. Esta ópera fue una revelación para Bruckner, marcando además el momento en que abordó sus primeras grandes composiciones: “Misa” y la “Primera Sinfonía” (1864-1866). En esta época encuentra a Wagner por primera vez, con ocasión del estreno del “Tristán”. El momento era crítico: una enfermedad nerviosa se había declarado repentinamente con crisis de melancolía e ideas de suicidio. Acababa de atravesar victoriosamente aquellas pruebas, cuando fue nombrado profesor del Conservatorio de Viena en sustitución de su viejo maestro Sechter. Antes de aceptar, dudó mucho tiempo, hasta que se le dijo que si rehusaba, se nombraría a un alemán. Bruckner no quería quemar sus naves: durante dos años le sería reservado su puesto de organista en la catedral de Linz. En Viena, el Estado le pagaría, además de su sueldo, un subsidio que le permitiría “escribir grandes composiciones sinfónicas”. Después de todas estas seguridades aceptó. Al cabo, Bruckner pudo pagarse un viaje a Bayreuth, donde mostró a Wagner sus Tres Sinfonías, aceptando este último la dedicatoria de
Aunque muy apreciado por sus discípulos (Nikisch, Mahler y otros más), la gran ingenuidad de Bruckner provocó en una ocasión un pequeño escándalo: sin la mejor segunda intención, se dirigió cierto día a uno de sus discípulos con una frase equívoca: inmediatamente, se desmesuró de tal manera esta imprudencia, que el hecho tomó caracteres de atentado contra la moralidad y las buenas costumbres. A pesar de que se demostró que el compositor, del cual se afirma: Nuncuam mulierem attigit, era sin duda inocente, los periódicos convirtieron este incidente en un acontecimiento sensacional. A partir de 1869, el organista Bruckner frecuentó con regularidad el extranjero (Nancy, París, Londres). Pero los éxitos obtenidos en el exterior no convencieron a los vieneses. Con motivo de la ejecución de la “Tercera Sinfonía”(1877), la sala, llena al principio, fue vaciándose poco a poco, no quedando al final más que unos diez oyentes. En nombre de sus condiscípulos, uno de los alumnos de Bruckner quiso ofrecerle una corona, pero el secretario de los Gesellschaftskonzerte se opuso terminantemente a ello. No obstante, Bruckner tuvo un consuelo: el editor Rättig le esperaba en un pasillo con el fin de prometerle la impresión de esta “Sinfonía”. Su primer gran éxito en Viena fue la ejecución de su Te Deum (1886). Aquel mismo año obtuvo
lunes, 19 de octubre de 2009
Recomiendo
Segundo, que todo pianista sepa tocar, y si puede, cantar, esta canción de REM. Nightswimming.
Domus Aurea
Las descripciones antiguas nos demuestran mejor que los restos monumentales conservados en las laderas del oppio bajo las termas de Trajano, que la domus Aurea debía realizar en formas colosales (100 hectáreas) ese concepto de Villa Urbana que hemos visto justamente en las residencias opulentas desde la primera época imperial. Los arquitectos Severo y Celer transformaron la parte alta de la Vía Sacra en una grandiosa porticus miliaria de acceso al Foro, que culminaba en el vestíbulo dominado por la estatua colosal (120 pies de altura) de Nerón representado como Sol, mientras que en el valle inferior , entre bosques y jardines un lago artificial hacía de centro de los núcleos residenciales y de representación construidos en las laderas del Palatino, del Celio y del Opio en el lugar anteriormente ocupado por numerosos edificios públicos y privados que habían resultado destruidos en el incendio. La fachada porticada de la Domus Aurea se abría sobre el valle del lago artificial y tenía en su centro un gran patio trapezoidal; al oeste un patio con pórticos servía como perno para una serie de ambientes rectangulares, evidentemente residencia privada imperial; la zona entorno al patio hexagonal central, cerrado al fondo por un gran salón rectangular, presenta en los lados estancias con ritmo ternario, una central más importante y dos laterales menores; la zona al Este está dominada, en cambio, por soluciones curvilíneas y centrada sobre una gran sala octogonal cubierta con cúpula. En estas salas tan impregnadas de especialidad e ilusionismo, podemos captar bien el sentido mismo del gran cambio de gusto acaecido en la época neroniana en dirección a efectos barrocos y sensacionales y que hemos encontrado en la escultura y en la pintura contemporáneas. Sin duda el ambiente más sugestivo e innovador es la gran sala octogonal que mide unos 14m de ancho, cubierta por una bóveda abierta en el centro y rodeada en cinco lados por habitaciones dispuestas de forma radial; y los otros tres lados dan al pórtico. De la decoración interior se encarga Fabullo, según narra Plinio, que pintaba pocas horas al día siempre con la toga puesta, incluso estando en los andamios. Su decoración puede dividirse en dos partes: en los pasillos se aprecian pequeños cuadros con paisajes de breves y rápidas pinceladas,
con los que se alternan paredes pintadas con pequeñas figuras, flores, candelabros y pájaros sobre fondo claro. Las paredes de las habitaciones están decoradas con una pintura geométrica, que coloca las figuras sobre distintos planos, todo ello embellecido con mármoles y placas de marfil. La Domus Aurea, interrumpida por la muerte de Nerón, fue ampliada por Otón y habitada en parte por Vespasiano y Tito; substituida por la Domus Augustana de Dominiciano en el Palatino, fue destruida por Trajano para dejar espacio a sus termas.
jueves, 15 de octubre de 2009
Lady from Shangai
miércoles, 14 de octubre de 2009
Ironía entre telas de araña
Pizarras anticrisis
martes, 13 de octubre de 2009
Pasos de Cebra
Pintura y prejuicios
*El volumen: aunque la pintura es bidimensional, las figuras pueden sugerir corporeidad gracias al claroscuro.
*La línea: permite reconocer unas determinadas formas: hay pinturas dibujadas con un trazo firme y cerrado, que quizas revelan una intención descriptiva. Otras en cambio poseen un trazo más abocetado y abierto lo que se interpreta con la imaginación o franqueza. La línea puede generar una estructura independiente o combinarse con otros elementos como el color.
*El color: este quizás sea elemento que más define una pintura. Existen grandes y diversas clasificaciones de colores. Debe tenerse en cuenta el color en relación con otros elementos de la obra.
*El espacio: en la pintura occidental, desde el Renacimiento a través de la perspectiva, de manera que la pintura se convierte en una especie de ventana que se abre a un determinado espacio imaginario. Pero, además fuera de esos límites cronológicos, así como en otras culturas hay formas distintas de sugerir el espacio, ya sea por procedimientos simbólicos, como en el arte medieval o mediante la superposición de planos, como en el cubismo (Juan Gris, Violín y Guitarra).
*La luz: recuerdo haber aprendido tres formas de iluminación posibles: la uniforme, que se distribuye por igual en todas las partes del cuadro: la dirigida, que sirve para destacar con mayor intensidad unas partes que otras, generando tensiones expresivas y dinámicas: y la que se relaciona con los planos de color, cuyos orígenes están en la pintura moderna.
*La composición: por último y para cerrar los rasgos formales la composición se refiere al orden armonioso de los elementos del cuadro. Existen composiciones cerradas, centradas en el cuadro, o abiertas, las que se expanden hacia los extremos y no convergen en el punto medio. Suelen distinguirse con facilidad esquemas compositivos (triángulos o diagonales) y líneas de fuerza, centrífuga o centrípeta, que tienden a sugerir movimiento o estabilidad.
Ahora, dejando al margen las formalidades, hay que destacar los aspectos que la gente considera más puramente estéticos, simbólicos y sociales. Tras la valoración pseudobjectiva de los aspectos anteriores podríamos pasar, por lo tanto, a un análisis de carácter más histórico-artístico. Podríamos inscribir o adscribir la obra en una corriente determinada ya que, salvo excepciones que ahora no se me ocurren, responde a un determinado gusto de una determinada época. Debemos atender asimismo a su función ya que un cuadro o imagen constituye un objeto cultural que tuvo en su tiempo, el que sea, un determinado papel personal o social. Toda pintura posee un significado histórico y como todo lenguaje artístico, siempre pueden existir más significados que los meramente derivados de su forma o tema. Las ideas abstractas que tan de moda estánban en 1920 (y que siguen estando) por ejemplo.
De Guatemala a Guate...
A finales de los años setenta parecía que las Neovanguardias, con sus nuevas maneras de expresión con trabajos en
miércoles, 7 de octubre de 2009
Tener o no tener una explicación
Hemingway nos expone ya en el título la diferencia entre las relaciones entre los hombres, dominadas tan a menudo por la cobardía, la hipocresía y asimismo por la absoluta insolidaridad. No me convence del todo y, en el fondo, soy de los que prefiero vivir con una duda y no con un mal axioma.
lunes, 5 de octubre de 2009
ABBA: La revolución Sueca
Id hacia el otro lado, nos dijo.
Evidentemente lo obedecimos y encontramos rápidamente la residencia. Todo iba viento en popa y al instante ya estábamos mi amiga y yo compartiendo nuestra twin, la 404. La residencia había sido muy barata y la verdad no estaba mal del todo sin contar el rancio olor de la cocina y el hecho de compartir baño con más gente cuando habíamos pagado lo contrario. No nos importaba demasiado. Pasaron cuatro días y conocimos a otra chica de la residencia que vive cerca de nosotros en Galicia. Ella fue quien nos informó una mañana de que nuestra querida Internacional House se había inundado. Por ello la recepcionista me detuvo a la entrada y me sugirió que deberíamos irnos a otra residencia propiedad de
Baker Street.
Tomamos el metro y paramos, eufóricos, porque sabíamos ya que la residencia era mucho mejor
que la anterior, en
Nuestra habitación compartida se convertiría en individual. El recinto lo protegían una serie de porteros (la mayoría de ellos personas negras y muy musculosas) que producían seguridad y nerviosismo a la vez. Todo era maravilloso. Teníamos habitaciones individuales en un piso 11, con baño propio y una cocina preciosa y nueva, sin haber pagado ni una libra más. Se suponía además que nos quedaríamos en esta residencia toda nuestra estancia. Maravilloso. Lo sabíamos. Demasiado, quizás. Lo extraño, por calificarlo de alguna forma, fue el poco talante del que hicieron gala los trabajadores de la residencia al dejarnos una notificación en el suelo del pasillo de nuestras habitaciones para informarnos de que nos invitaban a dejar su residencia ya que “tendrían que arreglar una avería y nos iban a dejar sin agua caliente tres días, al menos”. Milagrosamente nuestra residencia antigua y más barata ya había sido arreglada en apenas una semana, coincidiendo ¡casualidad! con el arreglo de la nueva y más cara. Evidentemente, como haría cualquier persona con marcado carácter peninsular, nos negamos a irnos. No está bien enseñar un caramelo a un niño y después robárselo. Decidimos quedarnos en nuestras habitaciones, pues ellos simplemente en la carta nos avisaban de que habían hecho el papeleo necesario para nuestro regreso a
El método consistía en irse muy temprano de la residencia (teníamos clase a las 9) y volver lo más tarde posible (en Londres eso es sobre las 10 o 10:30), y además solíamos pasar con auriculares por la zona del mostrador de recepción y sin girar la vista hacia el trabajador caza recompensas que nos buscaba. Tras la segunda bronca de la única componente del grupo que rompió la ley del silencio y dirigió la palabra con los recepcionistas el milagro del agua caliente se produjo de nuevo y pudimos ducharnos a gusto hasta el final de nuestra estancia londinense. La victoria fue celebrada. Perdimos la batalla, pero nos quedamos hasta el último día en
Basado en hechos reales
(odio escribir esta última frase: es solo un chiste)
El British alone
recoge la procesión en la que los atenienses entregaban como ofrenda y agradecimiento un nuevo manto a la imagen de Atenea. Los frontones se ocupan de los orígenes de Atenas: primero tenemos el nacimiento de Atenea (oriental) y por último el desafío de Atenea y Poseidón por el patronazgo de la ciudad en el frontón occidental. Al contrario de lo que opinan los expertos, mis ojos profanos no encontraron más interesante el friso de las Panateneas que el resto de las esculturas. Suele decirse que es un relieve bastante bajo en el que varios jinetes avanzan hacia la imagen de la diosa. En el movimiento de los caballos y los mantos vemos una compensación de agitación y serenidad, de modo que resulta una imagen dinámica, sin caer en el desorden. Los jinetes y efebos aparecen más bien heroizados, totalmente desnudos y con proporciones clásicas. No representan a personajes concretos sino a prototipos ideales de los ciudadanos atenienses. Personalmente mis esculturas favoritas del los frontones son, además del Dionisos, el grupo del ángulo izquierdo del frontón oriental, donde aparece el nacimiento de Atenea. Esta ocupado por tres figuras que se interpreta que son las diosas Leto, Artemisa y Afrodita.
Las figuras se adaptan a la forma del frontón de una forma fluida que queda muy lejos del estatismo de los frontones anteriores. Los volúmenes aparecen enlazados y las formas de los cuerpos de las diosas se dejan adivinar sensualmente gracias al tratamiento mojado de los famosos paños. Fidias supo recoger en el Partenón la interpretación que los atenienses y sobre todo el más ilustre de ellos, Pericles, dio a la victoria de los griegos sobre los Persas. Sus ciudadanos tienen conocimiento de sus fuerzas, conocen sus límites, que están, por un lado, en la pertenencia a la polis (cuyos ritos ancestrales se conmemoran en las Panateneas) y en reconocer la superioridad de los dioses. Las perfectas correcciones ópticas del Partenon demuestran el nivel elevado de sutileza y de refinamiento que alcanzó
El British
Lo primero que visitamos en Londes fue el Museo Británico, el British. Le dedicamos todo un día (y yo volví otro adicional). La primera sala impresiona, aunque a mi acompañante no le entusiasmó. El Enlightenment,
En la misma sala me fijé en una carta que un futuro arqueólogo enviaba a un colega de profesión. Era de 1818 y trataba sobre los jeroglíficos egipcios. Me sorprendió el poder entenderla en su mayor parte. Quizás sea verdad el rumor ese de que el lenguaje científico es casi latín también en inglés. La carta era del “scholar” Thomas Young, quien había estado trabajando en el desciframiento de los jeroglíficos desde que la piedra Rosetta había aparecido en el 1799. En el 1818 el escribió esta carta al padre de William John Bankes, quien estaba viajando por Egipto, pidiéndole ayuda. Éste lo animo a copiar las inscripciones con el nombre de los reyes y dioses para demostrar dónde y cómo encontrarlos. En la parte inferior de la carta añade los jeroglíficos sobre los que ha estado trabajando, con sus significados (la mayoría, según egiptólogos actuales, correctos).